El incendio declarado este viernes en s'Albufera quedó ayer extinguido tras arrasar 438 hectáreas de cañizo, casi todas en el parque natural. Es el fuego más devastador registrado en Mallorca desde el año 2013, cuando ardió la Serra de Tramuntana desde Andratx a Estellencs. Un desastre ecológico cuyo origen no está todavía claro, aunque todos los indicios apuntan a una acción humana intencionada o negligente. Los técnicos del Govern analizarán a partir de hoy las consecuencias exactas de la catástrofe.

A vista de pájaro, s’Albufera presenta una enorme herida negra. Ha ardido una cuarta parte de la superficie del área protegida; 400 de sus 1.646 hectáreas han sido pasto de las llamas. Tres viviendas han quedado completamente arrasadas y otras dos han sufrido daños.

 La lluvia que cayó de madrugada, unos diez litros por metro cuadrado, fue un gran aliado para los bomberos. Después de 42 horas de trabajos desde que el viernes por la tarde se detectó el incendio, ayer a mediodía se dio por controlado y se rebajó el nivel de gravedad. A las cinco y media de la tarde, los especialistas dieron el fuego por extinguido. 

A partir de hoy, los técnicos empezarán a evaluar sobre el terreno la magnitud del desastre, según explicó el conseller de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir. La vegetación afectada es cañizo, con un alto poder de recuperación, pero está por ver cómo ha afectado el incendio a la fauna de la zona.

Mientras tanto, los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y los expertos de la conselleria siguen trabajando para aclarar el origen del incendio. De momento, solo hay sospechas y ni siquiera está confirmado el punto exacto donde se inició. Las primeras pesquisas apuntan a que el fuego no fue fortuito, sino provocado de forma intencionada o imprudente. Los investigadores buscan testigos para aclarar lo sucedido.

Zona afectada por el incendio en s'Albufera