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Turismo

Cicloturismo: entre el negocio y el exceso

Acaba una temporada cicloturista que ha llenado hoteles y restaurantes pero sobre la que planea el fantasma de la saturación

Mallorca se ha entregado a la bicicleta y a los beneficios que genera. Esta semana termina oficiosamente una temporada cicloturista que ha aumentado la cuenta de beneficios de hoteles y restaurantes, pero sobre la que planea el fantasma de la saturación. Los empresarios y aficionados a las dos ruedas defienden un fenómeno que es a la vez un buen negocio y una actividad que contribuye a la desestacionalización, esa vieja utopía de políticos y gestores turísticos. Tampoco falta quien avisa de un cierto descontrol en una isla abonada a los excesos.

Todos los expertos consultados para este reportaje coinciden en señalar que han venido más cicloturistas que nunca durante una temporada que empezó a mediados de febrero y que se consume estos días con una subida de las temperaturas que desaconseja recorrer la isla a golpe de pedal. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta cuántos han venido y cuánto dinero han dejado.

El Govern balear no maneja ningún tipo de cifra acerca de una actividad que llena las carreteras de ciclistas tres meses al año, por lo que hay que buscar en una prueba deportiva de iniciativa privada para encontrar una estimación aproximada.

La Mallorca 312 reunió el 29 de abril a 6.500 corredores que recorrieron la Serra de Tramuntana, Es Raiguer y parte del Llevant. Su organizador, Xisco Lliteras, defiende que la carrera dejó en la isla entre 13 y 14 millones de euros. "Calculamos que por cada participante viajaron dos personas y media. Diecisiete mil en total. Pernoctaron aquí una semana de media con un gasto diario de 160 euros. El turista de golf gasta 140 euros, por lo que es más rentable el ciclista", relata este profesor de Educación Física.

La isla vive una edad de oro del cicloturismo y los hoteleros, siempre a la caza de nuevos filones de negocio, se han subido a la ola. Son pocos los establecimientos que no ofrezcan a sus clientes un centro de alquiler.

Óscar Barceló dejó hace un año su tienda de bicicletas y montó en el Hotel Horizonte una de las muchas 'bike stations' que han florecido a lo largo y ancho de la isla. "Es como una estación de esquí, pero para ciclistas. Les proporcionamos el vehículo, el casco y cualquier material que necesiten", cuenta el manager de Mallorca Cycling , que ha segmentado la isla en diez rutas de mayor a menor dificultad para todo tipo de piernas. Ofrece bicis a precios que oscilan entre los 35 y los doce euros al día.

"Son amateurs. Como mucho gente que ha competido en alguna carrera popular en su país. Mallorca lo tiene todo para ellos: rutas, subidas, bajadas, paisajes, estructura...", subraya Barceló.

Este empresario se resiste a utilizar la palabra 'exceso'. Sí habla de falta de profesionalidad en alguno de los puntos de alquiler quese han multiplicado estos últimos años y apuesta por "restringir" el tráfico de bicicletas en zonas masificadas como sa Calobra o Formentor, tal como ha sucedido con los vehículos privados.

En Campos son muchos los locales que han instalado aparcamientos para bicicletas en la entrada. El municipio es parada habitual de muchos cicloturistas que eligen recorrer la costa de Llevant. Y s'Escapada su centro neurálgico de alquiler y asesoramiento. "Vienen más turistas y además quieren bicicletas de mayor calidad. Pero la gran diferencia este año ha sido la llegada de escandinavos", cuenta Manolo Lucas, que alquila bicis de calidad media-alta por 30 euros al día. "La demanda se ha concentrado mucho en marzo y en abril. Hace unos años preferían ir a pedalear a Italia. Ahora Mallorca se ha puesto de moda", cuenta Lucas, que este curso ha atendido a más de ochocientos clientes.

Un pelotón se concentra a primera hora en la Platja de Palma antes de iniciar la ruta. A. M.

Joan Espina, director del Aparthotel Ponent Mar de Palmanova, fue pionero en este negocio cuando hace 22 años se alió con el exciclista irlandés Stephen Roche, ganador del Tour de Francia y el Giro de Italia. "Fuimos los primeros en organizarnos para traer a turistas a través de una pequeña agencia de viajes y ofrecerles este producto. Ahora piden más calidad", indica.

Este hotelero rechaza hablar de saturación. "El que quiera hablar de excesos que hable de los apartamentos vacacionales. La masificación está ahí, no en el cicloturismo. Yo voy mucho por la carretera y no me molestan", argumenta. "Los ciclistas ayudan a desestacionalizar. Nosotros podemos tener el hotel abierto en abril y octubre gracias a ellos. Y eso son puestos de trabajo", añade rotundo.

Lliteras se expresa en el mismo sentido. "Llevamos años hablando de desestacionalización. No estamos ni cerca de conseguirlo, pero hemos dado los primeros pasos. Yo no veo ningún problema asociado con la masificación", afirma el director de la Mallorca 312.

Discrepa Xavier Bonnín, presidente de la Federació balear de Ciclisme, que vaticina un "descontrol" a largo plazo si las cosas siguen así. "Entiendo que la gente hable de saturación, pero en todo caso afecta a ciclistas y a coches de alquiler. Hay que que hablar de cómo regularlo para no cometer excesos", sentencia.

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