DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Ruth Alemán, fontanera en Palma: «Me he sentido discutida por ser mujer y llevar herramientas»

Ruth Alemán lleva desde los 19 años trabajando de fontanera, ahora con 35 es dueña de su propio negocio en Palma

Se ha especializado en la fontanería con máquinas y es la jefa de tres profesionales hombres

8M en Mallorca | Ruth Alemán, fontanera y empresaria: "A veces desconfían de mí porque soy una mujer"

Manu Mielniezuk

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

Ruth Alemán se mueve como pez en el agua en un mundo de hombres, el de la fontanería. A día de hoy es empresaria y está al frente de su propio negocio, La fontanera de Palma, ubicado en la calle Camp Redó, número16. Es la jefa de los tres fontaneros -todos chicos- que realizan los servicios junto a ella. Alemán es casi una excepción en un mundo masculinizado. «Sé que no soy la única, me han dicho que hay alguna más, pero sí, somos muy pocas», asume.

Alemán se formó con su hermano cuando tenía 19 años, trabajaba para él. «Estuve hasta los 28, fue entonces cuando decidí tomar mi camino», cuenta. Fue determinante el hecho de convertirse en madre. «Tenía que buscar una estabilidad y un cliente muy importante de mi hermano fue quien me animó a establecerme por mi cuenta», explica.

Ruth Alemán, esta semana, frente a su negocio La fontanera de Palma | MANU MIELNIEZUK

Ruth Alemán, esta semana, frente a su negocio La fontanera de Palma | MANU MIELNIEZUK / M. Elena Vallés

"Todo lo que gané, lo invertí aquí"

Arrancó como autónoma. «Todo lo que gané, lo invertí aquí». Ruth aprovechó una buena oportunidad y compró el local que ahora es su centro de operaciones. «Hicimos la reforma, nos cogió en plena pandemia», recuerda.

En estos dos años se ha ido haciendo su propia cartera de clientes. Muchos fieles. «Alguno me ha dicho que después de que pasaran cuatro fontaneros distintos, yo sí le solucioné el problema. O una señora después de un servicio mío me confesó que a partir de ese momento sólo me quería a mí», celebra.

Cambiar la visión de la profesión

Ruth está convencida de que puede cambiar la visión que se tiene a veces de los fontaneros, «que si son poco serios con los horarios o poco cuidadosos». «Soy muy ordenada y lo tenemos todo pautado en la agenda. Si hemos de llegar tarde a algún sitio, marco mucho a mis trabajadores para que avisen a los clientes», indica. Todos sus fontaneros han pasado por una formación previa con ella. «Quiero que se hagan las cosas de una determinada manera también. Por ejemplo, detesto que se pongan las herramientas encima del fregadero del cliente. Nosotros vamos con nuestras propias toallas y las ponemos en el suelo. Sobre ellas colocamos las herramientas. Nunca sobre las baldosas», indica. La formación siempre se lleva a cabo in situ, con casos prácticos y las explicaciones teóricas. «Ahora estoy enseñando a un chico que viene conmigo a hacer los servicios. Cuando esté formado ya podrá ir solo», asegura.

Rechazo por ser mujer

La fontanera confiesa que alguna vez ha sentido rechazo por ser mujer: «Me han puesto en entredicho porque no se fiaban al verme mujer, me han dicho que lo que proponía hacer no era la solución y que lo iban a consultar con un familiar fontanero». Son casos que ha tenido que vivir, pero asegura que son puntuales, «un 5% de las ocasiones».

En estos momentos, la empresa de Alemán atiende entre cinco y siete servicios al día. «Aparte estamos en una obra tres veces a la semana y trabajamos para seguros».

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Manu Mielniezuk

Conciliación

La conciliación es lo más complicado para ella. «En esta profesión no hay horario. A la niña la deja en el colegio su padre, mi pareja, y también la va a recoger. Ahora sale más tarde porque está en la Federación de Gimnasia», comenta.

A pesar de que a ella le ha ido bien, Alemán considera que la suya es una profesión en la que se necesitan más hombres que mujeres «por la fuerza física y para ciertos trabajos como manejar la radial».

La fontanera se ha especializado en trabajos de fontanería con máquinas, «damos un servicio especial nosotros, por eso me gustan menos las obras». «Tengo camión cuba, máquina descalcificadora, localizador de fugas o una cámara para meter por las tuberías», enumera. «Por eso, la mayoría de mis clientes son fontaneros que no las tienen y que para reparar ciertas cosas las necesitan. Ahí es donde entramos nosotros», apunta.

Alemán considera que ha sido un acierto invertir en esta maquinaria, «ya que cuando he tenido momentos bajos de facturación, me ha dado de comer».

ENTREVISTA A LA FONTANERA RUTH ALEMAN.

ENTREVISTA A LA FONTANERA RUTH ALEMAN. / Manu Mielniezuk

Trabajos complejos

Esta profesional recuerda uno de los últimos trabajos complejos que ha realizado. «Había un atasco enorme en un wáter. Metimos una cámara por dentro y vimos una obstrucción de toallitas. Las sacamos, pero no fue suficiente. Adentramos la cámara a mucha más profundidad y dimos con el problema, un defecto de construcción: había un tubo dentro de la tubería».

La fontanera da vueltas a difundir sus servicios y su manera de trabajar en las redes sociales, quizá con vídeos, «pero tengo poco tiempo y también algo de vergüenza». Pese a ello, es consciente de lo positivo que sería poder visibilizar que una mujer también puede ser una gran fontanera.

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