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Carlos Garrido: «El mito de ‘Palma la mejor ciudad del mundo para vivir’ es pura basura»

'Palmesan@s’ es el nuevo libro del escritor y periodista, un retrato de Ciutat a partir de una treintena de personajes de todas las condiciones que conoció

Carlos Garrido, con su nuevo libro 'Palmesan@s'

Carlos Garrido, con su nuevo libro 'Palmesan@s' / DM

Carlos Garrido presenta el próximo jueves 11 de enero en la biblioteca de Can Sales (19 horas) Palmesan@s. Gente que conocí en Ciutat, «una galería de figuras» que incluye desde intelectuales a marginados pasando por personas notables, gente de la calle y desconocidos, que explican el pasado y también el presente de Ciutat.

¿Quedan palmesanos en Palma?

Por supuesto, pero cada vez son más diferentes. Sólo hay que pasear por las distintas zonas de la ciudad. En el centro ves una población impensable hace años. Nuevos residentes de alto nivel, consumidores de lujo. Y por otro lado, más allá de las Avingudes la población es otro mundo, mucho más mestiza con gran parte de inmigración. La imagen utópica del palmesano «pura sangre» es cada día más una quimera.

Vive en Palma desde 1975. ¿Sigue siendo Palma su ciudad?

Palma ha cambiado tanto que me cuesta reconocerla. Pero todavía tiene valores que la hacen agradable. Aunque no sé qué pasará en el futuro. El problema del precio desorbitado de la vivienda es muy grave, por las repercusiones sociales que tiene. ¿Quién puede pagar casi 1.000 euros por un alquiler hoy en día? Los sueldos no están a ese nivel. Vamos a una gentrificación galopante.

¿Cuál es su ciudad ideal?

Una ciudad en la que puedas pasear fácilmente por la orilla del mar, que veas cielo y horizonte. La Palma a la que me trasladé en los 70 era una ciudad abarcable, tranquila, donde las relaciones humanas eran fáciles. Yo venía de una gran ciudad, como es Barcelona, que me resultaba hostil. Recuerdo con cariño aquella Palma y la verdad es que en bastantes cosas la echo de menos.

¿Qué denominador común presentan sus palmesan@s?

Son gente a la que conocí, y que ya no están. No hay más criterio que el hecho de haberlos conocido. Algunos habían nacido en Palma, otros venían de la Península o incluso eran extranjeros. Pero coincidí con ellos en algún momento en esta ciudad. A algunos los conocí bien, otros fueron apenas una coincidencia muy breve, pero intensa. Es un librito muy emocional y en positivo. No me interesa hablar mal de nadie.

El primer capítulo de Palmesan@s está dedicado a Cristòfol Veny, con quien compartía su pasión por la arqueología. 

Es una historia muy divertida la que me unió, solo muy ocasionalmente, con Cristòfol Veny. Es una de las personalidades que me gustaría contribuir a que no caigan en el olvido. Gente que trabajó mucho en la investigación del pasado, y que con el cambio de paradigma de estos años corren el riesgo de quedar solo en la memoria de unos cuantos. Era un sabio. Igual que Gabriel Llompart.

Sin dejar la arqueología, urbanística en este caso. ¿Ve con buenos ojos la recuperación del tren subterráneo de Palma?

A mí la verdad es que me gustaría. Es uno de esos espacios míticos de la ciudad, como los refugios antiaéreos.

Juan Bonet Gelabert, Andrés Ferret, Lluís Ripoll, Gabriel Safrafín... ¿Qué convierte a un periodista en un buen periodista?

A todos ellos los recuerdo porque jugaron de alguna manera un papel en mi desarrollo profesional. A Juan Bonet le quería mucho. Era un periodista amable, y nada pretencioso pero también pícaro. Y siempre que podía te ayudaba. Andrés Ferret era toda una institución, y merecidamente. Lluís Ripoll y Sabrafín defendían los valores del patrimonio. Hay que reconocérselo. Para mí, un buen periodista es el que va por la calle y conoce tanto a un sencillo barrendero como al alcalde. Porque habla con todos. Y les escucha. 

De su estancia en El Terreno recuerda a las hermanas Mulet, «unas jóvenes modernas, cosmopolitas». ¿Qué impresión le causa el actual El Terreno?

Me da mucha pena. El Terreno ha sido una de las víctimas de este reinado de la especulación en que vivimos. Después de años de un abandono injustificable, ahora se está dejando en las manos de la gentrificación bajo la excusa de rehabilitarlo. Una parte tan privilegiada de Palma, con su paisaje y su población tan propias, se irá quedando sin sus habitantes de siempre para que la colonicen los que tienen más dinero y los especuladores. 

En otro barrio, el de Jaume III, también vivió unos años y descubrió que un vecino puede ser un amigo, o amiga en este caso, Catalina Villalonga.

Recuerdo los años en que compartí edificio con Catalina en el Carrer de la Concepció. Ella en los bajos y yo en el segundo. Era una mujer extraordinaria. Y me contaba unas historias buenísimas de la ciudad, además de ser extremadamente generosa. Yo la escuchaba cantar coplas desde la ventana mientras tendía la colada. Era otra ciudad.

¿Se puede mandar al Rey a paseo y salir airoso? 

Pues sí. Yo creo que casi nadie recuerda la historia de Arturo Valero, telefonista de Diario de Mallorca. Fue un personaje a nivel nacional por decirle a Juan Carlos I: «Si tú eres el Rey yo soy Napoleón». Le hicieron entrevistas en revistas y él seguía imperturbable. ¡Vaya tipo!

Carlos Garrido, escritor y periodista con alma rockera

Carlos Garrido, escritor y periodista con alma rockera / MANU MIELNIEZUK

En el reverso de la Palma de postal, la Palma de los instagramers, está la Palma del Averno, la que le mostró Paco Sans.

Y cada vez más. Para mí el mito de «Palma la mejor ciudad del mundo para vivir» es pura basura. Existen grandes problemas sociales sin resolver, una marginación creciente y una injusticia económica acelerada. Admiré mucho a Paco Sans, el creador de Zaqueo, por su fuerza y determinación en apoyo a los más desfavorecidos. Invito a todo el mundo a pasar por el comedor de Zaqueo y allí verán otra Palma. Una Palma de verdad, no de revista pija.

Las buenas causas, como las de Rosa Bueno. ¿Todavían quedan causas por las que luchar?

Rosa Bueno fue una buena persona, y muy luchadora. La ciudad le debe muchas cosas. Ojalá hubiesen más personas como ella. Porque efectivamente cada día hay más causas por las que luchar y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo. Hay que tener valor. Y ella lo tuvo

¿Qué lección le dio un maestro al que admiraba como Cristóbal Serra?

 Muchas. Pero la principal la independencia de la persona que escribe o hace un trabajo intelectual no sólo de los intereses económicos y políticos, sino también de las modas. Le importaban un pito los merecimientos o los honores. Buscaba la verdad en la imaginación y la literatura. Serra fue consecuente hasta el final. Por eso muchos lo trataron de chiflado. Se adelantó en muchas cosas a su tiempo. Algunos lo ven como un personaje preocupado sólo por el pasado, pero en realidad estaba formulando cuestiones del futuro. Se adelantó en muchas cosas. La sociedad palmesana no supo aprovechar un personaje de tanta envergadura como él. Ni siquiera tiene una calle a su nombre, siendo palmesano hasta la médula como era.

¿Cómo le gustaría ser recordado a Carlos Garrido?

La verdad es que me preocupa muy poco. Vivimos en un momento en que los reconocimientos sólo sirven para que las palomas defequen en las estatuas o la gente ignore quién era el que le da nombre a su calle. Los periodistas, y yo me considero como tal aunque sea algo atípico, tenemos una ventaja. No necesitamos que se nos recuerde demasiado. Porque no dejamos de ser unos transeúntes de la historia. En segundo plano. Y si nos olvidan, pues no pasa nada.

Portada del libro 'Palmesan@s'

Portada del libro 'Palmesan@s' / DM

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