Primero fue Joanna Kunstmann meses antes de la pasada Nit de l´Art y luego la galería Bennàssar de Pollença, que echó la persiana por la jubilación de sus dueños. Esta misma semana sorprendía el cierre de la galería Joan Guaita, una sala histórica que ha sido centro y cumbre de buena parte del arte contemporáneo que se ha mostrado en Ciutat durante los últimos 23 años. ¿Arrambló la crisis con él? No exactamente. Por una parte, Guaita no contaba con un sucesor a quien traspasar un legado y conocimiento forjados en el último cuarto de siglo. Y por otra, los tiempos son otros y el mercado está cambiando, lo que impone un modelo de galería diferente al que había abierto el marchante mallorquín en 1988. Así las cosas, puede que para Guaita no hubiera una opción mejor que dar por terminada una etapa de logros en el arte contemporáneo, entre ellos introducir la fotografía en las galerías de Palma, "descubrir" a Bernardí Roig y sobre todo dar a conocer en el mundo el arte plástico de Latinoamérica.