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Tomás Melgar, director del aeropuerto de Palma: "Hay margen para crecer, pero también un límite que no vamos a superar"

El ingeniero aeronáutico explica que le reforma del aeropuerto le aportará más "fluidez al tránsito de pasajeros", "simplificará su distribución y recorridos" y aumentará sus estándares de calidad

Anuncia que este verano ya entrará en funcionamiento una parte del módulo A, el de los turistas británicos, y en noviembre se inaugurarán los nuevos filtros situados tras las líneas de facturación de equipajes

Tomás Melgar, director del aeropuerto de Palma: "El Ayuntamiento de Palma nos va a ayudar con presencia policial a solucionar el problema de las colas en los accesos"

B. Ramon

Miguel Vicens

Miguel Vicens

En su cuarto año al frente del aeropuerto de Palma, Tomás Melgar Noguera (Palma, 1969) afronta su reto más importante: la remodelación de la terminal, con la ampliación del edificio y un cambio en su distribución y usos, así como la reforma de los módulos A y D, el aparcamiento y la zona exterior de llegadas. Todo ello con un plan trazado para no perder capacidad operativa ni siquiera en verano.

¿Qué carencias o necesidades del aeropuerto aconsejaron la reforma que ahora se ejecuta?

Se llega a esa conclusión fundamentalmente por dos motivos. Por una parte, por la necesidad de adaptar los edificios a las nuevas normativas. Así instalamos los nuevos filtros en la segunda planta tras la facturación de equipajes. Y por otra, por la opinión de los pasajeros y los parámetros de calidad que vamos monitorizando día a día a partir de sus valoraciones. Los pasajeros y también las compañías quieren más pasarelas de embarque con fingers. Por eso el módulo A gana cinco y el módulo D otros tres, mejoras que suponen una mayor comodidad para el pasajero y a nosotros nos permite ser más eficientes. 

Y, ¿qué opinan los pasajeros sobre el aeropuerto de Palma?

La valoración más repetida es que se trata de un aeropuerto con un tránsito de personas muy elevado, un millón a la semana en temporada alta, pero a la vez eficiente. Nos exigen más espacio, más ocio, más aseos, más opciones de entretenimiento. Como cualquier empresa tenemos la obligación de mantener elevados los parámetros de calidad. En 2022 el Consejo Internacional de Aeropuertos nos otorgó el premio al mejor aeropuerto de Europa por la valoración de esos índices de calidad.  

Con la ampliación de la terminal y la de los módulos A y D y el nuevo edificio rampa del parking, ¿el aeropuerto se aleja de la imagen que le dio el proyecto de Pere Nicolau de 1997?

No, la base del aeropuerto es la misma y va a tener la misma imagen. La terminal se amplía hacia el norte con materiales similares, pero la estética no cambiará. 

¿Qué gana el aeropuerto con la reforma?

Mayor fluidez en el movimiento de pasajeros. La terminal de 1997 tenía el problema que el pasajero facturaba el equipaje y luego volvía sobre sus pasos para pasar los filtros de seguridad en la planta superior. Eso ahora se corrige con una ampliación de la terminal que aumenta las líneas de facturación en salidas y además coloca los filtros a continuación, lo que supone una ventaja clara. Además los filtros cambian radicalmente, pues incorporan una tecnología llamada ATRS de bandejas que retornan solas a la línea y que se bifurcan hacia otra línea si el equipaje de mano del pasajero merece una revisión tras pasar por los escáneres, sin detener la cola. Y también incorporan unas máquinas que se llaman EDSC que analizan el equipaje de forma tridimensional, sin necesidad de sacar los líquidos ni los dispositivos electrónicos de las maletas.

¿Cuándo se inauguran estos nuevos filtros?

En noviembre empezarán a montarse. Y posteriormente incorporarán otra tecnología, llamada body scan, que evitará que los pasajeros tengan que quitarse el cinturón o los zapatos al pasar por los arcos.

Este verano ya se abrirá una parte del nuevo módulo A y en noviembre se instalarán los nuevos filtros tras las líneas de facturación de equipajes, liberando la cuarta planta, donde crecerá la zona comercial con la terraza integrada

¿Y todas las novedades se van a ir incorporando de forma paulatina?

Sí. No estamos hablando de construir un nuevo edificio, terminarlo y cortar la cinta inaugural. Estamos cambiando la cocina del aeropuerto, por eso será un tiempo de muchos cambios provisionales con la obligación de mantener la operatividad. Este verano ya inauguraremos parte de la reforma del módulo A, el de los turistas británicos, que ya tiene su nueva pasarela de llegadas. Y en noviembre será un momento importante, porque se instalarán los nuevos filtros y se cerrarán los de la cuarta planta, que ganará espacio comercial e integrará la terraza. 

¿La reforma del aeropuerto acortará las distancias?

Milagros no se pueden hacer. Pero sí se han adaptado algunas soluciones en los módulos A y D, que ganan un nuevo acceso por la mitad de su recorrido en vez de por el extremo, como hasta ahora. El de Palma continuará siendo un aeropuerto grande, pero se ha intentado simplificar la distribución y hacer los recorridos más naturales y agradables.

¿Prevé que el sistema de reconocimiento facial de Aena que Vueling ha adapatado se pueda generalizar a otras compañías?

Muy pronto lo instalarán Iberia y Air Europa, ahora en periodo de pruebas. Es un sistema muy innovador y práctico porque permite pasar los filtros sin necesidad de mostrar la tarjeta de embarque y embarcar sin mostrar el DNI, pero supongo que la gente irá adquiriendo confianza poco a poco. Tenemos un plan para que el sistema biométrico esté presente en todas las puertas de embarque, además de en los filtros. Para el pasajero del modulo interislas, que repite mucho, puede resultar ser muy práctico. 

Finalizada la reforma, ¿tenemos aeropuerto para 25 años más?

Nunca se sabe a qué tendremos que adaptarnos mañana. Pero creo que son unas obras con bastante perspectiva de futuro.

Tomás Melgar, director del aeropuerto de Palma, en un momento de la entrevista concedida a Diario de Mallorcaa

Tomás Melgar, director del aeropuerto de Palma, en un momento de la entrevista concedida a Diario de Mallorcaa / B. Ramon

La temporada turística que llega

Esta semana se ha publicado que las compañías aéreas ofrecen de abril a octubre en el aeropuerto de Palma un total de 33,4 millones de asientos, con un crecimiento del 16% con respecto al año pasado. ¿Cómo evalúa ese crecimiento?

Es la oferta que las compañías realizan en el momento actual, sus reservas de slots, pero lleva a equivoco, porque se compara la previsión de este año con el dato real del año pasado. Para nosotros, la fecha clave es el dato de previsión de final de enero, cuando las compañías ya tienen sus previsiones claras, y ese dato lo comparamos con los del mismo momento del año anterior, con lo que el crecimiento sería de la mitad, del 8%, pero luego que se cumpla ese aumento depende de varios factores. Y es muy normal que las previsiones se moderen, como ya sucedió el año pasado.

Y qué le parece un crecimiento del 8% en el tráfico aéreo de la temporada turística?

Si se mantiene es muy elevado. Pero lo normal es que finalmente no se alcance. La tendencia actual es de crecimientos muy fuertes entre mayo y junio. Es decir, crecen las temporadas medias. Y, en cambio, no hay crecimiento en los meses de julio, agosto y septiembre

Entiendo perfectamente el miedo a la saturación, el turismo se está volviendo más invasivo, pero como aeropuerto no entramos en el debate, prestamos un servicio, no influimos en el consumo

¿Es esa la tendencia dominante de los últimos años?

Sí, el gráfico de la temporada antes era una montaña muy elevada en los meses de julio y agosto. Y ahora es una meseta que se va aplanando. Además, la estancia media se va reduciendo y se precisan más vuelos para las mismas estancias turísticas, mientras los residentes viajan cada vez más.

¿Qué puede adelantar de la previsión de vuelos de Semana Santa?

Que este año llega un poco adelantada. Y que el pico se producirá la semana posterior, con el inicio de la temporada y el aumento progresivo del número de operaciones hasta abril y mayo, cuando ya pasamos al crecimiento de la temporada alta.

Tomás Melgar, director del aeropuerto de Palma, en su despacho de Son Sant Joan.

Tomás Melgar, director del aeropuerto de Palma, en su despacho de Son Sant Joan. / B. Ramon

Operatividad del aeropuerto y límites de crecimiento

¿Entiende el miedo de la sociedad mallorquina a la saturación turística de la temporada alta y el debate sobre los límites del crecimiento?

Por supuesto que lo entiendo. Pero nosotros como aeropuerto no podemos entrar en él. Prestamos un servicio, no somos un fin. Siempre pongo el mismo ejemplo. La sala de cine no es el fin, es la película. Si la película es buena, el cine se llena. De lo contrario, está vacía. La sala tiene que ser cómoda, moderna y encontrarse en las mejores condiciones. Pero el público va a ver la película, no la sala. En el aeropuerto sucede igual. Durante la pandemia el aeropuerto estaba abierto y preparado, pero no vino nadie. No obstante, el modelo turístico está cambiando, es más invasivo, demanda más billetes, vuelos, movilidad. Pero nosotros prestamos un servicio, sin influir en un mayor o menor consumo.

El crecimiento del 8% que marcan las reservas de slots es muy elevado, pero todavía es solo una previsión. Se moderará, como ocurrió el año pasado

¿Conoce alguna sociedad que preste tanta atención a su aeropuerto como la mallorquina?

Pasa algo similar en las ciudades donde el aeropuerto es turístico y resulta clave para la principal industria de la comunidad. Estuve tres años dirigiendo el aeropuerto de Alicante y la sensibilidad es más o menos similar, pero quizá no tan acentuada como en Mallorca o Canarias, donde los turistas solo llegan por avión.

¿Tiene el aeropuerto de Palma algún factor diferencial, algo que lo distinga del resto de aeródromos españoles?

Es el aeropuerto que procesa una mayor cantidad de pasajeros con una única terminal. Y el que reúne una variedad más elevada de compañías aéreas. Podemos pasar un momento del día en el que todas las compañías que aterrizan o despegan son británicas y cambiar a compañías alemanas en pocos minutos. Lo normal es que una compañía concentre la mayoría de vuelos, como en Madrid lo hace Iberia o en Fráncfort Lufthansa. En Palma Ryanair opera el 25% de los vuelos, pero la segunda aerolínea solo alcanza el 11%. Y la variedad de aerolíneas es brutal, con una operatividad muy elevada. El año pasado más de 31 millones de pasajeros, un millón a la semana, con solo una terminal. Por eso lo que distingue a Palma es la operatividad que consigue, tanto para los pasajeros como para las compañías.

¿Tendrá alguna vez el aeropuerto una tercera pista?

No lo creo. Y no ha estado previsto en ningún plan de Aena, aunque en el pasado se haya podido debatir. Contamos con dos pistas, como el aeropuerto de Heathrow, el más grande de Europa. Es decir tenemos mucho margen de crecimiento. Pero también una capacidad limitada. Y no está previsto aumentarla.

El límite de 66 vuelos a la hora, con 33 despegues y 33 aterrizajes, ¿cuántos días se alcanza en verano?

Muchos. Los viernes, sábados y domingos de verano o estamos en el límite o muy cerca de él. 

¿Y cómo se trabaja en el límite, con mucho estrés y tensión?

Es nuestra capacidad máxima y estamos preparados para trabajar con esa intensidad sin problemas. Los conflictos pueden surgir cuando hay una huelga u otro tipo de incidencia y, por ejemplo, aterrizan 33 vuelos, pero no despegan otros 33.

El ingeniero aeronáutico mallorquín Tomás Melgar cumple su cuarto año al frente del aeropuerto de Palma

El ingeniero aeronáutico mallorquín Tomás Melgar cumple su cuarto año al frente del aeropuerto de Palma / B. Ramon

Nuevos protocolos de seguridad y problemas recurrrentes en el acceso al parking exprés

En materia de seguridad, ¿el aeropuerto está hoy más preparado para dar respuesta a una patera aérea como la de noviembre de 2021, con un aterrizaje de emergencia causado por una falsa emergencia médica y la huida de pasajeros por las pistas?

Sí, porque en 2021 sucedió algo inesperado que no estaba contemplado en los protocolos de seguridad. Y hoy ya se contempla. No puedo ir más allá porque los procedimientos de seguridad son discretos. Pero tras lo vivido en Palma, Barcelona y Roma se han tomado medidas en todos los aeropuertos.

¿La renovación de todo el vallado perimetral tiene que ver con esas nuevas medidas de seguridad?

No, ese cierre se renueva periódicamente, así como los detectores de presencia instalados. El sistema no está pensado para que la gente no salte de dentro hacia afuera, sino al revés. Pero el recinto tampoco es una cárcel. Para que fuera cien por cien hermético necesitaríamos a un ejército dando vueltas, pero no tendría ningún sentido. 

El parking exprés y las colas de coches que provoca en el acceso es un problema de seguridad vial que persiste, ¿hay alguna vía de solución?

El espacio del que disponemos en primera línea es limitado, sobre todo en verano, cuando el aeropuerto recibe de cinco mil a seis mil pasajeros a la hora. Es imposible que tengamos a todo el mundo en esa primera línea con el coche esperando, como sería igualmente impensable parar el coche en mitad de la vía en Jaime III o las Avenidas para aguardar la llegada un familiar. El parking exprés ofrece 15 minutos gratis, pero la gente debe saber que si llega con más antelación lo mejor es utilizar el parking general, con tarifas equiparables a las de cualquier parking público en Palma. Hemos hablado con el Ayuntamiento sobre este problema y se han comprometido a enviar a la Policía Local para que no se produzcan colas en los accesos. Hemos enviado guardias de seguridad, pero no tienen autoridad para obligar a los conductores a abandonar la cola en los accesos de llegadas.

¿Mantiene relaciones fluidas con las autoridades políticas de Balears?

Las relaciones son buenas. Con el Consell de Mallorca colaboramos en asuntos de promoción turística. Y con el Govern, a través de la conselleria de Movilidad, y con el Ayuntamiento de Palma, mantenemos contactos permanentes. 

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