Dos personas que han recibido la eutanasia en Mallorca donan sus órganos y regalan entre 30 y 60 años de vida

El coordinador de trasplantes de Son Espases, Julio Velasco, revela que en 2023 han captado a 43 donantes, cifra similar a la de 2022

Dieciséis baleares han recibido un hígado frente a los 7 del año anterior

El coordinador de trasplantes de Son Espases, Julio Velasco, posa en uno de los pasillos del hospital de referencia.

El coordinador de trasplantes de Son Espases, Julio Velasco, posa en uno de los pasillos del hospital de referencia. / Manu Mielniezuk

I. Olaizola

I. Olaizola

Pocas acciones hay más altruistas y solidarias que donar tus órganos para que otras personas puedan permanecer más tiempo entre sus seres queridos. Pero el intensivista Julio Velasco, coordinador de trasplantes del hospital de referencia, al hacer balance de su actividad en este año que ahora termina, revela lo que podría considerarse el summum de esta generosidad: dos personas que iban a ser eutanasiadas por enfermedades neurodegenerativas terminales y dolorosas decidieron que tras ser ayudados a morir iban a donar sus órganos.

«Es algo que nos puso los pelos de punta y que demuestra que en el proceso de donación de órganos participa cada vez más gente», señala Velasco aludiendo a la colaboración del equipo encargado de realizar la eutanasia que, como marca la ley, debía ser ajeno al hospital de Son Espases en el que se realizó. Tras ser eutanasiados, entraron en juego el resto de profesionales para extraer sus riñones y sus hígados para otras personas.

«De ellos obtuvimos cuatro riñones y dos hígados que regalarán a otras seis personas entre treinta y sesenta años más de vida», subraya el coordinador de trasplantes que revela sin precisar la cifra que más personas en esta situación terminal que habían decidido donar sus órganos finalmente no pudieron ver cumplidos sus postreros deseos porque su estado empeoró de manera acelerada hasta hacer imposible la donación.

En términos generales, Velasco detalla que en este 2023 han captado a un total de 43 donantes, 26 de ellos en situación de muerte encefálica y los diecisiete restantes en asistolia (en parada cardiorrespiratoria controlada). Y que dos de ellos estaban en edad pediátrica, la situación más dolorosa para la familia y los propios sanitarios.

Gracias a su solidaridad se pudieron realizar 68 trasplantes renales y dieciséis hepáticos. El responsable resalta que esos 16 trasplantes de hígados suponen un importante avance de un programa iniciado a finales de 2021 y que en 2022, primer año completo desde su implantación, realizó siete transferencias hepáticas.

Desde su puesta en marcha a finales de 2021 con el primer trasplante hepático realizado en esta comunidad en su historia, se han realizado 24 intervenciones duplicándose en este último ejercicio las cifras de 2022, apunta Velasco, que confía en que cuando este programa esté a pleno rendimiento realizarán en torno a los 25 trasplantes anuales evitando a otros tantos baleares tener que desplazarse con sus familiares a Barcelona para esperar la aparición de un donante compatible.

Autosuficientes con la ECMO

Velasco, que se congratula de haber superado el reto de consolidar este reciente programa de trasplantes «profundamente complejo», también se ufana de haber alcanzado otro desafío: que Son Espases ya sea autosuficiente en el uso de la ECMO (máquina que suple las funciones del corazón y los pulmones) para la extracción de los hígados de los donantes. 

«Se ha visto que con el uso de la ECMO el injerto (del hígado) tiene una mejor evolución en el paciente trasplantado», detalla señalando que ahora los profesionales del hospital de referencia ya están formados en esta técnica y que no es necesario que reciban el apoyo de hepatólogos llegados de fuera.

Ya para concluir y como acostumbra a hacer, Velasco quiere reconocer la aportación de donantes que hacen otros hospitales de las islas, tanto públicos como privados y resaltando que estos últimos ya son capaces de remitirles donantes en situación de asistolia controlada.

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Entre los retos alcanzados en este 2023, el coordinador de trasplantes de Son Espases subraya un hecho no menos importante: la recuperación del programa de donante vivo. En este año que ahora acaba se han captado a cinco donantes vivos que no están contabilizados en las otras 43 donaciones solidarias de personas en situaciones incompatibles con la vida.

«Hemos vuelto a poner en marcha este programa porque no hay que olvidar que el mejor riñón es el que se obtiene de un donante vivo, sus riñones son perfectos», subraya recordando que una persona puede vivir perfectamente con un solo riñón.

«El año pasado (en alusión a 2022) no tuvimos ningún donante vivo», dice resaltando los cinco de este año, el último de ellos en fecha muy reciente, a finales de este mismo mes de diciembre.

Tras este éxito, Velasco se conjura para conseguir en este 2024 uno o dos donantes vivos al mes. «Es una opción más que presentan los nefrólogos para conseguir un riñón y cada vez hay más familias predispuestas a hacerlo», añade revelando que en las 22 donaciones de personas vivas realizadas hasta el momento en Balears predominan las realizadas entre familiares directos pero que también se han dado casos de donaciones de tíos e incluso de amigos, algo más habitual en las ciudades grandes.

En estas donaciones el médico intensivista subraya el papel que juega el ámbito judicial toda vez que un juez debe autorizar el llamado documento de cesión del órgano una vez que se haya cerciorado de que el donante ha entendido todo el procedimiento médico al que se va a someter. «Siempre nos han ayudado en todo», agradece para concluir Velasco. 

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