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Víctor Uwagba: «Soy afromallorquín, vivo aquí, trabajo aquí y moriré aquí»

Víctor Uwagba (Lagos, 1975) es uno de los mediadores más conocidos de Son Gotleu, con Cirer, Calvo o Isern. También es dinamizador y dramaturgo. Dos policías le obligaron a sentarse descalzo en el suelo a mediodía, sin una acusación específica, cerca de la escuela de su hija y cuando venía de jugar a pádel

Víctor Uwagba: «Soy afromallorquín, vivo aquí, trabajo aquí y moriré aquí»

Víctor Uwagba: «Soy afromallorquín, vivo aquí, trabajo aquí y moriré aquí» / B. Ramon

Matías Vallés

Matías Vallés

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Qué tal el pádel?»

Llevo 225 partidos con la aplicación Playtomic. Hace año y medio que lo practico, lo paso muy bien, me sirve para sudar y gestionar mis emociones.

¿Por qué le molesta que le llamen «persona de color», como hizo la Policía?

Los expertos en interculturalidad indican que el lenguaje es muy importante, y «persona de color» es un concepto obsoleto. Como se preguntaba el poeta senegalés Senghor, quién es de color entre un blanco y un negro.

¿No puedo decir que usted es negro?

Soy negro africano, hoy se dice persona racializada. Y también soy un fan de Nelson Mandela.

¿La Policía le obligó a quitarse los zapatos y los calcetines y a sentarse en el suelo?

Sí, a mediodía, delante del colegio de mi hija y cuando venía de jugar al pádel con una Bicipalma. Sin identificarme, me dijeron ,«¿a que te hemos detenido alguna vez?» Sentí una invasión de mi espacio, entré en shock.

Algo habría hecho, dirá un suspicaz.

Llegó un vecino en moto y me vio en el suelo. Le dijo a los agentes que «este hombre trabaja para la convivencia». Pude escuchar cómo le replicaban que «la gente de color lleva droga en la bolsa». Trabajo en esto y es un comentario racista, una falta de competencia intercultural.

Suerte que no se le ocurrió hablarles en catalán.

Pues mira, es un dato que no había querido sacar, pero a mi vecino le hablé en catalán, y creo que el agente también contestó en mallorquín. Ese no es el problema.

La Policía le acusa de montar un espectáculo en la calle.

Me sentí indefenso, quería entender. Gesticulo mucho como cuentacuentos y tengo esta voz profunda, empecé a tartamudear. Me sentí poca cosa, que me habían robado mi dignidad.

Usted también ha presentado una denuncia por trato discriminatorio.

He contado mi historia, que todo esto me ha pasado por el color de mi piel.

Sabe que la Policía tiene las de ganar.

Tienen presunción de veracidad, pero es un comentario que me ha hecho daño. Sé como profesional que las palabras de odio preceden a un crimen de odio. El lenguaje es una semilla que siembras en el corazón de los demás.

Y usted no es Vinicius, no le aclamarán.

Le digo una cosa, a raíz de Vinicius di un taller a jóvenes, titulado «Igualmente diferentes». También he trabajado con la fundación del Real Mallorca, porque todos tenemos prejuicios y hemos de trabajar sobre ellos, eso te ayuda a cuidar el lenguaje.

¿Aceptaría una disculpa policial?

Por mi formación como mediador, creo en la justicia reparadora y no en la retributiva. Hay que tender puentes.

Usted trabaja habitualmente con niños.

Con niños, con jóvenes como monitor de batucada y doy formación profesional en temas de interculturalidad. Estudié Derecho en Nigeria, aquí soy técnico superior de Igualdad.

Vox tiene un auge incontenible en su Son Gotleu.

Me sorprende, pero vivimos en una coyuntura política de extremismos. Por eso intento ser cuidadoso, porque no quiero que se utilice lo que me pasó para construir trincheras. Hemos de demostrar que somos más los que pensamos de manera diferente.

¿La situación de Son Gotleu es explosiva?

Nunca he empleado la palabra «explosiva» para referirme a Son Gotleu. La acción preventiva impide los efectos negativos. Hay que crear comunidad, y el que no quiera formar parte de ella y se incline por la delincuencia, que se vaya fuera de aquí.

Los enfrentamientos violentos en su barrio asustaron a España.

Da pena, pero es habitual en barrios como son Gotleu, Raval o Lavapiés, espacios donde concentras a mucha gente con recursos escasos.

Recuerdo al alcalde Mateo Isern en Son Gotleu, la primera visita de su vida al barrio.

Le acompañé en aquel recorrido.

Los inmigrantes radicales denunciarían su integración como sumisión.

Es una pregunta para un antropólogo. Llevamos una mochila, pertenecemos a ambas partes. Yo soy afromallorquín. Vivo aquí, trabajo aquí y tengo claro que moriré aquí.

¿Los disturbios de París son exportables?

Es mi gran preocupación, la intervención errónea de un agente en el centro de Son Gotleu puede encender una chispa de efectos inesperados. Es lo que quiero prevenir como mediador.

¿Lleva usted a los niños a la música por la percusión?

Los niños son instrumentos andantes, solo hay que captarlos para que se den cuenta de esa virtud.

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