La Autoridad Portuaria de Baleares recuperará en el primer trimestre 2024 la concesión del beach club Lolita, limpiará las ruinas en las que se ha convertido hoy el local construido de forma ilegal en 2015 sobre un bien de interés cultural y devolverá a la batería avanzada de San Carlos de Palma su aspecto original, sin ningún añadido, el que adquirió tras la restauración a la que fue sometida la estructura defensiva en 2010, según el proyecto del arquitecto Juan González de Chaves, que fue financiado por el propio organismo portuario y el Ministerio de Defensa.

Así lo comunicaron ayer a este diario fuentes de la Autoridad Portuaria de Baleares, que confirmaron que con el final de la concesión, la institución recuperará en el primer trimestre del año que viene el pleno dominio sobre la histórica batería defensiva, levantada en el año 1792 por orden del comandante general del Reino de Mallorca, Juan Francisco Bucareli y Orsua para proteger el puerto de Palma por el oeste.

En el año 2015, tras dos concursos que quedaron desiertos, la Autoridad Portuaria adjudicó, en la tercera convocatoria pública a una empresa de restauración, el proyecto para levantar, abrir y gestionar un bar cafetería en la batería avanzada de San Carlos.

El proyecto del beach club Lolita tiene paralelismos con el de la construcción de un beach club en la terraza del museo es Baluard, en la muralla renacentista de Palma, paralizado por Patrimonio del Consell de Mallorca el pasado 28 de septiembre. Los dos proyectos ganaron un concurso público, los dos se ejecutaron sobre un bien de interés cultural, la máxima figura de protección patrimonial que existe, y los dos se saltaron el proyecto original. Pero al contrario del de es Baluard, el de la batería avanzada de San Carlos llegó hasta el final y abrió sus puertas, aunque fue precintado inmediatamente y en ocho años nunca consiguió ni la licencia de obras del Ayuntamiento de Palma ni tampoco licencia de actividad. 

Esta circunstancia abocó la inversión al cierre y al fracaso económico más absoluto, pese a que el propietario original vendió la concesión y el nuevo redactó un proyecto de legalización en 2018 con cambios sobre el anterior que logró el visto bueno del Instituto de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, gracias a la eliminación de la piscina y otras deficiencias detectadas. Pero nunca se ejecutó ni tampoco consiguió un cambio de criterio en Cort.

La ruina que ha quedado ocho años después del cierre

Ocho años después del cierre y precinto del efímero Lolita, sus restos son hoy una ruina total llena de escombros con las mejores vistas de la ciudad de Palma sobre la bahía. 

Queda la estructura de hierro oxidada que sostenía la terraza y la elevaba por encima del foso; los mástiles torcidos por los temporales que levantaban el toldo; las dos antiguas barras del bar donde se servían las copas y el foso de la piscina lleno de grafitis. También quedan dos monumentales palmeras washingtonias muertas, los fragmentos de la tarima de madera desperdigados , así como el cerramiento perimetral tumbado. La batería avanzada da cobijo a un sin techo que se protege en el foso del histórico fortín, indestructuible bajo las ruinas de un fracaso.