MÚSICA CRÍTICA

Romanticismo controlado

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

Obras de Grieg y Bruckner ★★★★★ ½

  • Auditòrium de Palma
  • Orquestra Simfònica de Balears
  • Director: Christoph Koncz.
  • Piano: Lise de la Salle.
  • 21 de marzo

Obertura. No había cumplido los veinte años Anton Bruckner cuando nació Edward Grieg, así que podemos decir que son contemporáneos, aunque, eso sí, musicalmente diferentes. Si bien están impregnados del romanticismo que poco a poco se iba convirtiendo en expresionismo, beben de fuentes distintas y se mueven a través de parámetros musicales muy diferentes. Para Grieg, la música popular debe ser tenida en cuenta a la hora de crear obras sinfónicas, lo que demuestra en su único Concierto para piano, en el que aparecen ritmos y armonías propias de la tradición popular de su país, Noruega. Para Bruckner, en cambio, la música sinfónica debe continuar los caminos iniciados por Beethoven, aunque pasados por el filtro wagneriano. No es cierto que Bruckner sea el Wagner sinfónico, es algo más, aunque sí es cierto que usa los recursos sonoros marcados por el maestro: muchos efectivos, así como la utilización de instrumentos poco habituales en las formaciones, como trompas de diferentes tonalidades. Cosa que puede comprobarse en algunas de sus sinfonías, en la Séptima, en concreto.

Concierto. La joven pianista Lise de la Salle volvió a la isla después de haber interpretado hace seis años un Rachmaninov en Bellver sustituyendo a Khatia Buniatishvili. Ha vuelto invitada por la Orquestra Simfònica de Balears para ofrecer su versión del Concierto de Grieg, una obra bellísima y que posee un Adagio de los que dejan sin aliento. De la Salle se movió muy bien entre esas alteraciones entre delicadeza y majestuosidad que el compositor exige; de hecho, su versión fue impecable, sobre todo en los dos movimientos extremos, pues en el sentido Adagio prefirió marcar las notas en vez de enlazarlas de forma continuada. Cuestión de gustos. Con una pulsación envidiable, hizo que todas las notas sonaran limpias y claras, utilizando el pedal de forma inteligente. Atractiva creación que fue muy aplaudida por el público, que pidió un plus en forma de An die Musik, de Schubert, pieza que ella interpretó sumándose a las infinitas peticiones de paz en el mundo.

Sinfonía. Christoph Koncz, un solvente director y violinista, llevó con gracia el acompañamiento del Concierto de Grieg y destacó en la segunda parte, dirigiendo, de memoria, la Séptima de Bruckner; obra enorme por su duración y que contiene elementos que la convierten en especial: un religioso e impresionante Adagio y un Scherzo y un Finale de los que dejan huella. Menos impresionante es el largo primer movimiento, en el que es difícil encontrar el hilo conductor, el argumento, que seguro que lo tiene. Es obligado remarcar la curiosa distribución que hizo el director de las familias de instrumentos sobre el escenario, con los contrabajos y la tuba a la izquierda y los segundos violines a la derecha; seguro que por cuestiones de sonido.

Así pues, una sesión larga e intensa de nuestra formación, que no reaparecerá en la Sala Magna del Auditorium del paseo Marítimo hasta el 2 de mayo.

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