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Miguel Vicents

La albufera degradada

El incendio en el Parque Natural de la Albufera de Mallorca es una fatalidad ocurrida en el peor día del año para apagar un fuego, con rachas de viento que superaban los cien kilómetros por hora en plena noche y multiplicaban la velocidad de propagación de las llamas. Es también un desastre ecológico de proporciones incalculables, por la rica biodiversidad de la zona y su importancia en las rutas migratorias de aves. En la Albufera de Mallorca pasan el invierno cada año del orden de once mil aves de cincuenta y seis especies diferentes, un número que va descendiendo paulatinamente por los inviernos cada vez más cálidos de la isla, la presión creciente que sufre el entorno, la paulatina degradación de la calidad de las aguas del humedal y la falta de recursos económicos, dotación humana y planes actualizados de actuación que sufre el parque natural, una carencia que es común a todas las demás áreas protegidas de Mallorca por la falta de voluntad del Govern. Además, no es el primer incendio ocurrido en la zona. En el pasado la Albufera ha sufrido fuegos de diversa consideración en septiembre de 2016, en diciembre de 2007 y en agosto de 1998.

Baleares es la comunidad cuya inversión más ha crecido desde el año 2009 en Educación, Sanidad y Servicios Sociales. Pero su gestión medioambiental empeora cada año. El desastre de la Albufera podría repetirse por un accidente fortuito en todas las reservas y parques naturales de Mallorca y la conselleria de Medio Ambiente no podría hacer nada más que lamentarse, porque en las áreas protegidas demasiado a menudo niega inversiones necesarias, reduce efectivos humanos y obliga a trabajar con planes caducados. Los accidentes no se pueden prever, pero sí es posible minimizar sus efectos si hay voluntad para ello.

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