El toque de queda continuará en Balears o será suspendido en función de cómo evolucionen los contagios por covid. El Govern lo decidirá a partir del lunes día 9 de noviembre, la fecha anunciada ayer por el Gobierno de Pedro Sánchez para dejar en manos de las comunidades autónomas la última palabra en sus territorios sobre la restricción impuesta con el nuevo estado de alarma. La portavoz del Ejecutivo central, María Jesús Montero, explicó que son los presidentes autonómicos y no el líder del Gobierno quienes tendrán que encargarse de rendir cuentas del estado de alarma en su respectivos parlamentos, ya que son las autoridades competentes delegadas para aplicar las limitaciones en la lucha contra la pandemia.

Hasta entonces, el estado de alarma aprobado el domingo da como margen añadir o restar una hora al inicio y la finalización del toque de queda en cada región, como hizo el lunes la presidenta de Balears, Francina Armengol. Tras las protestas de los sectores de la restauración y la cultura, el Consell de Govern decidió pasar de las 23 horas a la medianoche la obligación de cerrar todo tipo de actividad y permanecer en casa con el fin de evitar contactos entre no convivientes y posibles contagios por covid.

No obstante, el conseller de Trabajo y Turismo, Iago Negueruela, advirtió en una reunión con los portavoces de la patronal de que «se hará un seguimiento permanente y si la situación no mejora, tendrán que rebajarse los horarios». Por tanto, si los indicadores sanitarios siguen elevados, el toque de queda podría volver a las 23 horas o incluso a las 22 h., como en otras autonomías con los contagios desbocados.

Mientras tanto, la patronal del ocio nocturno, Abone, se sumó ayer a la satisfacción de la Caeb por la «flexibilización del horario de cierre, que permitirá aliviar su caótica situación», y aprovechó para reclamar «el mismo trato que se ofrece al resto de sectores», ya que las discotecas y bares de copas que representa continúan clausurados sine die.