Fundador y consejero delegado de Unico Hotels | Entrevista

Pau Guardans: «Hay que ser muy cuidadoso con la gestión de los cruceros en Mallorca»

El hotelero cree que «pocos destinos afrontan con normalidad que desembarquen 8.000 o 10.000 personas a la vez con tres horas para moverse tres horas por el centro»

«Humildemente, me atrevería a recomendar que se proyecte isla hacia el mundo con el deporte y la cultura; hay muchas iniciativas culturales privadas y públicas y cuesta ubicarlas»

Pau Guardans inició su "colección" en Unico Hotels con una joya de la saga Guardans i Cambó.

Pau Guardans inició su "colección" en Unico Hotels con una joya de la saga Guardans i Cambó. / Miquel Coll Molas / Unico

Myriam B. Moneo

Myriam B. Moneo

El economista Pau Guardans i Cambó (Barcelona, 1965) fundó Unico Hotels, en 2004, con el Grand Hotel Central, que albergó la casa de su abuelo Francesc Cambó, ministro del reinado de Alfonso XIII. Su «colección» de lujo formada por seis de establecimientos —Madrid, Barcelona, Mallorca, Costa Brava y Buenos Aires— incluye en la isla los singulares Finca Serena, abierto en 2019, y The Lodge, inaugurado este verano.

Su primer hotel fuera de Madrid y Barcelona fue Finca Serena. ¿Por qué eligió Mallorca? 

Me encantaba descubrir paisajes de Mallorca, es un entorno que tenía ya conocido. Cuando decidimos explorar el terreno de ofrecer a nuestros clientes experiencias más relajadas fuera del ámbito de la ciudad, identificamos que en Mallorca había una oportunidad en el mercado del lujo. Tampoco son tantos esos destinos en España y Mallorca nos gustaba, lujo tranquilo, lujo elegante, lujo de hacer las cosas bien.

Este verano ha abierto las puertas The Lodge. 

Tenía que haber sido la primera y acabó siendo la segunda operación en Mallorca, en una finca de 157 hectáreas, entre sa Pobla y Pollença. El proyecto era complejo porque implicaba aprovechar la edificabilidad que tenía la finca en una espacio natural protegido, como la Serra de la Tramontana. La tramitación urbanística se demoró una barbaridad. Como ya nos hacía ilusión lo de tener un pie en Mallorca empezamos a seguir buscando mientras avanzaba. Encontramos un activo maravilloso que fue Finca Serena. Pudimos adquirir aquella finca, darle el punto que queríamos, y abrirlo primero y después conseguimos acabar con toda la tramitación urbanística y poder terminar la obra de The Lodge y abrirlo en julio. Estamos muy contentos, finalmente tenemos en Mallorca la huella que queríamos con productos que en parte se parecen y en parte no, y que complementan muy bien la experiencia de lujo que pretendemos ofrecer con el resto de la colección. 

«La tramitación urbanística de The Lodge fue un récord comparado con lo de Richard Branson en Son Bunyola»

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¿Por qué se demoró tanto la tramitación urbanística? 

He leído alguna cosa de Richard Branson... Lo nuestro es un récord de velocidad comparado con lo suyo, pero bueno, qué le voy a contar, Mallorca es compleja. Y las cosas pues no van quizá al ritmo que a algunos nos gustaría. Pero bueno, igual eso es parte del encanto. 

¿Abrirán todo el año? 

Apostamos por una temporada larga, no pretendemos ser hoteles estacionales. La prueba está en las ubicaciones que, aunque obviamente miran al mar, no solo contemplan el verano como temporada. Ofrecemos múltiples actividades: bicicleta, retiros de yoga, mindfulness, aventuras gastronómicas, vendimia, actividades alrededor de lavanda… La configuración de los hoteles, con una parte del equipo fijo discontinuo, nos condiciona un poco y cerramos también para aprovechar y hacer mantenimiento y conservación del activo, muy importante. La mayoría de los hoteles son de nuestra propiedad e intentamos tenerlos cada año mejor, y eso exige bastante inversión. El mes y pico que cerramos para esto no nos va mal.

«El lujo es como el gazpacho, cada cocinero tiene su receta. Pasa por respetar lo imperfecto»

«El lujo es como el gazpacho, cada cocinero tiene su receta. Pasa por respetar lo imperfecto». / Miquel Coll Molas

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 ¿Cómo ha ido la temporada? ¿Y con el emergente mercado norteamericano?

Ha sido buena en los dos hoteles. Quizá no tan optimista como preveíamos en torno a mayo. Agosto ha sido un poco más suave de lo que nosotros mismos preveíamos. Creo que ha sido una tendencia en el sector del lujo en Mallorca y en general en Europa. Seguramente, las altas temperaturas en los mercados emisores han hecho que la gente que realmente puede elegir dónde va haya optado por cambiar fechas. Hay una tendencia entre la gente que puede elegir cuándo descansa. Hacer vacaciones todos en agosto, cuando los aeropuertos están llenos, todo está lleno, tampoco es necesariamente la opción elegida. Estamos teniendo muy buen septiembre y tuvimos muy buen julio. La gente se reparte más durante el año. En cuanto a origen de los clientes, claro que hay americano, es una magnífica noticia. Pero el grupo hace un esfuerzo comercial importante, ya hace muchos años, en Inglaterra, Alemania, Francia y otros destinos europeos y son todavía la base fundamental de nuestros clientes. 

¿Por dónde irá su expansión? 

Alguien dijo una vez que cuando trabajas en lo que te gusta, dejas de trabajar. Y nosotros tenemos esa suerte. Cuando miramos un destino, nos tiene que gustar. Que los números pinten bien es una condición necesaria, pero no suficiente. ¿Cuál es el siguiente? Nos llegan bastantes cosas, pero nos tienen que divertir y ser de lujo. En España no veo que a priori vayamos a crecer más, será principalmente en Europa. Somos un grupo familiar e intentamos comprar los activos. La velocidad no es un objetivo, no somos una empresa de tamaño. El lujo nunca es un tema de difusión, hacer las cosas bien no exige grandes dimensiones y nos gusta cuidar los detalles y la experiencia. Iremos al ritmo que podamos. 

«Somos un grupo familiar e intentamos comprar los activos. La velocidad no es un objetivo, el lujo no es difusión»

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¿Por qué se hizo hotelero en 2004, después de haber pasado por la política?

No, no, no. Tuve el privilegio de que un personaje lamentablemente desaparecido, Josep Piqué, se fijara en mí cuando Aznar le nombró ministro de Industria. Él no estaba afiliado al PP entonces y yo no lo he estado nunca, y tuvo la imprudencia de proponerme que me fuera a ayudarle en el Ministerio de Industria. Tenía 29 años. Tuve un paso por la política apasionante, corto, de tres años. Estuve trabajando en Acciona y luego fundé con Antonio Catalán AC Hotels, un concepto bastante novedoso en aquel momento. En 2003 me tomé un tiempo para pensar que quería ser de mayor y decidí fundar mi propio grupo y hacerlo con un concepto completamente distinto. Nos autocalificamos como una colección de hoteles, cada una tiene su personalidad y ahí empezamos. Descubrí una mezcla de gestionar personas, experiencias, interiorismo, decoración, gastronomía, algo de finanzas...

¿Y la segunda generación?

Ahora ya, afortunadamente, estoy acompañado en la empresa por mis hijos que han decidido incorporarse. Lo tenían vetado durante los primeros cinco años de desarrollo profesional. Tenían que buscarse las primeras experiencias fuera de casa. Pero cada uno de ellos, al acabar ese periodo, han levantado la mano y han decidido incorporarse. Somos casi 500 personas en el grupo, es bueno que tengan esa visión de continuidad y de que el legado siga.

«Mis hijos tenían vetado incorporarse durante los primeros cinco años de desarrollo profesional»

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¿Cómo les ha ido la recuperación tras las pérdidas por la pandemia?

Fue terrible, dejando aparte la parte humana, murió mi madre. No hay nunca ningún buen momento para que te atropelle un autobús. No hay un momento bueno para que a una empresa le caiga una tormenta encima de esas dimensiones. No cambió el capital del grupo, sigo siendo el único accionista. Montamos una operación financiera con el Hotel Único en Madrid, que luego recompramos. Y pusimos en marcha la venta del Grand Hotel Central de Barcelona y nos quedamos con el management, con la gestión, y seguimos con un balance bastante saneado.

¿Qué entiende por hotelería de lujo? 

Esto es como el gazpacho, cada cocinero tiene su receta. El lujo pasó por un momento de mucho barroquismo. Incluso en el sector se generalizó un concepto que a mí no me gustaba nada, sorprender visualmente a los clientes. A mi entender es hacer las cosas de manera sencilla, que no quiere decir que sean poco pensadas. Respetar lo imperfecto y eso es bastante atemporal. Me gustan los hoteles que llevan diez o quince años abiertos porque ahí es donde se demuestra cómo las cosas están bien hechas. Me gusta mucho que nuestros hoteles sean de donde son. Por ejemplo, en Mallorca en el desayuno explicamos de dónde son las ensaimadas, los pasteles y las recetas, o la artesanía.

La conservación es primordial en su concepto de negocio.

El lujo tiene que ser verdad y auténtico, es lo que es lujo, una performance. Plantar diez hectáreas de viña en Finca Serena, eligiendo variedades autóctonas. Y en The Lodge tuvimos la ocasión de pensarnos un poco cómo queríamos completar un magnífico paisaje de almendros, algarrobos y olivos. Y se nos ocurrió plantar 10 hectáreas de lavanda; este año han sido ya bonitas, pero a partir de ahora serán un espectáculo. A mí me revienta cuando voy a un hotel que, por muy bonito que sea, podría estar en Melbourne, en Madrid, en Sídney o en Chicago. 

Mallorca se diluye en manos extranjeras. ¿Qué opina de limitar la compra de viviendas?

Fui presidente unos años de Barcelona Global [lobby de la sociedad civil] en un momento interesante, coincidimos con el mandato de Ada Colau. Hay un cierto adanismo en la política de pensar algunos gestores que lo que proponen empieza con ellos. Y es muy bueno buscar en el mundo experiencias comparables. Yo no conozco en el mundo ningún sitio en el que esa haya funcionado bien. 

¿Cómo ve hoy la política catalana, se siente cómodo con el Govern de Aragonés?

A mí me gustaría ver más presentes dos elementos que cuando existen permiten a los países avanzar más. Uno son los grandes consensos y el otro es la concordia. Las sociedades así avanzan más y mejor, y con las ganas de buscar acuerdo se va a ir más lejos. Ni en la política catalana ni en la española en general ninguno de esos dos elementos están hoy muy presentes. Debería ser posible que fuera compatible el que uno defienda una economía liberal o una visión socialdemócrata de la vida y a la vez ser capaz de llegar a puntos de consenso. Mi visión actual no es muy positiva.

«Ni en la política catalana ni en la española están muy presentes hoy el consenso y la concordia»

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¿Y qué opina de la política turística de las islas?

En Mallorca se están haciendo las cosas bastante bien. No hay más que ver la apuesta de lujo y el compromiso ambiental y de muchas otras cosas en casi todos los negocios de esta isla. O sea, que si uno mira los resultados, creo que las cosas se están haciendo bastante bien. Si, humildemente, pudiera dar alguna recomendación me atrevería a apuntar dos. Una de promoción, que la proyección de la isla hacia el mundo pivotara al deporte, tenis, bicicleta, golf… Por ejemplo, que la actividad ciclista que hay en la isla no tuviera que competir con los coches. Y hacia la cultura. Hay muchas iniciativas culturales privadas y públicas y cuesta ubicarlas, debería hacerse un esfuerzo por posicionar a Mallorca también como un destino cultural. Y como segunda recomendación —el turismo hay que gestionarlo, si no da consecuencias negativas— yo me atrevería a poner luz sobre el tema de los cruceros. Creo que hay que ser muy cuidadoso con su gestión y la de los destinos turísticos. Todos donde los cruceros tienen una actividad importante son destinos con graves problemas de masificación. Que se vean las cosas en la dimensión más amplia, no solo la actividad del puerto, lo que puede ingresar.

El Govern de Marga Prohens se abre a que vengan más cruceros. 

Es un sector con unas externalidades negativas altísimas desde el punto de vista medioambiental. Cuando llegan a puerto no apagan los motores y siguen generando CO2. Estamos haciendo todos un esfuerzo tremendo por manejar esos temas y resulta que tenemos en la puerta de casa casi centrales térmicas. Y desde el punto de vista de saturación del destino. Hay pocos que afronten con normalidad que de repente desembarquen 8.000 o 10.000 personas a la vez con tres horas para moverse por el centro. 

En Mallorca conviven el turismo de lujo con el de borrachera.

La isla no puede concentrarse solo en la crema del café, la parte de arriba de la pirámide. Pensar que el turismo de calidad solo es el de lujo es una simplificación absurda. Hay que gestionar bien la demanda en todos los segmentos, desde los hostels hasta el hotel más exclusivo. Si en Barcelona me hacen elegir entre un grupo de jóvenes que se alojan en un hostel para ir a una ópera del Liceo o un grupo de 15 americanos en un hotel de superlujo para una despedida de soltero, prefiero a los primeros. 

La isla ha estrenado Son Bunyola y el Son Net reformado, entre otros hoteles. ¿Cree que hay una sobreoferta de lujo?

No. El lujo llama a más lujo. Además, todas esas son propuestas de una dimensión bastante ajustada; las nuestras lo son. Esfuerzos de mucho compromiso, más que una modificación sustancial de las cifras de oferta en el destino. Posicionar a Mallorca en el segmento del lujo prémium ayuda y arrastra a lo demás y nos obliga a todos a hacerlo cada día mejor. 

«Me preocupa que el debate de la masificación sea igual a turismo y, por tanto, turismo sí, turismo no»

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¿Le preocupa el debate de la masificación?

Me preocupa cuando se convierte en masificación igual a turismo y, por tanto, turismo sí, turismo no. Esa ecuación es equivocada. El debate debe llevarse a qué hacemos, cómo se gestiona. Y en eso, como mencionaba antes, mirar al mundo y ver lo que han hecho los demás evita cometer errores ya consagrados.

¿Tiene algún buen amigo hotelero en la isla? 

Es difícil dedicarse al turismo en España y no tener algún buen amigo mallorquín. Por ejemplo, Simón Pedro Barceló, al que considero uno de los empresarios más brillantes en este país.

Entrada a The Lodge, el segundo establecimiento de Unico Hotels en Mallorca, abierto este verano.

Entrada a The Lodge, el segundo establecimiento de Unico Hotels en Mallorca, abierto este verano. / Unico

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