Fútbol

El RCD Mallorca cambia el chip

Los bermellones confirman en el Bernabéu su evolución a un equipo mucho más fiable en defensa, dejando menos espacios, y con un mayor dinamismo en el centro del campo, sobre todo tras la apuesta por Morlanes, para generar peligro en ataque

Once del Mallorca que jugó en el Bernabéu.

Once del Mallorca que jugó en el Bernabéu. / RCD Mallorca

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

El entrenador y los jugadores son los mismos, pero el equipo es otro. El Mallorca ha cambiado el chip y, a pesar de la derrota en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid (1-0), está experimentando una evolución que le está haciendo crecer en su juego. Eso ya se está notando en los resultados de las últimas jornadas, más allá de que pueda entrar dentro de la lógica caer frente al líder. Los bermellones ya parecen otros a la hora de defender y de construir, y lo mejor es que queda mucho tiempo por delante para ir a más.  

El encuentro ante el campeón de invierno no dejó puntos en la clasificación, pero sí reforzó un camino que alimenta las esperanzas de vivir una segunda vuelta relativamente tranquila para firmar la salvación. «No me puedo ir contento porque hemos perdido, pero sí orgulloso. Es la línea a seguir en un equipo humilde pero muy trabajador, un buen grupo humano. Hoy, perdiendo, ganamos algo», repitió el técnico Javier Aguirre en la sala de prensa del feudo blanco. Y tiene razón. Porque el Mallorca ya se fue de vacaciones con un buen sabor de boca, tras haber sumado nueve puntos de quince posibles, pero sobre todo después de haber brillado tumbando a Osasuna en Son Moix (3-2).

La puesta en escena ante el Real Madrid fue muy buena de principio a fin. El plan del preparador mexicano salió casi a la perfección porque incomodó a los de Ancelotti, apenas les dejó espacios y después tuvo capacidad para salir al ataque con cierto peligro. Incluso por momentos, como en los primeros veinte minutos de la segunda parte, fue superior, pero el fútbol son goles y ahí el Mallorca se frustró con los palos en los remates de cabeza de Antonio Sánchez y el disparo de Samú Costa. Rüdiger marcó las diferencias con un certero testarazo que, como mínimo debería haberse revisado en el VAR porque el alemán se aprovechó de un fuerte placaje de Carvajal a Raíllo.

Personalidad

Pero más allá de lo que sucediera en esos noventa minutos, la realidad es que el Mallorca está mostrando personalidad en sus últimas apariciones. Está lejos de las prestaciones de la pasada campaña, pero es evidente que ha dado un paso hacia adelante. Y eso se refleja en que es mucho más fiable en defensa, sobre todo gracias al regreso de Raíllo, pero también al buen momento que atraviesan Nastasic y Gio, que rinde en cualquier posición en que le ubiquen. 

Ahora el Mallorca tiene las líneas más juntas, cubre mejor los espacios y deja menos huecos al adversario. Y eso se traduce en que Rajkovic, que vuelve a estar a un gran nivel, tiene menos trabajo. Sin embargo, quizá su mayor evolución se ha notado en el centro del campo con la entrada de Morlanes. El centrocampista ha enviado al banquillo a Darder gracias a su capacidad de trabajo, rodeado por los incansables Samú Costa y Antonio Sánchez, pero también por su dinamismo. Es una solución para sus compañeros, una vía de escape que proporciona más movilidad y criterio a la sala de máquinas. Ahora tiene más el balón e incluso sorprendió que ante el todopoderoso Real Madrid superara el cuarenta por ciento de posesión. El aragonés le está cambiando la cara a una zona que echa de menos a Galarreta y en la que Aguirre no había dado con la tecla.

Y los carrileros, que la pasada campaña hacían tanto daño, deben tener un mayor protagonismo, y de momento, en el caso de Maffeo, solo se ve a cuentagotas. Sin Muriqi, el ataque es mucho más débil, pero lo cierto es que los baleares son capaces de generar un peligro que no siempre saben aprovechar, uno de los grandes problemas que arrastran. Buscan espacios con la intensidad de Dani y la velocidad de Larin, pero falta puntería. Hay margen de sobra para solucionarlo.

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