Fútbol
Manacor-Las Palmas, de la esperanza a la tristeza
La afición rojiblanca, que llenó Na Capellera, se fue apagando a medida que iban cayendo los goles de los grancanarios
No hubo espacio ni tiempo para la épica. Aunque por momentos el ambiente resultara emocionante y las estampas del césped, dignas de un partido tenso, la motivación de las gradas fue directamente proporcional al juego. Aunque a toro pasado y a decir verdad, la previa fuera más entretenida que el propio encuentro, que tras una primera parte luchada fue destensándose sin remedio a medida que cayeron los goles canarios.
Antes, la fiesta estuvo fuera, cuando a las siete de la tarde centenares de personas, sobre todo jóvenes y chavales de la cantera manacorina, ocuparon los aledaños de Na Capellera, donde el club iba repartiendo elementos de animación y la mascota de las grandes ocasiones, Dinocor, paseaba asustando a los más despistados. Y en esas, entre bares y foodtrucks apareció el autocar de la UD Las Palmas, y la marabunta desenfundó los teléfonos móviles para inmortalizar la entrada del equipo amarillo al estadio municipal. Un momento fan cuando empezaba a anochecer.
Además de Rafa Nadal, que realizó el saque de honor, se encontraban en la grada sus tíos Rafel, Toni y Miquel Àngel, que no quisieron perderse el partido
Con los focos y las gradas a tope, el siguiente protagonista fue Rafa Nadal, presentado por megafonía como uno de los mejores tenistas del mundo y de hecho exjugador de las categorías inferiores del club, fue el encargado de realizar el saque de honor ante sus fieles. Nadal, risueño y agradecido aunque sin querer hacer declaraciones , también recibió una placa homenaje por parte de la directiva, justo antes del chut y protocolario saludo al colegiado. De hecho es el segundo de la saga Nadal que tiene ese honor después que su tío Miquel Ángel, central de FC Barcelona y Mallorca, hiciera lo propio el año pasado ante el Andorra de Gerard Piqué. No fue el único de la saga Nadal que presenció el partido ya que también acudieron sus hermanos Rafel y Toni.
Los 80 aficionados de la UD Las Palmas que se desplazaron hasta Na Capellera animaron lo justo y sin causar incidentes. Antes de subir al palco el alcalde manacorí, Miquel Oliver y el concejal de Medio Ambiente, Sebastià Llodrà inspeccionaban césped e iluminación. Los dos representantes municipales en el palco de autoridades apenas cruzaron miradas con el tenista, con quien Oliver tuvo sus más y sus menos hace cuatro años por temas urbanísticos relacionados con su academia.
Los chicos de la cantera fueron los más ruidosos. Suyos fueron los cánticos de aliento, los bombos y las banderas. Todo un ejemplo para una afición rojiblanca que, pese a llenar Na Capellera, en ningún momento llegó a los decibelios del centenar de chavales, en verdad los únicos que creyeron tras el descanso que la remontada, aunque difícil, podía suceder.
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