POLÉMICA EN LAS SALAS

Contrabando de palomitas en el cine: "O nos entrega el paquete, o avisaremos a la policía"

Una sala de Vigo obligó a un espectador a entregar sus palomitas adquiridas fuera del establecimiento

Advirtieron incluso con llamar a la policía y cuentan con un guardia jurado para este tipo de situaciones

Las palomitas de maíz fueron el detonante de un incidente en un cine de Vigo.

Las palomitas de maíz fueron el detonante de un incidente en un cine de Vigo. / Cedida

David López Frías

Se han vuelto a poner las cosas complicadas con el problema del contrabando en Galicia. Ahora no es una cuestión de tabaco o drogas, como en la época de los narcos que nos contaba Nacho Carretero en Fariña. Tampoco de marisqueo ilegal, problema recurrente en la región. Esta vez se trata de algo aún más controvertido: las palomitas de maíz.

Un ejemplo práctico: el pasado miércoles 12 de julio, un vecino de Vigo experimentó en sus propias carnes la dureza con la que se está controlando ahora el trasiego no controlado de paquetes de palomitas de maíz en los cines. En la Sala Yelmo de Vigo, dos responsables de la sala y un guardia jurado acabaron poniéndole en la encrucijada: "O nos entrega ese paquete, o tendremos que avisar a la policía".

La víctima del surrealista incidente fue Miguel López, más conocido como El Hematocrítico. Un escritor y humorista gallego, muy popular en redes sociales, que ha hablado con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, para explicar la una inocente visita al cine acompañado de un montón de niños que fueron a ver una película infantil y que vieron como la excursión acarreó una tensa situación.

Sesión de tarde

"Fuimos 13 personas a los Cines Yelmo de Vigo, cinco adultos y ocho menores, para ver la película "Ruby, aventuras de una kraken adolescente" a la sesión de las seis de la tarde. Algunos compraron palomitas y bebida en el cine y otros las llevábamos de casa. Los precios de las palomitas allí en el cine están por las nubes y pueden costar entre 6 y 9 euros", explica el escritor a este diario.

Él fue uno de los que introdujo snacks de fuera del establecimiento. Por la carestía del producto en el bar del cine y porque ya había abordado en alguna ocasión el tema en sus redes sociales. Fue el pasado 5 de abril, cuando acudió a los mismos cines y se encontró con un cartel colocado por la empresa que decía lo siguiente:

"Teniendo en consideración que disponemos de servicio de bar en este establecimiento y al amparo de lo previsto en la normativa autonómica de aplicación, concretamente en el artículo 13.3 de la Ley 10/2017, de 27 de diciembre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de Galicia, la compañía no permite el acceso a estas instalaciones con alimentos y/o bebidas adquiridas fuera de YELMO, reservándose por tanto el derecho de admisión".

Miguel López lo colgó en sus redes sociales con la pregunta: "Pero, ¿esto es legal?". El tuit obtuvo más de 300.000 impactos y obtuvo respuestas de todo tipo. La mayor parte de ellas, asegurándole que no era legal, que probablemente estaba frente a una cláusula abusiva. Pero todo quedó en eso, en elucubraciones de Twitter.

Contrabando de maíz

Tres meses después, en el marco de esta excursión con menores al cine, Miguel decidió comprar sus palomitas antes de entrar en el cine y meterlas en su mochila. Y fue durante los trailers previos a la proyección cuando un empleado de los cines reparó en que en la sala había palomitas ajenas y se dispuso a impedirlo. Irrumpió en las filas ocupadas por los miembros de esta expedición y les hizo saber que no podían consumir palomitas adquiridas en otros lugares.

El incidente escaló, dado que Miguel se negó en primera instancia a entregar el botín que, según el empleado del cine, "había introducido escondido en la mochila", como si de una sustancia estupefaciente se tratase. El empleado recurrió entonces al encargado de la sala, que hizo su aparición acompañado de un guardia jurado. Guardia que, por cierto, "han contratado expresamente para este tipo de situaciones, según me comentaron durante la discusión", declara El Hematocrítico.

"Yo tenía muchas ganas de ver el trailer de las Tortugas Ninja, pero con el episodio este me lo perdí", bromea ahora Miguel en conversación telefónica con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. El motivo fue que se vio obligado a departir con estos representantes del cine, que le obligaban a entregar el alijo de palomitas si quería permanecer en la sala.

Entra la policía

"Si no me las entrega, tendré que avisar a la policía"; fue la advertencia del responsable de la sala a Miguel. Y fue entonces cuando él, que hasta entonces había actuado con toda la incredulidad del mundo, decidió coger el toro por los cuernos y contraatacar: "Pues si es así, ya los llamo yo", contestó. Y telefoneó al 092, a la Policía Local de Vigo, para trasladarlse el incidente y esperar instrucciones.

En la Policía Local contestaron, pero tampoco ofrecieron muchas soluciones. "No sabían qué decir", cuenta Miguel, ilustrando la estupefacción de los agentes ante un caso tan controvertido e inédito hasta la fecha. Le explicaron que si ya había accedido al recinto con estos alimentos adquiridos, lo único que quedaba era que negociasen entre las partes. "Le pueden prohibir el paso al cine. Pero si ya ha accedido, ahora sólo queda que se pongan de acuerdo".

Fue entonces cuando Miguel decidió no prolongar más la absurda situación que se había generado. Entregó el ansiado botín a los encargados de la sala, se acomodó de nuevo en su butaca, vio la película entera y, al salir, procedió a escribir una hoja de reclamaciones por el incidente. "También me he puesto en contacto con ellos, con Cines Yelmo, pero no me han contestado".

El cine y la ley

Tampoco hemos obtenido respuesta desde EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. A los requerimientos de este periódico, nos ha contestado la empresa externa que tiene contratada Cines Yelmo para llevar a cabo las tareas de prensa y comunicación. Su respuesta es que no han obtenido ninguna versión de los cines, y que la enviarán si al final la tuviesen.

También nos hemos puesto en contacto con Rubén Sánchez (FACUA), que explicó que "lamentablemente la normativa autonómica gallega en la materia permite que a una persona se le pueda prohibir el acceso a un establecimiento de este tipo [con comida no adquirida en el local], salvo que sea un problema de alergias o intolerancias alimentarias. Solo en esos casos se les permitiría acceder con productos que no tuviera el establecimiento por ese motivo".

Se refiere, tal y como nos han contestado desde el Departamento de Comunicación de Economía de la Xunta de Galicia, a que "en el conjunto de España, diferentes sentencias judiciales han ratificado la posibilidad de que las salas de cine puedan impedir el acceso con comida y bebida del exterior. En todo caso, deben informar previa y explícitamente de estas limitaciones, además de cumplir con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley 10/2017, de 27 de diciembre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de Galicia, que dice lo siguiente:  

"En caso de que se ofrezcan bebida y comida en los espectáculos públicos o actividades recreativas en aquellos establecimientos en que su actividad comercial principal no sea la hostelería y no pudiera garantizarse la oferta de productos para personas con intolerancias o alergias alimentarias, o la contaminación cruzada de los alimentos disponibles para la venta, no podrá impedirse el acceso con el mismo tipo de alimentos especiales para estas personas".

El incidente de las palomitas que protagonizó Miguel ha sido el que ha tenido mayor repercusión mediática, por la relevancia del protagonista. Pero, tal y como explican otras fuentes desde Vigo a este diario, "no ha sido el primero ni el más grave. Incluso se ha registrado algún disturbio con esto. El hecho de que hayan puesto a un guardia jurado se debe a eso". La guerra del contrabando de palomitas de maíz, en Vigo, está servida.