Carme Serna: «Un escenario y una hoja en blanco son cosas similares»

La actriz mallorquina, Premi Mercè Rodoreda, acaba de ver publicado su libro de cuentos

Carme Serna ganó el Mercè Rodoreda el pasado año.

Carme Serna ganó el Mercè Rodoreda el pasado año. / B. Ramon

Montse Terrasa

Montse Terrasa

Carme Serna (Palma, 1981) es la Premi Mercè Rodoreda 2023 de cuentos y narraciones, galardón convocado por Òmnium, con Perdona’m per desitjar-ho tant, publicado por Proa. Es su debut literario y las suyas son historias de mujeres, de niñas y de adolescentes en situaciones nada fáciles, que hablan de maternidad, de amistad, de la muerte y del deseo y en las que la fantasía aporta la esperanza.

Serna, actriz de profesión, cuenta que siempre había tenido esta inquietud por la escritura y que cuando tuvo estos cuentos escritos pensó que estaría bien compartirlos, por lo que se decidió a presentarlos al Premi Mercè Rodoreda, que ganó a finales del año pasado.

Cree que su experiencia como actriz y con la creación artística, además de sus pequeñas incursiones en la dramaturgia, le han ayudado con los relatos: «Un escenario y una hoja en blanco son cosas similares, es un proceso creativo». Está de acuerdo en que sus cuentos se salen de lo habitual, «inevitablemente, creo que escribo de esta manera por venir de esta otra carrera», en referencia a la interpretación.

Conflictos y vínculos humanos

A lo largo de los cuentos, Serna presenta a diferentes mujeres, de diferentes edades, con diferentes conflictos. «Supongo que hablamos de las cosas que nos interesa y que conocemos, y creo que una de las cosas sobre las que tengo más preguntas son estas relaciones tan estrechas. Y la relación madre-hija es un vínculo tan fuerte que me interesaba cómo adentrarme en esas grietas, donde hay mucha luz y mucha oscuridad», explica la autora. Todos sus cuentos, afirma, pese a las temáticas diferentes, se enmarcan en la idea de relaciones humanas muy complejas y vínculos muy fuertes, ya sea la maternidad, que está muy presente porque creo que es una experiencia que de trastoca de arriba a abajo, pero también de amistad, de pareja…».

Sus historias están lejos de lo idílico, todas tienen un punto oscuro. «Las relaciones perfectas no existen, pero en las imperfecciones también hay cosas bellas», sostiene Serna. Los abusos a niños o la muerte aparecen en sus relatos: «Hay esta mirada cruda sobre la vida, el sinsentido de todo, y a las protagonistas las suelo poner en contextos de dificultad, de hostilidad, con familias desestructuradas o abusos a la infancia, tengo muchos cuentos centrados en la infancia... Y estas niñas descubren a una edad muy temprana que el mundo es un lugar muy cruel, es esta inocencia que se rompe y tengo tendencia a preguntarme sobre estos hechos. Sobre la adolescencia también, cómo estas adolescentes dan ese paso hacia el mundo adulto, en un contexto de hostilidad».

El deseo, en diferentes variantes, está muy presente en el libro, incluso en su mismo título. «Es como una cosa compleja, difícil de definir, de entender, a menudo lo moralizamos, lo juzgamos, cuando el deseo es una de las cosas más libres que hay. Creo que me interesaba abarcar esta palabra y no siempre desde un lugar luminoso, también desear que una persona se muera y desearlo mucho. Y este deseo también existe, porque las personas tenemos este lado oscuro».

En cuanto a las pinceladas de irrealidad que emplea en sus textos, comenta: «Tengo una cierta tendencia a poner la fantasía, la imaginación, en un lugar de prestigio, ya que este mundo no tiene sentido lo podemos inventar y en todos los cuentos se va apuntando esta idea. Y el último, el de Buguenvíl·lea fucsia, que es claramente fantástico, apela directamente a esto. La protagonista es un fantasma que apela directamente al lector porque lo que ella quiere es conseguir una cierta materialidad y la manera que halla es gracias al lector, porque el lector, leyendo, puede revivir estas historias y a ella, ella se hace más tangible a medida que el lector va leyendo. Es esta idea de la ficción como un lugar más elevado», concluye.

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