El fútbol es más que un deporte para aquellos que sienten el deporte como parte de su vida. La forma en la que el Club Deportivo Tenerife quedó apeado de la Copa del Rey fue muy digna por lo mostrado en el terreno de juego, pero muy dura por la forma en la que se consumó.

Cyle Larin metía el gol de la victoria del Mallorca cuando el reloj marcaba 119 minutos y 59 segundos. Fue meter el canadiense y decretar el árbitro el final del encuentro. Un trabajo que quedó en balde para los jugadores blanquiazules y que dejó a la afición con un mal sabor de boca.

El propio delantero bermellón fue también el protagonista de una bonita historia, de estas que permiten recuperar la ilusión por valores en el fútbol.