Con una plaza de San Pedro lista para la ocasión, cerca de 5.000 fieles y bajo un sol abrasador, el mallorquín Luís Ladaria se estrenó ayer en su primera misa como nuevo cardenal de la Iglesia católica. No faltaron el más de medio centenar de mallorquines desplazados al Vaticano para la creación como purpurado del jesuita manacorí, entre ellos el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull.

Ladaria recibió en la ceremonia de ayer la imposición del palio cardenalicio de manos del papa Francisco en su primera misa como purpurado en la plaza de San Pedro del Vaticano. La eucaristía, convocada con motivo de la celebración de San Pedro y San Pablo, sirvió al Sumo Pontífice para la bendición del palio de los 14 nuevos miembros del colegio cardenalicio creados en el consistorio del jueves y del de los nuevos arzobispos durante el último año. Luis Ladaria, primer cardenal de Mallorca en los últimos 200 años, sumó así al birrete y al anillo cardenalicio entregados el jueves por el Papa, el palio como cardenal.

A su fin, los 14 nuevos purpurados visitaron al papa emérito, Benedicto XVI, que reside en el monasterio Matter Ecclesiae, dentro de los muros de la Santa Sede. Joseph Ratzinger, acompañado por su secretario Georg Gänswein, recibió sentado a Francisco, que se inclinó y besó su mano, y a los nuevos cardenales, y rezó con ellos un Ave María en la capilla de su residencia.

Saludo papal

En la eucaristía en la Plaza de San Pedro participaron ayer el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull; el obispo auxiliar de Barcelona y también mallorquín, Antoni Vadell; así como el vicario episcopal para Palma y Sóller, Marià Gastalver; el rector de Manacor, Andreu Genovart; y el rector del Seminario, Tomeu Villalonga. El párroco castrense de Mallorca, Manuel Redondo, también asistió.

El Papa saludó y agradeció la presencia de la delegación del Obispado y de familia y amigos que han acudido al Vaticano para la creación como cardenal de Ladaria. El sumo pontífice aprovechó el Ángelus, posterior a la misa de ayer, para saludar a todas las delegaciones, "también a los llegados desde España", pronunció el Santo Padre, en el que fue el saludo más aplaudido.