La narradora y poeta mallorquina Antònia Vicens i Picornell, muy emocionada, recibió ayer en Barcelona el 54 Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, otorgado por Òmnium Cultural, agradeciendo la distinción y elogiando el «poder y la fuerza» de las palabras y la poesía.
En un Palau de la Música lleno, que la recibió en pie, Vicens, coleccionista de vocablos desde que era una niña en su Santanyí natal, señaló que tenía la impresión de «recibir un regalo maravilloso, sin que haya dado nada a cambio», tras una vida de creación de historias, escapando de una realidad que no le gusta desde niña, por «las miserias y las carencias de la posguerra», y, ya de mayor, por las secuelas de aquella época. También por querer «encontrar una explicación a las constantes humillaciones hacia las personas más vulnerables, así como a los animales y los paisajes, a las lenguas menospreciadas y minorizadas, a las naciones sin Estado y por unas guerras que justo acaban en un lugar y empiezan en otro creando un mundo siempre en crisis».
Tras asegurar que la cultura catalana es Ramon Llull, Ausiàs March, Caterina Albert, Carles Riba, Mercè Rodoreda, Joan Fuster o Blai Bonet, proclamó: «somos multitud las voces que hemos narrado las gestas y las pasiones de este pueblo, creando arte del más grande en nuestra lengua para que vosotros tengáis el orgullo de ser catalanes y universales». «No sucumbáis, no os encojáis ante las amenazas insidiosas. Durante las horas bajas, los días grises, la noche más blanca, no olvidéis que estamos y que contra la fuerza de las palabras, el poder de la poesía y el saber de nuestros muertos, nadie podrá hacer nada», aseguró.
A los 81 años de edad, es la segunda escritora mallorquina que recibe este galardón después de Maria Antònia Oliver, que lo recogió en 2016, y la octava mujer en recibir este reconocimiento, culminación de una carrera que inició en los años sesenta, obteniendo en 1967 el Premio Sant Jordi por 39º a l’ombra, una crítica al boom turístico en Balears, que provocó polémica cuando fue publicado.
Autora de un total de diecisiete títulos de narrativa, como La santa, Terra seca o Ànima de gos, se convirtió en poeta en 2009, a los 68 años, al morir su padre, con Lovely, al que le siguieron Sota el paraigua el crit, Fred als ulls y Tots els cavalls, como se encargó de recordar en una glosa durante el acto el joven escritor mallorquín Sebastià Portell.
También intervino el presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, quien, tras alabar la calidad de la obra de la premiada, hizo un llamamiento a «articular una estrategia en defensa del catalán y para el fortalecimiento de su uso social en todos los ámbitos de la vida colectiva», desde el sistema educativo y el tiempo de ocio, al comercio, el audiovisual, los nuevos formatos y «en la lucha contra las desigualdades».
Al acto de entrega asistieron la presidenta del Govern, Francina Armengol, la presidenta de la institución insular, Catalina Cladera, la consellera insular de Cultura, Patrimonio y Política Lingüística, Bel Busquets, así como otras autoridades del Govern balear y de la Generalitat catalana.
La ceremonia tuvo lugar ayer en el Palau de la Música Catalana
La mallorquina Antònia Vicens recogió ayer por la noche el 54 Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, otorgado por la entidad Òmnium Cultural, en una ceremonia en el Palau de la Música Catalana, en Barcelona, arropada por personalidades de la cultura y de la política. El acto incluyó el espectáculo teatral Antònia Vicens, paraula roent, con el que se repasó su trayectoria, y el parlamento del presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich. La presidenta del Govern, Francina Armengol, el conseller de Fondos Europeos, Universidad y Cultura, Miquel Company, la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, y su titular de Cultura, Bel Busquets, se desplazaron hasta Barcelona para asistir a la entrega de este premio a la escritora nacida en Santanyí.
