Oceanografía / Ciencias de la Tierra

El color de los océanos está cambiando, y no es bueno para la vida

Los cambios de tonalidad detectados en las últimas dos décadas no pueden explicarse solo por la variabilidad natural, según los científicos

Loa cambios en el color de los océanos fueron analizados a través de las mediciones tomadas por un instrumento especializado a bordo del satélite Aqua, dedicado a esta tarea durante 21 años.

Loa cambios en el color de los océanos fueron analizados a través de las mediciones tomadas por un instrumento especializado a bordo del satélite Aqua, dedicado a esta tarea durante 21 años. / Créditos: NASA, Joshua Stevens, Servicio Geológico de Estados Unidos, MODIS.

Pablo Javier Piacente

La actividad humana está modificando los colores que caracterizan a los océanos: lejos de ser un tema meramente visual o estético, refleja cambios significativos en los ecosistemas marinos esenciales. Los cambios de color muestran cómo se están modificando las comunidades de plancton, impactando con fuerza en la cadena alimentaria en los entornos oceánicos. El cambio de tonalidades también modificará la cantidad de carbono que absorben los océanos, entre otros parámetros cruciales para la vida.

Un equipo internacional de científicos liderado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, ha indicado en un reciente estudio publicado en la revista Nature que el 56 por ciento de los océanos del mundo, una extensión mayor al total de la superficie continental de la Tierra, está cambiando de tonalidad en las últimas décadas. Aunque aún no se han logrado determinar con certeza las causas de este fenómeno, los especialistas creen que estaría motivado por la influencia de la actividad humana sobre el ambiente.

Los colores de la vida

Los cambios de color, que pueden ser muy sutiles para el ojo humano, se observan con mayor intensidad en las regiones de los océanos tropicales cerca del ecuador, de acuerdo a los análisis realizados. Las variaciones en la tonalidad muestran que los ecosistemas dentro de la superficie del océano también se están modificando, porque el color del océano es un reflejo directo de los organismos y materiales que integran sus aguas.

Según una nota de prensa, las aguas de color azul profundo reflejan escasa vida oceánica, en tanto que las aguas más verdes indican la presencia de ecosistemas y, principalmente, de fitoplancton. Este elemento clave para la vida marina está integrado por microbios similares a plantas, que abundan en la parte superior del océano y que contienen el pigmento verde denominado clorofila. Este pigmento ayuda al plancton a captar la luz que proviene del Sol, necesaria para obtener el dióxido de carbono de la atmósfera y transformarlo en azúcares.

El fitoplancton es la base de la cadena alimentaria en los océanos, y es el que permite el desarrollo de las formas de vida más complejas, incluyendo a peces, aves marinas y mamíferos marinos. Por consiguiente, como el color de los océanos nos indica datos claves sobre la “salud” del fitoplancton, al mismo tiempo nos está mostrando una “fotografía” de la vida oceánica y su diversidad, en un momento determinado y en un lugar preciso. 

Para apreciar los cambios en el fitoplancton, los científicos han rastreado las modificaciones en la clorofila, en función de la proporción de la cantidad de luz azul frente a la magnitud de luz verde que se refleja en la superficie del océano. Este dato se puede monitorear desde el espacio: para ello, han utilizado las mediciones del color del océano tomadas por el espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) a bordo del satélite Aqua de la NASA, encargado de estudiar el color del océano desde 2002 hasta hoy.

La incidencia de la actividad humana

El instrumento MODIS obtiene medidas en siete longitudes de onda visibles para el ojo humano, incluyendo a los dos colores que los investigadores usan tradicionalmente para estimar la clorofila. Con estos datos, los especialistas a cargo del nuevo estudio analizaron los cambios de tonalidades en los océanos en los últimos 20 años, los cuales muestran directamente las variaciones en la clorofila, impactando en el fitoplancton y, como consecuencia de esto, en la diversidad de la vida marina.

En principio, determinaron que las variaciones apreciadas no coinciden con los cambios o modificaciones naturales. En segundo término, compararon los datos obtenidos con un modelo previo, que simuló los océanos de la Tierra en dos escenarios posibles: uno con la adición de gases de efecto invernadero y otro sin este agregado. De acuerdo al escenario con gases de efecto invernadero, se predijo una tendencia significativa a cambios en el color del océano en aproximadamente el 50 por ciento de la superficie de los océanos del planeta. 

Estos resultados simulados son prácticamente idénticos a aquellos que muestran los datos satelitales del mundo real en las últimas dos décadas, que marcan variaciones en el 56 por ciento de las masas oceánicas. “El color de los océanos ha cambiado, y estas variaciones reflejan cambios en las comunidades de plancton, que impactarán en la totalidad de la vida oceánica. También cambiarán la cantidad de carbono que absorberá el océano, porque los diferentes tipos de plancton tienen distintas capacidades para hacerlo. La actividad humana ha influido en esto, y debemos tomar el tema con seriedad”, concluyó en el comunicado la investigadora Stephanie Dutkiewicz, una de las autoras del estudio. 

Referencia

Global climate-change trends detected in indicators of ocean ecology. B. B. Cael, Kelsey Bisson, Emmanuel Boss, Stephanie Dutkiewicz and Stephanie Henson. Nature (2023). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-023-06321-z