La borrachera de los diputados

Hay algo peor que perder las elecciones, no saber qué hacer con el poder. El PP está desaprovechando el triunfo holgado pero insuficiente del 28M, por negarse a leer los resultados. Para postergar la investidura de Marga Prohens, esgrime un argumento etílico de primerísimo orden, disfrutar del Sant Joan de Ciutadella.

La festividad del solsticio posee un hondo significado cultural para los menorquines, pero los mallorquines solo saltan de isla para emborracharse. Dado que 57 de los 59 diputados del Parlament se controlan desde Palma, están reclamando su inalienable derecho a agarrar una buena cogorza, un ritual más importante que la investidura.

Dentro del género zarzuelero en que ha desembocado la constitución del Govern, la Obra Cultural sustancia la propuesta cómica de que la izquierda vote gratis total a Prohens. Su distinción entre PP y Vox es enternecedora, salvo que a continuación denigran un preacuerdo de gobierno firmado por PP y Vox. Es decir, por Prohens.

En cuanto al voto de la izquierda a Prohens, la Obra auspicia que la portavoz adjunta del PP de José Ramón Bauzá en el Parlament durante el TIL sea apoyada por los representantes de los ciudadanos decentes que se opusieron a aquella patraña. Deberían haber advertido entonces que, una década después, se postrarían ante los artífices del trilingüismo cañí. Mejor sería haber votado el 28M que humillarse ahora, la única esperanza vana es que la derecha acabe con la sociedad civil de pago. No ocurrirá,

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