Ibon Martín, referente de la novela negra vasca: "Me suelo reñir por autocensurarme porque la realidad supera con creces la ficción"

El escritor, exponente del 'thriller' euskandinavo, presenta en Palma 'El ladrón de rostros', tercera entrega de la saga policiaca protagonizada por Ane Cestero

Ibon Martín presenta "El ladrón de rostros" en el ciclo Febrer Negre en Palma

B. Ramon

Montse Terrasa

Montse Terrasa

Ibon Martín (Donostia, 1976) comenzó escribiendo sobre viajes, pero se ha convertido en uno de los maestros de la novela negra vasca. Incluso ha acuñado el término euskandinavo. Como invitado al ciclo Febrer Negre, ha estado este lunes en Palma para presentar en Quars Llibres El ladrón de rostros (Plaza Janés), la tercera entrega de los casos protagonizados por su Unidad de Homicios de Impacto. Está en un «momento ilusionante», pensando tramas y escenarios para un nuevo libro. También tiene éxito como escritor de la colección infantil Las aventuras de Onin.

-‘El ladrón de rostros’ transcurre en pandemia, algo que contribuye al suspense. 

-El segundo año de pandemia, cuando aún teníamos cierres perimetrales, me daba mucho juego tanto a la hora de generar personajes como escenarios. La pandemia ha acentuado mucho los personajes, te permite llevar a la gente al extremo, el miedo, las supersticiones, todo esto está mucho más presente de lo habitual. Poder localizar la trama temporalmente en esa época, en la que además todavía cerraban los pueblos en el momento que entraban en zona roja, me permitía cerrar Oñate y todo su entorno y hacerles convivir con un asesino. Me permitía contar cosas que otro momento no me hubiera permitido.

-¿Habrá más entregas de esta saga? Creo que estaba pensando en cerrarla...

-La Unidad de Homicidios de Impacto la creé con la idea de que perdurara a lo largo de varias entregas, no sabía cuántas iban a ser, esta es la tercera, pero sí que tengo la sensación de que la Unidad ha tenido un recorrido interesante, todavía queda algo de recorrido, pero creo que no se puede explotar hasta el límite. Habrá una cuarta entrega y será la que cierre esta Unidad. 

-Creo que fue usted el que habló por primera vez del ‘thriller’ euskandinavo. 

-Se me ocurrió un día, en uno de mis paseos. Me di cuenta de que lo que yo estaba haciendo con mis novelas era trasladar el tipo de novela que se escribe en los países nórdicos, y tan de moda estuvo durante muchos años en España, a Euskadi. Tenemos un mismo tipo de clima, un aislamiento geográfico, el mismo tipo de problemática social y en realidad, lo que yo estaba contando de Oñate o Urdaibai podría estar localizado en Malmö o en cualquiera de los rincones del norte. Es verdad que el término ha ido más allá y ya somos muchos los que lo utilizamos y creo que hay una corriente de escritores euskandinavos que es potente y muy interesante.

Ibon Martín, invitado a Febrer Negre.

Ibon Martín, invitado a Febrer Negre. / B.RAMON

-Y entre estos escritores, ¿hay buena relación?

-Sí, entre nosotros hay buen rollo, hemos entendido que quien lee novelas euskandinavas no lee una novela tuya y espera hasta que publiques la siguiente sin leer nada, necesita leer más novelas del mismo estilo, con lo cual, el que seamos varios genera una corriente que permite alimentar al lector al que le gustan este tipo de historias y que tenga lectura para todo el año. Con quien mejor rollo tengo es con Mikel Santiago, con el que incluso intercambiamos personajes y hacemos pequeños cameos en nuestros libros. 

-¿En su libro vamos a encontrar algún personaje de Mikel Santiago?

-Sí, aquí vamos a encontrar la música de Mikel Santiago, que suena especialmente bien. Y en el último libro de Mikel encontramos a mi protagonista tomándose unas copas con la policía que protagoniza sus libros.

-Afirma que se siente muy cómodo poniéndose en la piel de una mujer. ¿Por qué?

-Quizá porque mis grandes contactos en la Ertzaintza son mujeres y a través de ellas he sabido la problemática a la que se enfrentan, problemas añadidos por ser mujeres, la dificultad de que se las respeten cuando llegan a cargos de responsabilidad y me ha parecido especialmente interesante abordar los personajes con ese tipo de hándicaps, que tenemos que hacer ver para que eso se vaya diluyendo, porque hablamos de igualdad, pero esa igualdad todavía está muy lejos de conseguirse. 

-Hay una proliferación de personajes femeninos en la novela negra. 

-Cada vez tienen más peso. Los escritores hemos ido identificándonos con personajes femeninos y a mí, a día de hoy, cada vez que tengo que crear un personaje masculino me resulta mucho más plano, mucho más pobre que cuando me adentro en un personaje femenino, disfruto mucho más. Pero creo que ahí entra que yo he vivido una vida bastante femenina. A mí me crio mi madre, mi padre no estaba, me cuidaba mi abuela, me recogía del colegio mi tía, solo tengo una hija, no tengo hijos, mi mundo siempre ha estado muy rodeado del mundo femenino y al final, como los escritores somos grandes observadores, pues lo que había a mi alrededor eran mujeres.

-¿Está de acuerdo en que la realidad supera a la ficción en muchas ocasiones?

-Cuando estoy escribiendo una novela, empiezo a pensar en algún tipo de crimen o en una trama y enseguida me autocensuro pensando que el lector no se va a creer esto porque estoy yendo demasiado lejos... Pero en el momento en que abres el periódico, te das cuenta que no habías ido demasiado lejos, que demasiado lejos es la señora que ha puesto a cocer la cabeza de su marido para que no huela o que le ha dado a su amiga unas bolsas con su marido troceado para que se lo guarde en el congelador... Ese tipo de cosas pasan continuamente, o esos miembros que llegan a nuestras playas y no se sabe de quién es. Pasan cosas terribles todo el tiempo, realmente me suelo reñir por autocensurarme porque me doy cuenta que la realidad supera con creces la ficción, por desgracia, porque es terrible.  

-Y aún así queremos leerlo...

-Sí, porque lo vemos como algo muy posible y muy cercano y porque en cierto modo nos produce morbo el miedo, todos tenemos miedos. En la novela negra ese miedo está ahí, pero en realidad no te supone un riesgo, no es peligroso y nos gusta.

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