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El nuevo presidente del TSJB: El juez que va a trabajar en bicicleta

Carlos Gómez asume la presidencia del Tribunal tras una brillante trayectoria

El nuevo presidente del TSJB: El juez que va a trabajar en bicicleta

Al juez Carlos Gómez, el nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia, no le atraen los grandes lujos, porque es de esas personas de gustos sencillos y de viejas costumbres. Cada día, salvo que llueva, va a trabajar en bicicleta porque le resulta más cómodo para moverse por la ciudad. No nació en Mallorca, pero se siente muy mallorquín. Nació en Madrid casi por accidente, porque llegó a la isla cuando tenía dos años. A su padre, notario, lo enviaron a Artà y allí desarrolló toda su juventud. Estudió en Manacor y más tarde en Palma, hasta que tuvo que trasladarse a Madrid para cursar la carrera de derecho, su pasión a la que ha dedicado su vida. Y es que si algo le obsesiona a este juez por encima de todo es defender al más débil.

El nuevo presidente del TSJB asume este cargo cuando ya ha cumplido los 63 años de edad. Su barba, ahora más poblada que antes, se ha ido emblanqueciendo a medida que ha ido alcanzando una mayor sabiduría jurídica. No en vano, tiene conocimientos más que suficientes para formar parte de cualquier tribunal, incluso el Supremo, pero está tan a gusto en la isla que ha preferido desarrollar su carrera en Mallorca. Gómez se vistió con la toga de juez en el año 1982. Apenas necesitó un año y medio de estudio para aprender los temas de oposición, aunque reconoce que en ese momento era más fácil aprobarlas porque no se presentaba tanta gente. Su primer destino fue Girona, en Santa Coloma de Farners, y pronto llegó a Barcelona siendo magistrado. Quería llegar a Palma y consiguió plaza en el juzgado de instrucción número 2. Eran tiempos del narcotráfico y por delante de su mesa desfilaron traficantes y también víctimas de este oscuro negocio, a las que intentó ayudar con los pocos medios que tenía. Sin embargo, se le presentó la posibilidad de entrar en la Audiencia y la aprovechó. Pasaba de un juzgado penal, a un tribunal civil, al que además iba a presidir. La Sala Tercera llegó a marcar una página muy importante de la reciente historia judicial de Balears, con Gómez a la cabeza, pero acompañado de sus colegas Guillem Rosselló, Rosa Rigo y Catalina Moragues, todos ellos ya jubilados.

Como muchas personas, Gómez ha pasado momentos personales muy dedicados, que le obligaron a vivir unos meses en Burdeos. Cuando habla de esta época siempre agradece el esfuerzo que se realizó desde el Consejo General del Poder Judicial, y en concreto de la que fue vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, para solucionar su situación. Se aprovechó su presencia en Francia para que pudiera estudiar el sistema de formación de los jueces. Esta experiencia, que no fue fácil por las circunstancias, le sirvió para que en el año 1999 se pensara en él para ser director de la Escuela Judicial. Hacía poco tiempo que el CGPJ había asumido la formación de los magistrados y era un reto al que el juez mallorquín no podía renunciar, aunque ello supusiera abandonar momentáneamente la isla. Fueron tres años muy intensos, porque era una escuela recién creada y su director apostaba más por la práctica que por la teoría. Muchos de los jueces que hoy ejercen en España han pasado por la aula de Gómez.

Al formar parte de la asociación Jueces por la Democracia, de carácter más progresista que conservadora, cuando Aznar llegó al poder y el PP asumió el control del Poder Judicial, Gómez fue cesado, pero tampoco fue un drama. Regresaba a su antiguo destino en Mallorca y volvía a estar con sus compañeros.

El nuevo presidente del TSJB conoce de cerca la dificultad que representa gestionar la justicia en la isla, por la falta de medios que ha venido sufriendo durante años. Su experiencia de once años como presidente de la Audiencia de Balears le servirá en su nuevo cargo, que le obliga a conocer las carencias y las necesidades que precisa el sistema judicial de las islas para dar el servicio que se le requiere. No es hombre de levantar la voz y siempre apuesta por el diálogo. Eso sí, en ningún caso aceptaría una orden con la que no estuviera conforme, porque defiende la independencia judicial por encima de todo. Gómez cuenta con la admiración de sus compañeros jueces y confían en que sea capaz de convencer en Madrid que los juzgados de Balears necesitas medios para poder dar un buen servicio. El cargo no parece que vaya a cambiarle, que seguro que seguirá acudiendo a trabajar en bicicleta.

Un auto que cambió el sistema procesal

El nuevo presidente del TSJB, siendo juez de instrucción en Palma, tuvo la valentía de presentar una cuestión ante el Tribunal Constitucional. No consideraba lógico que el mismo juez que instruía un delito leve, después se encargara de celebrar el juicio porque vulneraba el principio de imparcialidad. El Constitucional le dio la razón y a partir de ese momento los jueces de instrucción dejaron de juzgar y se crearon los juzgados de lo Penal. Fue una decisión que cambió el sistema procesal de todo el país. En los últimos años Gómez ha estudiado en profundidad los derechos que asisten a los consumidores.

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