Pere Pons: «Tete Montoliu no sentía aversión por lo español pero era catalán hasta la médula»

El periodista y crítico musical presenta el próximo jueves, 19 horas, en Es Baluard, arropado por Maria del Mar Bonet, su libro 'Round about Tete', una mirada coral a la vida y obra del genial pianista catalán

Pere Pons Macías, autor del libro 'Round about Tete'

Pere Pons Macías, autor del libro 'Round about Tete'

¿Por qué hay tan poca bibliografía dedicada a Tete Montoliu?

Porque en este país el mundo cultural está bajo mínimos. Una figura como Tete Montoliu debería tener ya una discografía seleccionada, y su obra contar con un estudio crítico. Este libro salió hace ya dos meses y para la televisión pública catalana aun no existe. Es un libro que nació por una necesidad, revisar la obra y la figura de Tete, cuando el primero y único volumen al respecto que se publicó, hace más de 25 años, ya está descatalogado. Hay una falta de atención a la cultura de base, a los personajes que han marcado la cultura de este país, y es por puro desconocimiento, por ignorancia.

Round About Tete’ brinda una mirada coral, con textos de Paquito D’Rivera, Ramon Farran, Horacio Fumero, Ignasi Terraza y muchos otros, sobre este pianista catalán y universal, el primer español del mundo del jazz que trascendió fronteras y alcanzó nivel internacional.

Fue un encargo del editor, Julián Viñuales, quien pensó que ese tratamiento, el de una mirada coral, es una forma de mostrar diferentes facetas, visiones y matices de la obra de Tete Montoliu. El libro ha salido publicado en catalán y castellano, y en él han participado la gente más diversa, desde familiares a amistades de su infancia, pasando por grandes del jazz, músicos, promotores, amantes…

Me dice que el libro sale publicado en catalán y castellano, aunque aclaremos que Tete siempre se sintió catalán. “Si me llamas español te estrangulo”, le soltó a un espectador de un club de Montreal cuando este le gritó desde el auditorio: “hey, gallego, toca un pasodoble”.

Fue un catalán hasta la médula. Vivió en un contexto diferente al de ahora, el de la dictadura (franquista), donde su lengua y su cultura estaba bajo represión permanente, y su identidad como catalán siempre la defendió a primera instancia, hasta el punto de que se asoció con músicos de la Nova Cançó, no porque fuera un estilo o un género que él apreciara especialmente a nivel musical, pero sí porque representaba unas ideas, una defensa de la cultura propia, de la lengua, con la que se sentía afín. No es que sintiera aversión por lo español, al contrario, tenía una visión muy amplia del mundo, pero siempre dejaba clara que su identidad era la que era.

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Imagen de su inolvidable concierto a piano solo en el Palau de la Música / Roberto Ramos

Jim’ fue la pieza que unió a Montoliu con Maria del Mar Bonet, una de las figuras más importantes de la Nova Cançó.

Tete Montoliu colaboró muy especialmente con Serrat, a quien le unía una complicidad más allá de lo musical, de lo personal y también de lo artístico. Con Maria del Mar hicieron un Jim, una pieza que popularizó Billie Holiday y que ella ya había hecho anteriormente con Manel Camp y Quico Pi de la Serra. En Palma (Teatre Principal, 15 de diciembre) cantará esta Jim y otros temas del repertorio suyo más asociados al mundo jazzístico, como el Abraça’m de Gershwin. También habrá una novedad, porque Bonet ha tenido la capacidad y el interés de crear una letra para un tema instrumental de Tete, Jo vull que m’acaricis. Canciones que sonarán en un concierto en el que también participarán Horacio Fumero, contrabajista de Tete durante 20 años; Perico Sambeat, saxofonista con el que Tete grabó; Ignasi Terraza, pianista que compartió el aprendizaje desde la invidencia; y David Xirgu a la batería, uno de los músicos jóvenes que en su momento colaboró con Tete en una big band.

¿Cómo casan la voz de una ilustre, de una grande de la canción como es Bonet, con el piano de un genio, un gigante como Tete?

Tete Montoliu era muy especial con las voces, con los cantantes. De hecho la relación entre los músicos de jazz y los cantantes suele ser de amor/odio. Maria del Mar Bonet representaba y representa el universo mediterráneo, identificado con una cultura, una identidad, y eso a Tete ya le llamaba la atención de por sí, poder compartir escenario con una voz que representaba tanto desde ese catalán de Mallorca un patrimonio, una forma de entender el arte. En su interpretación junto a Bonet se veía en Tete un disfrute muy especial.

¿Qué relación mantuvo a lo largo de su vida con la crítica?

Era bastante ajeno a lo que decían los críticos porque ya tenía un mundo propio y él era su primer crítico. Era muy exigente consigo mismo, una persona muy curiosa, muy inquieta, con muchas ganas de compartir y de saber. Si veía que la crítica estaba bien argumentada y fundamentada, le tenía respeto; y si era al contrario, pues no le daba ningún crédito.

Tete, con Thelonius Monk

Tete, con Thelonius Monk / .

Como sucedió con una crítica publicada en Mallorca.

Eso lo cuenta Paquito D’Rivera en el prólogo del libro. Había tocado con una big band de músicos estadounidenses en Palma y al día siguiente salió una crítica hablando pestes de Tete y afirmando que los solos de Bobby Hutcherson en el vibráfono habían sido lo mejor del show, cuando en realidad Hutcherson no estuvo en aquel concierto. “Quizá yo estuve mal, pero no sé dónde pudo escuchar aquel gilipollas a Bobby Hutcherson, porque ese día se quedó en la habitación del hotel”, escribe D’Rivera recordando la confesión de Tete sobre aquel capítulo. Tete siempre fue con la verdad por delante. Era una persona muy culta, muy leída, muy instruida, consumidor de teatro y cine… Fue uno de los impulsores para que se tradujera al braille Cien años de soledad, un libro que quería leer y no podía por su condición de invidente. Siempre contribuyó a que los libros de Borges, Cortázar, García Márquez, Rulfo y otros grandes la literatura latinoamericana se tradujeran al braille.

¿Qué le convertía en un auténtico ciclón?

Era un torbellino de velocidad, de precisión, de imaginación. Su pulsación al piano era de las que dejan huella. Le daba fuerte, a una velocidad vertiginosa y con una precisión increíble. Escucharle al piano era arrebatador. Los músicos norteamericanos, los que se habían criado en el jazz, cuando lo escucharon quedaron impresionados por una capacidad de impacto que no encontraban en sus compatriotas. Por eso los grandes, cuando venían a tocar a Europa, querían que Tete formara parte de sus grupos, miraban su agenda para que estuviera disponible. Era un músico diferente. Los norteamericanos no entendían cómo un músico europeo podía tocar de aquella manera, como si fuera uno de ellos.

Muchos, antes de conocerle en persona, pensaban que era negro.

Sí, sí. El libro de hecho empieza con una conversación semifictia entre el periodista y productor musical alemán Joachim-Ernst Berendt y el saxofonista Ben Webster, cuando se encontraron en la Selva Negra alemana para grabar un disco con Don Byas y Tete Montoliu. Ya veterano, Ben Webster cuando vio allí a Montoliu, dijo: “¿Quién es este tipo, el de las gafas oscuras? “Coño Ben, es Tete, el pianista”, le respondió el productor. “Pero, ¿qué dices?, ¡si Tete es negro!” Lo que había escuchado Webster de Tete, a quien aun no lo conocía en persona, lo asociaba a un músico negro, por su forma de tocar, su fraseo. Tete, además, jugaba con su ceguera y proclamaba que al mirarse en el espejo se veía negro. También decía que se identificaba con la negritud por el tema de la identidad. Decía: cuando escucho a un negro gritar Black is beautiful, a mí me sale ¡Viva el Ampurdán! Los comprendo perfectamente cuando dicen que están orgullosos de ser negros, porque yo me siento orgulloso de ser catalán.

Tete Montoliu

Tete Montoliu / Archivo familia Montoliu

¿Qué le sacaba de sus casillas?

La incompetencia, la falta de rigor, que la gente no luchaba, como hizo él, por sus sueños, la gente que no se entregaba en cuerpo y alma a sus pasiones. También le sacaba de sus casillas que el Barça perdiera la liga.

¿Es cierto que su pasión por el Barça le llevó a detener una de sus actuaciones por un gol?

Detener no, pero dar un cambio de ritmo al concierto puede ser que sí. Sobre eso hay opiniones diversas. Horacio Fumero, que estuvo con él 20 años, afirma que nunca le consta que eso pasara en sus conciertos pero deja una puerta abierta diciendo que quizá, como sí aseguran algunos, como Serrat, en alguna actuación en la que Tete estuviera más despreocupado, con menos exigencia, pudo ponerse los auriculares para seguir por la radio a su Barça.

¿Qué música le pondría ahora a su amado Barça?

(risas). Hubiera pasado de tocar música entusiasta para la época de Guardiola y Messi a una música más trágica pero siempre con humor. Siendo del Barça no te queda otra que tomártelo con humor. El Barça es de esos equipos que te da años de gloria y otros de miseria.

Hemos hablado de las conexiones mallorquinas de Tete Montoliu: la del crítico “gilipollas”, Maria del Mar Bonet y nos faltaría una, Ramon Farran.

Ramon Farran es de los que se crió con Tete. Tiene un testimonio muy particular en el libro en el que explica su vínculo con él durante la época de estudiantes, en los años 40, escuchando programas de jazz en la radio y transcribiendo entre los dos lo que oían. Fueron dos pioneros del jazz.

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