Ya sé que se preguntan dónde está el truco de nuestro avieso titular de hoy. En efecto, Francina Armengol está a solo un punto porcentual de Isabel Díaz Ayuso, en la cuota de población totalmente vacunada contra el coronavirus. Un 11,6 por ciento de Madrid frente a un 10,8 de Balears, según los datos sistematizados el jueves por el ministerio de Sanidad. Es decir, el gobierno negacionista madrileño inmuniza un diez por ciento más a sus ciudadanos que el Govern salvavidas.
Son paradojas ideológicas, el Pacto debería presumir de que Balears ha abandonado el farolillo rojo de la vacunación estatal, orgullosamente mantenido durante los cinco meses de la vigente campaña. Está ligeramente empeorada por Murcia (10,6%), y tiene al alcance de la mano a Canarias (10,9%), además de Madrid. Los salvavidas deberán explicar por qué Asturias se halla en el 20,3 y Galicia en el 18,5. Nos doblan, y se suponía que nuestro futuro no dependía del toque de queda más duro, sino del maduro índice de inmunización.
Eso sí, Balears fue la más rápida en vacunar a su obispo bajo palio, así como a los asaltacolas del IB-Salut que se apropiaron indebidamente de vacunas destinadas a otras personas. Fueron emotivos los homenajes a la vacunación fraudulenta episcopal, pero eché en falta un racial «monseñor, vacúnese usted antes que yo, que mi madre, que mi hijo». A propósito, ninguno de los exculpadores de la inyección de monseñor extendió su perdón a los espabilados socialistas. Tampoco los beneficiarios del PSOE celebraron el bautismo vacunal del inquilino catedralicio. Los míos, con razón y sobre todo sin ella.
Díaz Ayuso colocó en el número dos de la lista electoral a su consejero de Sanidad, el doctor Enrique Ruiz Escudero. Es decir, presumió de y ganó con su gestión sanitaria. ¿Será Patricia Gómez la número tres de Armengol en las autonómicas? Significaría el refrendo entusiasta a su política sanitaria, la única desarrollada durante esta legislatura.
Los partidos minoritarios del Pacto denigran los escritos a su juicio insultantes de la Abogacía de la Comunidad, en manos de la exdiputada socialista Lourdes Aguiló y a menudo dirigidos contra la Oficina Anticorrupción en todos los sentidos. (En efecto, la traducción es que los socios del PSOE no se atreven a expresarle su disgusto al Consolat, y confían en que lo reciba a través de esta página. El periodismo como servicio público). A propósito, el Zar Far Anticorrupción ha incorporado a su Oficina a Patricia Bárcena, una influencer de marketing que tiene por objetivo el «lanzamiento en redes sociales y soporte de comunicación» del organismo. Le sobrará el trabajo, si ha de restaurar una imagen bombardeada por la nomenklatura funcionarial de la comunidad.
Cuando el ayuntamiento de Campos malgastaba dinero público para pleitear a favor de la construcción de los chalets de ses Covetes, por motivos tan evidentes como inconfesables, llegó un momento en que el austero Tribunal Supremo abroncó a la institución municipal por su celo en defender una causa que debía serle indiferente. La ferocidad de Escorca al promover la urbanización de es Guix junto a Lluc debería movilizar las mismas suspicacias, dado que obedece a idénticos motivos. El Tribunal Superior sigue fallando a favor del Consell, presidido entonces por Armengol. La agilidad izquierdista en interrumpir la profanación de la montaña sagrada, frente a la pasividad permisiva ante la desfiguración del monstruoso Petit Deià, componen la mejor estampa del giro progresista a lo largo de la última década.
La nula influencia de nuestros empresarios y políticos en Alemania se compensa con el impacto de Laura Galmés Schwarz, la experta en branding y comunicación que ha realizado el muy celebrado vídeo conmemorativo del Día del SPD, que tiene lugar hoy mismo. El Partido Socialdemócrata le ha encomendado su resurgimiento a una mallorquina.
La casa que Robert Lewandowski ha adquirido en Santa Ponça me parece admirable por horrorosa. Los 3,5 millones desembolsados solo se justifican desde el punto de vista estético si el goleador piensa proceder a su inmediata voladura.
Reflexión dominical definida: «A todo le llaman derecha y a cualquier cosa le llaman izquierda».
