Dos puntos a favor de Caparrós. El primero por reconocer abiertamente y sin tapujos que el balance parcial desde su fichaje por el Mallorca arroja un resultado negativo. Otros habrían puesto toda clase de excusas, que si poco tiempo, que si lesiones, juventud, inexperiencia y demás tópicos al uso. El segundo, su decisión de destinar un día de la semana a entrenar contra equipos de Tercera y de Segunda B.

Todo entrenamiento en el que participe cualquier equipo de la isla e incluso ocasionalmente y por qué no de Eivissa o Menorca, supone un plus de motivación para sus jugadores y un examen un poco más exigente para los bermellones. Pero, por otra parte, se obtiene un efecto de penetración en la Part Forana y una fuente de simpatía muy superior a las cenas de ciertas penyas, no todas, de las que felizmente ya no nos acordamos ni hacían puñetera falta, como ha quedado meridianamente demostrado.

Ignoro si la iniciativa ha sido institucional, estrictamente del cuerpo técnico o consensuada entre ambos departamentos, pero hay que aplaudir a quien se le haya ocurrido, aun a riesgo de que no falte quien, tras alguno de esos partidos, recurrirá al fácil ´Ogunjimi no le marca ni al Felanitx´ o ´impotentes ante el San Rafael´, dicho sea a título de ejemplo. Tomen nota del día, la hora y el lugar en el que lo han leído. Si el precio es éste, sigue valiendo la pena.