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Los guardias civiles ocultaron los tiros al coche hasta que el conductor los denunció

Varios de ellos justifican el uso del arma por la situación de peligro que se generó

Daños en el Audi RS5 tiroteado en Marratxí por el impacto contra uno de los vehículos policial. DM

Los ocho agentes de la Guardia Civil que participaron en la persecución al coche tiroteado en Marratxí no informaron oficialmente de lo ocurrido hasta que el conductor presentó la denuncia siete días después. El autor de los disparos, imputado ahora por un delito de daños, les contó esa misma noche que había utilizado el arma de forma «disuasoria» y apuntando al suelo y los otros siete sostienen que no oyeron las detonaciones, según afirmaron ayer ante la jueza. Algunos valoraron que el uso del arma fue proporcional a la situación de riesgo que se generó cuando el turismo se dio a la fuga y embistió a uno de los vehículos policiales. El cabo que dirigía al grupo elaboró un informe horas después relatando la persecución y la huida, sin hacer mención a los tiros. Una omisión que tanto la propia Guardia Civil como el juzgado de instrucción están investigando. En su descargo, el mando asegura que cuando redactó el documento todavía no había sido informado de ello.

La denuncia del propietario del coche tiroteado, presentada el 14 de mayo, llevó al área de Delitos Contra las Personas de la Policía Judicial de la Guardia Civil a abrir una investigación de inmediato. Había transcurrido ya una semana desde el incidente sin que ninguno de los agentes informara oficialmente del tiroteo. Apenas 24 horas después de recibir la denuncia, los ocho implicados fueron llamados por los agentes del instituto armado encargados de las pesquisas. El agente que supuestamente disparó fue citado como investigado y se acogió a su derecho a no declarar. Debe comparecer ante la magistrada en los próximos días.

Los otros siete ofrecieron versiones similares de lo ocurrido, ratificadas ayer ante la jueza de instrucción. Según explicaron, en la noche del 8 de mayo se encontraban en la zona de Marratxí, patrullando a bordo de tres vehículos de la Guardia Civil. Hacia las diez y media de la noche vieron, en la rotonda que une el Segundo Cinturón y la carretera vieja de Inca, un coche circulando «a gran velocidad» y «de forma temeraria y agresiva». El cabo decidió ir tras él para identificar al conductor y comenzó una persecución.

El Audi RS5 se dirigió hacia el aeródromo de Son Bonet, donde uno de los tres coches del instituto armado se puso a su lado, con claras indicaciones al conductor para que se detuviera. El coche, sin embargo, continuó circulando y el vehículo policial le cerró el paso para interceptarlo.

Según las declaraciones de estos siete guardias, el Audi RS5 dio entonces media vuelta y emprendió la huida a toda velocidad. Los otros dos vehículos de la Guardia Civil trataron de cerrarle el paso, pero el conductor esquivó a uno de ellos e impactó contra el otro antes de fugarse definitivamente.

Los guardias afirman que no oyeron los tiros, uno de los cuales atravesó la luna trasera y quedó incrustado en un reposacabezas, ni supieron en ese momento que su compañero había disparado. Argumentan que había ruido por las sirenas de los vehículos policiales y llevaban las ventanillas subidas. El supuesto autor de los disparos no les contó lo sucedido hasta horas después, afirmando que había tirado de forma «disuasoria» y para entonces la exposición de hechos -el documento policial que relata el incidente- ya estaba redactada. Por eso, alegan, no aparecen reflejados en este informe los disparos.

Varios de los guardia consideraron que el uso del arma de fuego estuvo justificado, ya que el Audi RS5 estuvo a punto de arrollar a uno de los guardias y embistió a uno de los vehículos, pero otros prefirieron no valorar la necesidad de los tiros.

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