Guillem Nadal e Iván de la Nuez comparten arte y amistad en ‘Al ras’

Los dos creadores son los responsables de un libro que combina impactantes imágenes de obras artísticas con el ensayismo poético

Montse Terrasa

Montse Terrasa

El escritor Iván de la Nuez y el artista Guillem Nadal se conocieron hace casi 30 años y tras todo este tiempo, después de haber colaborado en diferentes proyectos, la suya es una relación de amistad. Ambos son los artífices de Guillem Nadal. Al ras, un libro que la editorial Turner acaba de publicar y en el que imagen y palabra constituyen un «ensayismo poético».

A lo largo de las 152 páginas, los textos de Iván de la Nuez se van intercalando con las fotografías del trabajo artístico de Guillem Nadal. «Su arte habita en una cueva escondida entre la naturaleza y la cultura. Rústico y delicado al mismo tiempo, no pierde el tiempo en la búsqueda de un equilibrio natural que sabe imposible», escribe el ensayista sobre su amigo.

Cubierta del libro.

Cubierta del libro. / Editorial Turner

«En este libro me preocupo un poco por las circunstancias de que un muchacho de una isla se dedique al arte y trato de explicarme a mí mismo todo ese proceso creativo, que se asemeja bastante a aquellas novelas del siglo XIX en que había naufragios o que tienen que ver con la infancia y la adolescencia cuando uno descubre a Salgari», explica el escritor.

De la Nuez sostiene que «las imágenes no sirven si no pueden escribirse» y en este trabajo asegura que se ha sentido «libre de pasar por esa obra y esa persona, pero sin hacer una interpretación crítica al uso».

Ya con el volumen en sus manos, el escritor constató algo. «Después de verlo publicado, me doy cuenta de que en este libro es como si Guillem, de repente, fuera más él que nunca y sin renegar de él, porque hay un momento en que el texto dice todas sus influencias, pero las coloca en el subsuelo. Es un libro muy particular suyo, sin dejar de ser un texto muy particular mío», comenta De la Nuez.

El contenido de 'Guillem Nadal. Al ras'

El ensayista explica que este libro no sigue un orden cronológico, sino que «es un texto circular, como sus series son circulares», en referencia a la obra de Nadal. «Si hablamos de cerebros, vas a encontrar cerebros hace 30 años y hoy debe de estar haciendo algo con cerebros. Con paisajes, lo mismo, con ramas, lo mismo, textos, lo mismo», añade sobre esa circularidad. «Guillem Nadal ignora dónde va a parar su arte. Se mueve por intuición en un medio superpoblado de retórica. Porque, al final, es el tiempo y la intemperie los que construyen estas piezas en las que los materiales son los que hacen el contenido y no al revés», escribe De la Nuez.

Este ha sido un «proceso largo, que tiene admiración, profesionalismo, mucha discusión, somos tercos, y mucha amistad», explica sobre Guillem Nadal. Al ras. Ambos llegaron a «un pacto inicial de libertad textual y visual», sin un guion preestablecido. «No sabemos dónde va a ir a parar, esto no se acaba aquí», anuncia el escritor y comisario de arte.

«En estas piezas, la naturaleza no hace pactos. No se rinde ni firma capitulaciones. Si Nadal cree en la naturaleza es porque considera que esta ganará la batalla que tiene lugar contra ella. No en el sentido del retorno a un momento seminal y bucólico. No en la idea de paraíso perdido ni Edén derrotado. La naturaleza atraviesa la cultura como el pasado atraviesa el presente, tal cual lo vio Lucy R. Lippard en Overlay. No se trata de obras sobre la naturaleza, son de la naturaleza que cae sobre las obras», afirma De la Nuez en otra de las páginas del libro.

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