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Entrevista
Educación Profesor de francés expedientado por poner sobresalientes

Yván Pozuelo: «Conmigo todos los alumnos tienen un diez porque nos olvidamos de las notas y nos centramos en aprender»

El docente de francés expedientado por el Gobierno asturiano detalla en Palma su particular metodología de enseñanza

Yvan Pozuelo: "Conmigo todos los alumnos tienen un diez porque nos olvidamos de  las notas y nos centramos  en aprender"

Yvan Pozuelo: "Conmigo todos los alumnos tienen un diez porque nos olvidamos de las notas y nos centramos en aprender" M. Mielniezuk

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Yvan Pozuelo: "Conmigo todos los alumnos tienen un diez porque nos olvidamos de las notas y nos centramos en aprender" Irene R. Aguado

Hace dos años, Yván Pozuelo publicó el libro ¿Negreros o docentes? La rebelión del 10 y concedió una entrevista en un diario local de Asturias, región en la que ejerce como profesor de francés. Allí empezó la «persecución» y «caza de brujas», como él mismo explica, por parte de la consejería de Educación de su comunidad, en desacuerdo con la particular metodología que sigue en sus clases. El docente, conocido —y expedientado— por poner dieces a todos sus alumnos, responde a las preguntas de este diario desde el Palacio de Congresos, donde se celebró ayer la primera jornada del encuentro de profesionales del sector turístico Mallorca Loves MICE, en el que Pozuelo protagonizó ayer una ponencia sobre la confianza en el trabajo en equipo.

Usted asegura que es exigente con sus alumnos, pero todos ellos tienen sobresalientes.

La ley establece unas enseñanzas básicas, cuya calificación máxima es el 10. Sin embargo, contempla que los mínimos exigibles se pueden adaptar por cada alumno; algo totalmente inviable para los docentes que tienen 30 o 40 estudiantes por clase. ¿Tienen los alumnos la culpa de eso? No. Conmigo todos tienen un diez porque en el aula nos olvidamos de las notas y nos centramos en aprender. El método tradicional, con exámenes, deberes y libros de texto, se remonta a una ley educativa de 1953, y estamos en el siglo XXI. Por supuesto que les exijo, pero de una manera diferente a la clásica, porque las facultades cognitivas no se pueden medir con cifras.

¿Ha puesto alguna vez una mala nota?

Por supuesto. Pero no era una mala nota, era la que se merecía el alumno. La pugna con la Consejería es porque ellos consideran que mis dieces son inmerecidos porque no cumplen con el esfuerzo del alumnado. Pero resulta que es todo lo contrario. Cuando a un alumno se le aconseja que se esfuerce para aprobar, y suspende igualmente, no se lo volverá a creer. Pierde la confianza. Ese es el timo del esfuerzo. Suspender elimina al estudiante, incluso de la propia sociedad, pero no lo motiva.

¿Cómo surgió la iniciativa de los dieces?

Un día, durante un ejercicio que hicimos en clase, me acerqué a una alumna que jamás había sacado un sobresaliente. Lo había hecho tan bien, que escribí un diez en su cuaderno. Su amiga, que estaba a su lado, y que era una alumna de dieces sistemáticos, la abrazó y se alegró casi más que ella. Estaba cansada de que devaluasen constantemente a su compañera.

Una de las novedades de la Lomloe son las notas sin cifras.

Parece que han dado un paso, pero es solo decoración para quedar bien. Al final, los profesores van a hacer la equivalencia entre el número y la expresión literal: un suficiente es un 5, un excelente es un 10, un insuficiente es un 4... Aunque lo transformen en expresiones, seguimos puntuando, y por tanto seguimos en una competición. Y la educación no se trata de eso.

Pero la competición entre alumnos puede incentivar su rendimiento.

No, para nada. La única motivación la tienen los que siempre sacan dieces, porque ellos tienen el sobresaliente y los demás no. Pero no tenemos que cambiar la metodología por unos pocos. Es más, hasta los mejores estudiantes de la EBAU (antigua selectividad) admiten que el sistema educativo está mal porque lo único que hacen los alumnos es vomitar contenidos. Si lo dicen hasta los mejores...

¿Está en contra de los libros de texto?

Por muy bueno que sea el libro, no tiene sentido que se use el mismo en Mallorca, en Asturias y en Sevilla. El libro no conoce al alumno, no se adapta a sus necesidades.

Pero hay conocimientos universales iguales para todos.

De acuerdo, dos más dos son cuatro, pero cuando sales de esas nociones tan básicas, se vuelve todo mucho más complejo. Hay que darle un sentido a esos conocimientos, aplicarlos en una realidad y un contexto. También estoy en contra de los deberes porque creo que no tengo que evaluar lo que hacen mis alumnos fuera del colegio. Cada uno tiene una vida distinta y no todos tienen el apoyo familiar que hace falta. Lo más curioso es que lo que sostengo se implementa mucho más en la privada. Pero claro, eso hay que pagarlo. Yo estoy en la enseñanza pública y quiero innovación educativa para todos.

¿Cuál es el sistema educativo ideal?

No hay ninguno perfecto, todos tienen que adaptarse a su contexto. La Lomloe, por ejemplo, llega 40 años tarde. Y lo digo en el sentido literal: lo que empezó a hacer la Unión Europea hace 40 años, lo iniciamos ahora en España. Y aplicar metodologías tan antiguas en educación... creo que no hay que seguir el modelo de ningún país en concreto, solo hay que entender el contexto de cada región y adaptarse.

Hace apenas unas horas de la noticia de la suspensión de la sanción que le impusieron. ¿Cómo lo valora?

Estoy contento, aunque es solo una pequeña batalla que no llega al fondo de la cuestión. La condena que propusieron para mi caso fue brutal, casi la misma que a un profesor que acosa a sus alumnas. Dicen que no entienden que un funcionario haga difusión de su mala praxis, pero obvian que llevo muchísimos años poniendo dieces a mis alumnos y nadie me había dicho nada hasta ahora. ¿Dónde están los que han firmado todas las actas de evaluación llenas de sobresalientes?

¿Ha iniciado una verdadera rebelión?

Tengo constancia de muchos profesores que siguen el mismo método que yo. Me han escrito desde Hong Kong, Costa Rica, Chile, México, Mozambique... para contarme que hicieron lo mismo que yo, aunque muchos desisten por la presión que tienen que aguantar. Eso es de lo único que estoy orgulloso en esta historia. Estoy dispuesto a perderlo todo, pero no voy a dejar que me pisoteen.

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