El centro de Christchurch quedó reducido a escombros tras el grave terremoto de 6,3 grados Richter que azotó la segunda ciudad más grande de Nueva Zelanda. Sus habitantes quedaron en estado de shock: 65 muertos, cientos de heridos, decenas de personas atrapadas bajo los escombros y escenas propias de una guerra.

Desde la torre de la catedral de la ciudad, de más de 100 años de antigüedad, solo se veían montones de escombros. Las ruinas son un triste símbolo de la devastación provocada por el terremoto.

Hasta tarde en la noche se podían escuchar los gritos de los atrapados entre las ruinas, relataban los testigos.

La alemana Sabine Cook se encontraba fuera en su automóvil y se sintió "como en el puño de un gigante, perdiendo totalmente el control". Los habitantes de la ciudad y visitantes reaccionaron con un enorme sobresalto cuando a las 12:51 (hora local) el suelo tembló con granviolencia.

Numerosas casas, oficinas y tiendas se derrumbaron, entre ellas la catedral en el centro de la ciudad, de 400.000 habitantes, situada en la Isla Sur de Nueva Zelanda. El seísmo originó incendios en muchos puntos del centro de Christchurch, provocando el caos y desatando el pánico. Mucha gente salió a las calles en busca de ayuda, mientras personas heridas corrían desorientadas de un lado a otro.

Muchas calles se inundaron por la rotura de tuberías y en algunos lugares el suelo se elevó hasta un metro. Alrededor del 80 por ciento de la ciudad se quedó sin electricidad y sin agua, mientras las autoridades llamaban a recoger agua de la lluvia. Las chimeneas los cristales de las ventanas podían verse esparcidos por las calles, contaba una testigo, que hablaba de daños indescriptibles.

El Ejército acudió a asistir a la policía y los bomberos en las tareas de rescate de eventuales supervivientes. Los bomberos hicieron uso de grúas gigantes para remover los escombros.

En el edificio de la televisión 50 personas permanecían atrapadas, y otro medio centenar en unos grandes almacenes. La policía habló de un accidente tras el choque de dos autobuses.

Los equipos de rescate no tenían suficientes ambulancias, con lo que utilizaron otros vehículos para llevar a los heridos al hospital, además de instalar hospitales de campaña en las calles. Su trabajo se vio dificultado por las réplicas, la más fuerte de hasta una magnitud de 5,7. Algunos heridos fueron trasladados a Auckland.

Unas 2.000 personas se encontraban en albergues provisionales tras perder sus casas o no poder acceder a ellas.

El país recibió ayer las primeras ofertas de ayuda de Australia, Japón y Estados Unidos.