– ¿Se llegará a encontrar una cura?

– Un medicamento maravilloso que nos lo cure todo no lo habrá nunca. Si el cáncer son 200 enfermedades diferentes, hay que luchar con cada una de ellas. Y hay avances, porque cada vez las conocemos mejor y tenemos medicamentos que nos ayudan más con cada una.

– ¿Qué líneas de investigación parecen más prometedoras?

– En los últimos diez años estamos aprendiendo cada vez más en conocer alteraciones moleculares o genéticas que o se relacionan directamente con el riesgo de cáncer o con la posibilidad de respuesta a los tratamientos. Es la línea que está dando mejores resultados, que son pequeños pero muy importantes. Un ejemplo, en el caso del cáncer de mama: aproximadamente un 20% de las enfermas sobreexpresan un receptor de crecimiento, el HER-2, y esto era un mal pronóstico de que su cáncer iba a evolucionar más rápidamente y no respondían tan bien a los tratamientos. Pero hace diez años se sintetizó un medicamento que bloqueaba estos receptores, el Herceptin, que si lo damos a estas enfermas, tanto si ya han sido operadas y queremos prevenir que la enfermad se extienda como si tienen metástasis, nos cambia radicalmente el tratamiento. En cáncer de pulmón hay un pequeño porcentaje, un 5%, que también tienen una sobrexpresión de otro receptor, el EGFR, y antes, como no lo sabíamos, les tratábamos con quimioterapia. Hoy hay un medicamento contra este receptor que da unos resultados espectaculares. Es verdad que no consigue curar la enfermedad, pero sí que en el 80% de los casos el enfermo mejore significativamente y durante mucho más tiempo que con la quimioterapia. Ahora vamos a buscar si los enfermos tienen estas alteraciones, porque así podremos elegir terapias dirigidas, moleculares, que actúan directamente sobre estas alteraciones concretas. Nos dan unos resultados mucho mejores que la quimioterapia, que antes utilizábamos más a ciegas.