OPINIÓN | Sustituir a Le Senne por Buades es una carnavalada; por Matías Vallés

Agustín Buades

Agustín Buades / Manu Mielniezuk

Matías Vallés

Matías Vallés

Los tránsfugas de ida y vuelta de Vox son los Monty Python de la política balear. En su deposición del pasado viernes, los cinco saltimbanquis confirmaban que era imprescindible decapitar a Gabriel Le Senne por haberse mostrado independiente en la presidencia del Parlament. Y lo ponían por escrito, sus antecesores hubieran mandado fusilar a quien cometiera un crimen similar de imparcialidad.

En el capítulo de ayer, emerge la figura imperial de Agustín Buades. ¿El Agustín Buades, incomparable campeón de la subvención? Cabe retar a la localización, incluso con la ayuda de ChatGPT, de un solo comentario en prensa o redes sociales que contenga el enunciado de que «esto lo arreglará Agustín Buades». O si hay que ponerlo más fácil, una frase del tipo de «A.B. sirve para algo».

Por fortuna, el calendario se ha aliado con Vox. La propuesta calenturienta de que el tamborilero Agustín Buades reemplace a Gabriel Le Senne viene disculpada por las festividades en curso, encaja como carnavalada. A cargo de los mismos PP/Vox que se burlaban de Baltasar Picornell, por citar el precedente de un presidente del Parlament ridículo y que encima se consideraba tan inteligente como elegante.

La pretensión relajante de rebajar la tensión con un aditamento cómico, o la demostración de que la derecha es tan frívola como la izquierda, no justifican la pantomima en curso. La facultad más decisiva y urgente que se le reconoce a Buades consistirá en ordenar que se cubran pudorosamente los pechos de las cariátides del Parlament, que quedan un poco zorras en el sentido eurovisivo de la palabra.

Siempre se puede empeorar, pero no siempre se puede empeorar tanto. Prohens solo ha necesitado una semana para enterarse de que su Govern está en llamas, y su sabia conclusión es que Vox le solucione también este problema. Atinada decisión, el PP debe suspirar para que la presidenta reciba una invitación a intervenir ya mismo ante la asamblea general de la ONU.

La irrupción de Buades demuestra que los cabecillas Idoia Ribas y Sergio Rodríguez se han carbonizado, hasta el límite de despertar cierta conmiseración. La historia de Balears no ofrece ni un solo tránsfuga inocente, los revoltosos deberían haber repasado la triste lista de los traidores previos. Si algo no vale la pena, al menos vale la pena hacerlo bien.

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