La primera embarcación con residuos del exterior para incinerarlos en Son Reus procederá de Cataluña, cargada con la basura tratada previamente en una planta de Sabadell para su conversión en combustible sólido recuperado (CSR). La responsable de Medio Ambiente del Consell, Catalina Soler, mantiene la primera quincena de este año como plazo para la llegada del primer barco, que transportara "pocas toneladas" con el fin de que sirva de alguna manera de "prueba" para el buen funcionamiento del operativo, según explicó ayer.

A falta de firmar la autorización final en los próximos días, Soler dejó en el aire el resto de los detalles, desde el día exacto de la llegada del primer barco hasta las toneladas totales que traerá, cuestiones que, según explicó, corresponde cerrar a Tirme, la empresa concesionaria de la incineradora de Son Reus. Lo que sí está claro es que el puerto de entrada será el de Palma, descartándose el de Alcúdia cuya alcaldesa, la popular Coloma Terrasa, mostró desde un principio su oposición a que se utilizara el puerto de la localidad para el desembarco.

Así, el Gobierno insular sigue adelante con su decisión de importar basura desde el exterior, a pesar del rechazo de asociaciones y grupos ecologistas y de las advertencias lanzadas por la oposición respecto a la posible ilegalidad de esta operación si no se modifica el contrato entre el Consell y Tirme. Para Soler, no existe riesgo de ilegalidad ya que "se trata de una modificación del contrato sólo para este tema y ya se está preparando para hacerla paralelamente a la llegada de los primeros barcos", por lo que este asunto no paralizará la operación.

A pesar de que desde Tirme se sigue negociando con plantas de varios países europeos para importar combustible sólido recuperado, hasta el momento no se ha cerrado ninguna de estas operaciones. La posibilidad de un acuerdo con la italiana Deco, ubicada en Pescara, con la que las negociaciones estaban avanzadas, quedó frustrada al estallar a finales de septiembre pasado acusaciones de corrupción contra sus responsables. Aunque Deco negó que estas acusaciones fueran ciertas, Soler ya dejó claro la ruptura de las negociaciones ya que la institución insular no llegará a acuerdos "con nadie sobre el que haya la más mínima sombra de duda". Así, el único acuerdo que se ha cerrado por ahora ha sido con la planta de Sabadell, por lo que los primeros residuos del exterior que llegarán a Mallorca para ser incinerados serán catalanes.

El Gobierno insular prevé importar 100.000 toneladas de combustible sólido recuperado (el material resultante de un proceso previo de tratamiento de los residuos en las plantas de origen), con cuya incineración se generará electricidad. Según los argumentos expuestos por Soler y por los responsables de Tirme, de este modo se equilibraría la capacidad de la incineradora de Son Reus, con cabida para tratar 730.000 toneladas, de las cuales sólo se llega de media a unas 500.000.