Destitución de Jorge Vilda: Falta la pieza mayor para limpiar la RFEF, por Ricard Cabot

Jorge Vilda, junto a su sucesora al frente de la selección española femenina, Montse Tomé.

Jorge Vilda, junto a su sucesora al frente de la selección española femenina, Montse Tomé. / EFE

Ricard Cabot

Ricard Cabot

A la espera de que se produzca el despido de Luis Rubiales por parte de un Gobierno que está encontrándose con más resistencia de la esperada por parte del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD), el presidente interino de la Federación, Pedro Rocha, no se anda con pamplinas y ha echado sin contemplaciones al seleccionador Jorge Vilda, sí, campeón del mundo en Australia y Nueva Zelanda, pero también, junto a su ya exjefe, el principal responsable de la vergonzosa situación que se ha vivido en el seno de la selección. Sus aplausos al presidente que le ofreció en público medio millón de euros por temporada han sido la gota que ha colmado el vaso de un camino que no debería haber sido tan largo. Se puso a las jugadoras en contra y, en lugar de hacer las maletas, resistió para para acabar en la calle. No ha sabido irse con con un mínimo de dignidad.

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