Carreras por montaña

Correr entre jaguares, serpientes y arañas: la experiencia de Blai Llopis en Costa Rica

El ultrafondista mallorquín relata sus anécdotas en una Race Coast Challenge que considera "la prueba más dura que he terminado"

Blai Llopis finalizó en el Top-40 la Race Coast Challenge Costa Rica

Blai Llopis finalizó en el Top-40 la Race Coast Challenge Costa Rica / P. F.

Pau Ferragut Massanet

Pau Ferragut Massanet

Objetivo que se propone, barrera que supera. Esta es la mentalidad de Blai Llopis (Llucmajor, 1986). La última prueba de superación del ultrafondista mallorquín fue completar la Race Coast Challenge Costa Rica, 242 kilómetros divididos en seis etapas, entre los 40 primeros.

Recuperándose ya en casa del desgaste sufrido, Llopis tiene entre ceja y ceja fijado su próximo reto en la prueba menorquina Camí de Cavalls en mayo.

¿En qué orden situaría el nivel de dureza de su última prueba en comparación con las anteriores?

En primer lugar la de Costa Rica, que también se considera la tercera carrera por etapas más dura del mundo. Por detrás irían la Maratón des Sables, Everest, Camí de Cavalls en Menorca y también incluiría la Ultra Pirineus que, aunque no sean cien millas, es una carrera realmente dura y que requiere un gran estado de forma por su desnivel. Afortunadamente he podido completarla dos veces y en la última bajé de las cinco horas.

¿Hasta qué punto le puso a prueba, a nivel mental y físico, la mala organización de la prueba de Costa Rica?

Llevaba un estudio detallado de las seis etapas con mi entrenador Dani Salas, mi nutricionista Nuria Granados y los fisioterapeutas. Priorizábamos la hidratación debido a la alta humedad de la selva y la sensación térmica de más de 50ºC, tomando como referencia que los puntos de avituallamiento estarían cada ocho kilómetros y no fue así.

En ese momento fue cuando tuvo que tirar de la experiencia vivida en otras pruebas donde la meteorología puede obligarte a variar la toma de sales minerales o la ingesta de alimentos sólidos. Lo que me aconsejaron algunos de los atletas locales era meterme con el cuerpo entero en los ríos para bajar la temperatura corporal y encontrar equilibrio térmico.

Este no fue el único contratiempo para los participantes.

Nunca me había pasado que en una prueba no nos proporcionaran chips de localización para correr. En los check point tomaban referencias de nuestros dorsales, pero no se hizo seguimiento online. Pero más allá de registrar los tiempos, en otras pruebas las radiobalizas nos permitían, ante cualquier percance, pedir ayuda activando un botón.

Blai Llopis completó en Costa Rica 242 kilómetros divididos en seis etapas

Blai Llopis completó en Costa Rica 242 kilómetros divididos en seis etapas / B. L.

¿Cómo lo justificaban desde la organización?

Les expusimos que las etapas eran más largas de lo previsto y con ascenso positivo. Según nos explicaron era un problema de que los satélites de nuestros relojes y los suyos no coincidían. Si una etapa tenía que ser cuarenta kilómetros, al final eran casi cinco más y diferencias de hasta un 10% en los desniveles.

¿Cómo es correr en la selva?

Me preocupaba de desorientarme porque iba mirando siempre al suelo, para saber donde piso, porque el suelo está lleno de hojas y raíces que tapan agujeros, serpientes o arañas que pueden picarte. En dos etapas me crucé con dos jaguares.

A lo lejos parecían gatos grandes y, cuando me acerqué, vi realmente de qué animal se trataba. En el margen de los ríos había indicadores advirtiendo de la posible presencia de cocodrilos, pero cuando te metías no sabías si en ese momento había dentro del agua. Pero tú te centras en la carrera y no eres consciente del peligro.

Mientras corres escuchas constantemente ruidos de aves como tucanes, simios gritando y saltando entre los árboles por encima de nuestras cabezas. Entonces es cuando entiendes el lema tan famoso de que Costa Rica es 'pura vida'. Este tipo de cosas compensas el resto.

Como correr por playas casi vírgenes donde no divisábamos el final, con cocoteros al lado y el Pacífico de fondo. Te dan ganas de volver de vacaciones.

¿Cuál fue su momento más crítico durante las seis etapas?

En la tercera unos compañeros portugueses llevaban unos tracks en los relojes que les indicaba la dirección y lo seguimos durante dos kilómetros y, al no ver señales, volvimos atrás. No costaba nada poner algún señuelo para estar tranquilos durante los 10 o 12 kilómetros de ese tramo. Ese día se perdió mucha gente.

La quinta etapa volvió a ser muy exigente porque había tres montañas con 2.600 metros de desnivel y, cuando nos dimos cuenta, el kilometraje no era el que indicaban a priori. La segunda montaña tenía un 30% de desnivel y nos turnamos con los portugueses para ir marcando el ritmo y no desgastarnos tanto.

Luego la bajada fue muy técnica, teniendo cuidado con los resbalones y las raíces para evitar torceduras de tobillo tras casi 200 kilómetros en las piernas. Cuando quedaban 14 kilómetros para la meta tuvimos que cruzar el Pacífico.

Al ser agua salada, las heridas y las ampollas en los pies sufrieron por el escozor al seguir correr. Ya sabíamos que solamente quedaba una etapa, estaba todo listo y había pasado lo peor.

Blai Llopis disputará el próximo mes de mayo la prueba de Camí de Cavalls en Menorca

Blai Llopis disputará el próximo mes de mayo la prueba de Camí de Cavalls en Menorca / B. L.

¿Llegó a pensar en tirar la toalla?

En ningún momento pensé en abandonar. Me quedé sin agua el primer día porque le di agua a otro corredor que ya no tenía. Me tiré a un río y empecé a pasarlo mal a nivel muscular. Cuando vi que me quedaban doce kilómetros, seguí.

Al llegar a meta estaba con la cara descompuesta y empecé a vomitar, pero lo más importante era completar la más de cien millas. Ha sido un gran orgullo. En la sexta y última etapa las fuerzas no eran las mismas, pero me sentía mejor adaptado a la temperatura.

Correr sobre la arena de la playa se hizo eterno. A los doce kilómetros confundí un check point con la meta y me dijeron que quedaban todavía cuatro más. Pero, en ese momento, solamente quieres terminar y tiras hacia delante. En los últimos dos kilómetros me animé cantando el himno del Mallorca.

Grabó un vídeo motivacional con el club y lleva el escudo en el pantalón de su equipación. ¿Qué otros proyectos tiene con ellos?

Antes de irme a Costa Rica me dieron diez camisetas para regalar a los chicos del país tras finalizar la última etapa. Se las firmé y este detalle les hizo muy felices. Aprendieron a gritar y cantar “Força Mallorca”.

En Costa Rica no solamente repartió camisetas del Mallorca.

Me llevé productos autóctonos como las galletas de Inca, bebida palo de Llucmajor, patés de Sóller y embutidos como la sobrasada de mi casa o cremadillos. Lo compartí con otros corredores. Les encantó la degustación de productos mallorquines. Los cremadillos de chocolate y las galletas con sobrasada fueron lo que más triunfó.

Para ir terminado. ¿Cuáles son sus próximos objetivos?

Lo importante ahora es recuperarme bien de los pies porque hace poco que he retomado los entrenamientos. He renunciado a correr en Formentera para poder ir a la final de la Copa del Rey el 6 de abril en Sevilla.

Después vendrá Camí de Cavalls, a principio de mayo, mientras que en otoño la prueba de la UTMB World Series en la Serra de Tramuntana. Será del 1 al 3 de noviembre, pero todavía tenemos que decidir la distancia en que me apuntaré.

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