Jubilación del "mejor profesor de Geografía" de la UIB, Antoni Artigues: “Los mallorquines nos sentimos extraños en nuestra propia casa”

El geógrafo pone fin a los 67 años a una carrera docente extensa en la que ha querido trasladar la importancia de la duda a sus alumnos y alumnas

Antoni Albert Artigues.

Antoni Albert Artigues. / Joan Estrany.

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

Antoni Albert Artigues es otro de los profesores de los estudios de Geografía de la UIB que terminó el pasado 30 de septiembre su actividad docente. Este lunes sus colegas profesores le despidieron junto a otro catedrático histórico de los mismos estudios, Pere Salvà, quien también se desvincula de la actividad docente en la universidad balear.

Artigues es uno de los mejores profesores de Geografía en palabras de sus alumnos y algunos compañeros. Su preparación de las clases y dotes didácticas son aplaudidas y puestas como ejemplo. “Son comentarios abusadoramente generosos”, contesta. “No lo he sido, yo mismo he tenido mejores. Además, confieso públicamente que ya no me preparo las clases especialmente, los años te dan capacidad para funcionar en piloto automático. Lo que sí he procurado hasta el último día es estar actualizado con los problemas que nos rodean”, desvela. Las últimas asignaturas que impartía eran Recursos Territoriales Turísticos (en el grado de Turismo) y Geografía de la Industria (en el grado de Geografía), además ha sido el tutor y coordinador de los dos grupos de prácticas externas del grado. Ha ejercido la enseñanza en la UIB durante 34 años y dice adiós al campus a un mes y medio de cumplir 67.

Sus primeros intereses investigadores se centraron principalmente en el análisis de los transportes terrestres y con el tiempo se reorientó hacia los impactos urbanos del hecho turístico.

“Hay una cierta conciencia de que el sistema turístico que ha desarrollado la economía, la sociedad y la política de las islas de los últimos 50 años necesita una reconsideración y regulación que debe ser considerada entre diversos agentes”, sostiene. “Ahora bien, no se me escapa que hablamos de pequeñas reformas de una actividad que está inmersa en un sistema capitalista mayor, por lo que si quisiéramos ir al fondo de la cuestión debería abordarse el sistema económico en sí”, considera.

Antoni A. Artigues y Pere Salvà, en la fiesta de despedida por su jubilación este lunes en la UIB.

Antoni A. Artigues y Pere Salvà, en la fiesta de despedida por su jubilación este lunes en la UIB. / Joan Estrany.

Practicar la duda

Artigues defiende que durante todos estos años ha tratado de trasladar esencialmente a sus alumnos “que practiquen la duda, que no se fiasen ni de mí, que sean críticos; es decir, la formación universitaria tal y como me la enseñaron a mí”.

En estos últimos tiempos, el profesor reflexiona acerca de si los aspectos positivos del turismo realmente compensan a los más lesivos. De momento, su respuesta es la siguiente: “Mi conclusión es que no compensan a medio y largo plazo y sí a corto. Está claro que en Baleares, la inmensa mayoría de la población vive mejor en 2023 que en 1933. Pero pensando en mi nieto de 15 meses me entran las dudas de si él tendrá una mejor vida que nosotros ahora por el punto de saturación y extrañamiento al que hemos llegado”, expone.”Los mallorquines hemos llegado a tal punto que nos sentimos extraños en nuestra propia casa”, agrega.

Para Artigues, el quid de toda la cuestión, el nudo gordiano que va a tener mayor peso partir de ahora es el cambio climático. “Será decisivo. Se va a producir un cambio del entorno que dificultará mucho el modelo actual de explotación turística”.

El docente tiene serias dudas de que se tomen medidas para atajar los problemas. “Se continúa apostando por el transporte privado. Se harán intervenciones en la Vía de Cintura. El alto nivel de movilidad no se cuestiona. En Baleares hay más vehículos que personas”, subraya.

Consciente de que los geógrafos dan malas noticias, señala que ahora en otoño “tememos por una lluvia intensa, inundaciones y problemas peores. Hace mucho tiempo que advertimos de que debería reconsiderarse el urbanismo teniendo en cuenta las zonas de riesgo, pero no nos hacen caso.”, lamenta.

Las risas del profesor estallan cuando se le pregunta por qué sus compañeros le llaman Torquemada, que fue uno de los principales brazos ejecutores de la Inquisición. “Cuando preparábamos el Congreso de Geografía Urbana de la Asociación Española de Geografía elaboramos un libro y yo hacía de revisor, de corrector. Entonces me quedó ya este mote que algunos compañeros me asignaron. La edad da cierta ventaja: como has leído más, detectas más errores”, considera.

Ahora que se jubila, Artigues confiesa que tiene más labores por delante que horas. “Tengo que cuidar la casa, ayudar a mi hija con la crianza de mi nieto, practicar la fotografía, de la que soy aficionado, leer, pintar acuarela y escribir”. También están los amigos. Que le quieren mucho.

Profesores de Geografía de la UIB.

Profesores de Geografía de la UIB. / @GeografiaUIB