Pequeños y grandes a la vez

La Petita Simfònica participa esta noche en los Estius Simfònics que la Orquestra ofrece en Bellver

De izquierda a derecha, los músicos Catalina Pérez Puig, Maria Suau y Pablo García Ortiz, ayer en el ensayo con la Simfònica. |

De izquierda a derecha, los músicos Catalina Pérez Puig, Maria Suau y Pablo García Ortiz, ayer en el ensayo con la Simfònica. | / OSIB

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

El segundo concierto que ofrece esta noche la Simfònica en su ciclo Estius Simfònics, en el castillo de Bellver, tiene algo que lo hace un tanto especial, ya que, junto a algunos de nuestros músicos profesionales, se situarán sobre el escenario jóvenes instrumentistas que forman la Petita Simfònica. Y eso no es todo, la formación acompañará otros jóvenes talentos que interpretarán las partes solistas del Concierto para piano de Grieg y del Concierto para violín número 1 de Bruch; esos solista son Liam de Paor y Carme Alzina, respectivamente. El programa incluye además una Obertura de Rossini y la Guía de orquesta para jóvenes de Britten.

Desde hace unos años, nuestra agrupación musical de referencia apuesta por las nuevas generaciones, incluyendo a jóvenes participantes que, de forma puntual, ahora en verano, pero también en Navidad, sustituyen a algunos miembros profesionales o tocan junto a ellos. Ese proyecto que recibe el nombre de Petita Simfònica está pensado para que participen en él futuros músicos de hasta 18 años. «De esta manera», afirma Pablo Mielgo, director de la Simfònica, «los estudiantes talentosos tienen la oportunidad de poder ampliar repertorio y asumir responsabilidades propias de profesionales».

En esta edición veraniega participan en el proyecto un total de cuarenta alumnos, repartidos entre las diferentes secciones: nueve violines, cuatro violas, tres violonchelos, dos contrabajos, dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, dos trompas, dos trompetas, tres trombones, seis percusionistas y un arpa.

Entre estos cuarenta jóvenes se encuentran Pablo García Ortiz, flautista de dieciocho años, estudiante del instrumento, pero también de piano, Maria Suau que con doce años toca la viola y Catalina Pérez Puig, que asume tareas de percusionista. Para ellos, ese proyecto ha sido muy enriquecedor. «Una pasada poder formar parte de una orquesta profesional, pues te equipara a los músicos que admiras y ves como referentes». Así se expresa Pablo, quien añade: «En el futuro quiero dedicarme a la música como director de orquesta».

A Catalina, el interés por la percusión le vino cuando de pequeña le regalaron una batería de juguete: «Empecé a tocarla hasta que acabó destrozada, pero sin ella no hubiera sentido este interés hacia la percusión, un mundo muy amplio pues incluye cualquier cosa que pueda tocarse de forma percutida, desde un xilófono hasta unas palmas, pasando por el triángulo o los timbales; todo eso son instrumentos de percusión».

A Maria Suau la música le vino a través del ambiente familiar, pues su padre es compositor y profesor del Conservatorio. Para ella la música es una manera de entrar en el arte, aunque todavía no sabe si se dedicará profesionalmente a la música. «Me quedan muchos años por delante antes de decidir qué camino profesional escoger», indica.

Los tres coinciden en destacar el trabajo realizado por sus respectivos profesores, así como el de los miembros de la orquesta que tocan junto a ellos, como el viola Lluís Oliver, la percusionista Susana Pacheco y el flautista Josep Miralles.

Preguntados sobre si los jóvenes escuchan música clásica piensan que no mucho, pero porque no saben nada sobre ella. «La música clásica debería ser más conocida por la gente de nuestra edad», afirma Pablo y es Catalina quien añade: «Los jóvenes que la rechazan es porque no la conocen».

Para Maria, la obra que cerrará el programa, la Guía de Britten, puede ser un camino de iniciación, pues «si bien es muy difícil para los intérpretes, puede servir para que el público joven se acerque al mundo de la música clásica».

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