El jamón serrano es uno de los alimentos que se encuentran en el top 5 si pensamos en la dieta mediterránea. Este producto puede comerse de muchas formas: con fruta, solo, sobre una rebanada de pan con un poco de tomate… Realmente cualquier manera de prepararlo es buena opción para disfrutar de este manjar español. No obstante, y pese a sus múltiples beneficios, muchas veces es un alimento que la gente evita incluir en su día a día.
Sobre todo cuando están en un periodo en el que realizan alguna dieta y quieren restringir los alimentos con mayor cantidad de grasas. Este producto proviene de las patas traseras del cerdo, que son una de las partes con más tendencia a acumular grasas. En líneas generales, lo que se hace con las mismas es someterlas a un proceso de salazón y de secado para obtener el producto final, el cual variará dependiendo del tipo de cerdo y su alimentación.