ARTE

Los siete ataques que no han logrado borrar la sonrisa de 'La Gioconda'

La obra maestra pictórica de Leonardo da Vinci sufrió el pasado domingo una nueva agresión ante la mirada atónita de quienes la visitaban en el Museo del Louvre de París

Juanjo Talavante

La obra maestra pictórica de Leonardo da Vinci que muestra el retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, sufrió el pasado domingo una nueva agresión ante la mirada atónita de quienes la visitaban en la sala más transitada del Museo del Louvre de París. En esta ocasión la agresión partía de dos activistas ecologistas francesas del grupo Riposte Alimentaire, que lanzaron sopa sobre la vitrina que protege al cuadro del siglo XVI en protesta por “sistema agrícola enfermo”. Una agresión que se suma a otras llevadas a cabo a lo largo de más de un siglo, sin que ninguna de ellas haya logrado desdibujar la más enigmática de las sonrisas de la historia del arte.

La Gioconda, conocida también como la Mona Lisa, es probablemente la pintura más célebre de todos los tiempos y la gran joya que exhibe orgulloso el Louvre parisino ante millones de visitantes cada año. Pintada entre los años 1503 y 1519 por el genial Leonardo da Vinci y con una medida de 79 x 53 centímetros, la obra fue adquirida por el rey Francisco I de Francia y, desde entonces, pertenece al Estado galo. La historia de admiración universal de esta pintura cuenta también como contrapartida con repetidos intentos de inferirle daños o cuando menos utilizar la repercusión de vistosas acciones llevadas a cabo contra el cristal que la cobija con el objetivo de llamar la atención y dar visibilidad a reivindicaciones de diversa índole.

1.El robo (1911)

La de ayer fue la más reciente, pero el historial de incidencias y agresiones comienza a principios del pasado siglo. Concretamente el 21 de agosto de 1911, cuando el pintor Louis Béroud palideció de inmediato al comprobar que la pared de la sala Carrée del Louvre lucía aquella mañana un inesperado hueco. Faltaba La Gioconda. Avisó a la policía y el museo se cerró de inmediato para facilitar la investigación de aquella desaparición. Cuando se decidió reabrir el Louvre una mezcla de curiosidad y morbo arrastraron a miles de ciudadanos hasta la sala que lucía aquel sorprendente vacío. Pasaron algo más de dos años y tres meses hasta que la pintura fue recuperada. El autor de aquella sonada y no autorizada “mudanza” había sido el carpintero Vincenzo Peruggia, un antiguo trabajador del museo, que la había sacado del Louvre bajo su blusón blanco, similar a los que vestían los conservadores de la pinacoteca parisina.

2.La pedrada (1956)

El 30 de diciembre de 1956, el boliviano Ugo Únzaga Villegas, al que algunas fuentes identifican como el sobrino del fundador de la Falange Socialista Boliviana, Óscar Únzaga, se encontraba frente al cuadro de Leonardo cuando repentinamente decidió lanzar sobre él una piedra. A pesar de que la obra estaba ya protegida por entonces por un cristal, el impacto lo traspasó y dañó la pintura a la altura del codo izquierdo de La Gioconda. Únzaga fue arrestado y enviado de vuelta a Bolivia. El agresor confesó que lo hizo porque “escuchaba voces” y su propia familia adujo que aquel hombre padecía un desequilibrio mental. Tras comprobar la vulnerabilidad de las medidas empleadas hasta entonces, los responsables del Louvre decidieron situar la pintura desde entonces tras una vitrina a prueba de balas.

3.El ¿falso ataque? con ácido (1956)

No son pocas las fuentes que detallan que aquel mismo año de 1956 se había producido anteriormente al ataque de Únzaga otro en el que una persona había arrojado ácido a La Gioconda. Sin embargo, sobre esto, la publicación National Geographic aclara que ese atentado “no es más que una leyenda y en el Museo del Louvre no tienen constancia de estos hechos: ‘No se ha producido ningún ataque con ácido sobre la tabla que haya producido daños en el cuadro'”. “Esta historia es falsa”, apuntaron a la revista los conservadores del Departamento de pinturas del museo.

4.Pintura roja en Tokio (1974)

En 1973, el primer ministro japonés, Kakuei Tanaka, logró arrancar del presidente de la República francés, George Pompidou, una concesión histórica por cuanto tenía de excepcional: el famoso cuadro de Leonardo viajaría hasta la capital nipona para ser expuesto en abril del siguiente año. El 16 de abril de 1974, el cuadro "subió" al vuelo 1626 de Air France. A bordo de un Boeing 707 y enmarcada en la denominada Operación JulesLa Gioconda llegó a Tokio, donde fue recibida con honores de Estado. La expectación era máxima en la capital de Japón. Miles de carteles adornaban las calles y aquella visita se consideraba histórica. El 19 de abril fue expuesta en el Museo Nacional de la ciudad y recibió la visita de diplomáticos y un selecto número de funcionarios. Un día más tarde su visita se extendió al público en general y la cosa no pudo empezar peor. Ese mismo día una joven lanzó pintura roja tratando de alcanzar la Mona Lisa sin que se llegaran a a producir daños al estar amparada por un cristal. La mujer protestaba por la discriminación que sufrían las personas con discapacidad. De hecho, las autoridades niponas habían prohibido la entrada al museo a todas aquellas personas que requirieran de ayuda para acceder a las instalaciones. En la puerta hubo concentraciones para protestar contra esa medida y Tomoko Yonezu, que padecía una discapacidad, decidió ir un paso más allá y protagonizar una acción directa contra la obra de Leonardo. Yonezu fue arrestada rápidamente, condenada por un delito menor y multada, pero con su protesta logró que el museo permitiera el acceso de personas con discapacidad pudieran visitar la obra maestra del Renacimiento pictórico. En total, durante las tres semanas que La Gioconda permaneció expuesta en Tokio, 1,5 millones de personas pudieron contemplarla de cerca.

5.Lanzamiento de taza (2009)

Pasaron 35 años sin sobresaltos para la protagonista del retrato del genio florentino hasta que el 2 de agosto de 2009 una ciudadana rusa arrojó una taza de cerámica sobre la pintura. La mujer fue arrestada y sometida a una evaluación psiquiátrica, pero esta vez, a diferencia de su predecesor, el boliviano Ugo Únzaga, la atacante no escuchaba voces, “sencillamente” protestaba porque se le había denegado en numerosas ocasiones la ciudadanía francesa. El cristal protector cumplió su función y la sala ni siquiera llegó a cerrarse. Aquel día, las visitas siguieron con normalidad. Los medios tardaron 10 días en informar del ataque.

6.El infiltrado de la tarta (2022)

El 29 de mayo de 2022, un hombre de 36 años en silla de ruedas disfrazado con una peluca aprovechó su ubicación en primera línea ante la pintura en la zona reservada para personas con problemas de movilidad para realizar un nuevo ataque sobre la Mona Lisa golpeando primero el cristal blindado, arrojando una tarta sobre él después, para finalizar aquella acción repartiendo rosas por doquier. Decenas de visitantes registraron la escena con sus móviles y la acción se viralizó rápidamente. Al ser expulsado de la sala por los vigilantes de seguridad del museo, el hombre se dirigió a quienes grababan la escena con sus teléfonos y dijo en francés: “Piensen en la Tierra. Hay gente que está destruyendo la Tierra. Por eso lo he hecho. Piensen en el planeta”. El agresor ingresó fue trasladado a la enfermería psiquiátrica de la prefectura de policía.

7.Intento de "sopapo" (2024)

Ayer mismo tuvo lugar la última de las ofensas a la célebre pintura de La Gioconda, cuando dos activistas del colectivo “Respuesta alimentaria” arrojaron sobre la urna protectora sopa en protesta contra el "sistema agrícola enfermo". "¿Qué es lo más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y duradera? Nuestro sistema agrícola está enfermo", gritaba una de las activistas. Los empleados del Louvre procedieron a colocar biombos, tratando de ocultar la escena en una sala en la que imperaba en asombro de los visitantes. La ministra de Cultura francesa, Rachida Dati, en la red social X afirmó: “La Mona Lisa, como nuestro patrimonio, pertenece a las generaciones futuras. ¡Ninguna causa puede justificar que se le persiga! Extiendo todo mi apoyo al personal del Louvre”.