Trabajadoras sexuales alzan la voz en Palma: «La forma de acabar con el estigma de nuestro trabajo es la educación»

Cuatro prostitutas hablan de la «necesidad» de una ley para poder «normalizar» el trabajo que hacen, el modelo de Nueva Zelanda es su ejemplo a seguir

Las cuatro trabajadoras sexuales antes de la charla, Linda, Vera, Beyoncé y Pikara

Las cuatro trabajadoras sexuales antes de la charla, Linda, Vera, Beyoncé y Pikara / Guillem Bosch

 «Estoy cansada de tener que justificar por qué trabajo como prostituta, mientras un camarero o un panadero no se enfrentan a este tipo de escrutinio», así de contundente fue Pikara, trabajadora sexual, en una charla que se llevó a cabo ayer en la Universitat de les Illes Balears (UIB). A este evento organizado por el Ministerio de Igualdad, a través de un proyecto presentado por el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS), fueron cuatro mujeres que se dedican al trabajo sexual y compartieron sus vivencias. Todas ellas destacaron la intensa estigmatización que experimentan a causa de su profesión.

«Cuando alguien indaga sobre nuestra vida se asombran al descubrir que también vamos al cine, que tenemos pareja o que hacemos cenas con nuestras amigas. La sociedad tiende a imaginar que una prostituta debe llevar una jeringa en el brazo, lo cual representa la estigmatización que sufrimos a diario», indicó Beyoncé, otra de las ponentes.

«La única forma de acabar con estos prejuicios es la educación». Todas las mujeres de la charla coincidieron que «humanizar» a las trabajadoras sexuales es lo mejor para entender que su trabajo es algo «normal».

Las cuatro chicas antes del incio de la charla

Las cuatro chicas antes del incio de la charla / Guillem Bosch

Por otro lado, además de destacar la intensa estigmatización que se enfrentan a diario, ellas abogan por una legislación que reconozca su profesión. Como modelo a seguir, mencionaron a Nueva Zelanda, que en 2003 aprobó la Reforma de la Ley de Prostitución, con la que descriminalizaba el trabajo sexual y daba a las trabajadoras de este sector derechos equivalentes a los de cualquier trabajador.

«Exigimos derechos laborales para todas las mujeres que quieren ejercer de forma libre como trabajadoras sexuales; no estamos a favor del modelo de ‘barrio rojo’ como en Holanda, ya que esto solo intensifica el estigma y no promueve la normalización de nuestra profesión. Preferimos el enfoque de Nueva Zelanda, que nos brinda libertad para ejercer sin restricciones geográficas, sin ser confinadas a una zona específica, evitando así la formación de guetos. Esta ley te ampara si el cliente se quita el condón sin tu consentimiento o si ejerce un abuso de poder del que tú no estás conforme. Es crucial que las instituciones nos proporcionen protección», incidió Pikara.

Redadas policiales

Sobre seguridad habló Vera, que lleva 10 años siendo escort (trabajadora sexual de lujo) y explicó los problemas que tuvo en los países nórdicos con la policía. «He ejercido en 13 países, y en Islandia, Noruega y Suecia es donde más actividad he tenido y donde el trato hacia las trabajadoras sexuales es peor. Allí, los policías realizan redadas, y en una ocasión fui desalojada de un hotel en Suecia en plena madrugada. A pesar de la legislación abolicionista que se implementó en Noruega en 2009 y se extendió a otros países, no ha conseguido reducir la presencia de trabajadoras sexuales. Siempre habrá personas que opten por este oficio, y la prohibición no es la solución», argumentó Vera.

En el último testimonio, la moderadora de la charla, Linda, secretaria general de la Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS), decidió compartir con todas su difícil experiencia cuando le quitaron la custodia de su hija durante un período debido a su trabajo como prostituta. «No contamos con ninguna ley que nos proteja, y la sociedad no comprende que ser prostituta y madre es algo compatible. Inmediatamente, nos etiquetan como malas madres. Fue una experiencia dolorosa, y necesitamos que nuestra profesión sea reconocida y respaldada a nivel institucional», expresó con firmeza.

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