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Iglesia

El cardenal Ladaria impulsa la supresión de la pena de muerte del Catecismo

El Papa reescribe el texto: "Es inadmisible, atenta contra la dignidad de la persona" - El purpurado mallorquín explica el cambio a los obispos

El cardenal Ladaria junto al obispo Taltavull en el Vaticano. A.Cortés

El Catecismo de la Iglesia Católica ya no contempla la pena de muerte para dar respuesta a la gravedad de algunos delitos. El nuevo texto del artículo 2.267 sobre esta cuestión apunta que la pena de muerte "es inadmisible porque atenta contra la dignidad de las personas". El papa Francisco reescribió ayer el artículo del Catecismo. No obstante, el verdadero promotor del cambio es el cardenal mallorquín Luis Francisco Ladaria, prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe.

El purpurado mallorquín en persona se ha encargado de explicar el cambio a los obispos de todo el mundo mediante una extensa carta. En ella Ladaria señala que "la nueva redacción del artículo 2.267 del Catecismo de la Iglesia Católica "expresa un auténtico desarrollo de la doctrina que no está en contradicción con las enseñanzas anteriores del Magisterio. De hecho, estos pueden ser explicados a la luz de la responsabilidad primaria de la autoridad pública de tutelar el bien común, en un contexto social en el cual las sanciones penales se entendían de manera diferente y acontecían en un ambiente en el cual era más difícil garantizar que el criminal no pudiera reiterar su crimen".

El poder de Ladaria en la Curia Vaticana es cada vez mayor y ha sido el verdadero promotor de este cambio significativo en un libro clave para la educación católica como es el Catecismo. Desde su nombramiento como cardenal el pasado mes de junio, Ladaria es uno de los hombres de la máxima confianza del papa Francisco.

El texto anterior del Catecismo, que ahora ha sido enmendado, por el Vaticano rezaba: "La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas".

El actual cambia de forma radical su postura. Para argumentar este giro, el Vaticano apunta: "Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común..." Después de recordar que existe cada vez más conciencia a favor de la dignidad de las personas, el texto reescrito por Francisco concluye que la pena de muerte "es inadmisible, atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona y nos comprometemos con determinación a su abolición en todo el mundo".

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