El mandato de Juan José Bestard al frente del Ib-Salut ha sido breve pero intenso. El Govern decidió ayer destituirle al tiempo que aprobaba un decreto de medidas urgentes para la reestructuración del Servei de Salut mediante el cual la consellera del ramo, Carmen Castro, pasa también a ser la presidenta del ente público secundada por dos de sus directores generales que asumen sendas vicepresidencias en el Ib-Salut.

Así, el director general de Salud Pública y Consumo, Federico Sbert, ejercerá la vicepresidencia asistencial, y Martí Sansaloni simultaneará su cargo de director general de Farmacia y Gestión Económica con la vicepresidencia financiera del ente público que maneja alrededor del 35% del presupuesto total de la comunidad.

Los órganos de dirección en la nueva estructura organizativa del Ib-Salut son la presidencia, el consejo de dirección, las dos vicepresidencias y la secretaria general del Servei de Salut. En el primero de ellos también estarán representados los directores gerentes de las diferentes áreas de salud.

Como especificó la Conselleria en un comunicado, "este nuevo organigrama permitirá una estructura más resolutiva a la hora de tomar decisiones dentro de la actual situación coyuntural de dificultades económicas". Pero de lo que se trata, en definitiva, es de que la conselleria de Salud ha dado un golpe de Estado para asumir todo el poder en el Ib-Salut, organismo que hasta ahora era casi un departamento estanco y con autonomía propia frente a la consellera de Salud.

La noticia de la destitución de Bestard corrió ayer como un reguero de pólvora desde primera hora de la mañana. Tras confirmarse oficialmente, las reacciones no se hicieron esperar. Así, el ex conseller socialista Vicenç Thomàs habló de la destitución de una persona "por su absoluta ineptitud" y de la que eran responsables tanto el president del Govern, José Ramón Bauzá, como la consellera Carmen Castro.

La foto de la ineptitud

"La imagen de Castro con sus dos nuevos vicepresidentes es la foto de la ineptitud y el fracaso en la gestión sanitaria", añadió Thomàs, para quien el nuevo organigrama del Servei de Salut "no se entiende desde el punto de vista estructural".

La diputada del PSM-ExM-IV, Fina Santiago, se mostró de acuerdo con la destitución de Bestard "por su incapacidad para llegar a acuerdos con los profesionales sanitarios así como por las medidas irreflexivas" que ha adoptado, entre las que citó la suspensión del concierto con las clínicas privadas abortistas sin tener cerrado el protocolo que iba a poner en marcha para atender en la sanidad pública a las mujeres que desearan abortar o la caótica gestión de la atención sanitaria a los inmigrantes sin recursos económicos. Santiago añadió que ya han pedido la comparecencia urgente de Castro en el Parlament para que explique la remodelación efectuada en el Ib-Salut.

Desde UGT, Miguel Ángel Romero lamentó que un servicio básico para la ciudadanía esté constantemente sometido a cambios . "Si estos son para mejorar el consenso y que se reconduzca la actual situación, bienvenidos sean. Pero si son cambios para hacer más recortes, entonces nos tendrán en contra", advirtió.

Miguel Lázaro, portavoz hospitalario del Sindicato Médico, señaló que la gestión de Bestard ha tenido luces y sombras y entre las primeras citó su reducción de costes mientras que entre las segundas mencionó "el tiovivo de destituciones y ceses. No contó con la opinión de los profesionales y esto provocó la revuelta en el hospital de Manacor, que ha supuesto un importante coste de imagen para el Govern", interpretó Lázaro.

Por último, Jorge Tera, secretario general del sindicato de enfermería, señaló que era necesario un cambio de rumbo y de formas con los 14.000 trabajadores del Servei de Salut que, aseguró, Bestard había crispado. Valoró la incorporación de Federico Sbert, del que alabó su "actitud dialogante. Acaba de dejar la actividad asistencial y será un buen interlocutor con los profesionales".