Fútbol

Un grandioso Mallorca desperdicia una inmejorable ocasión en el Bernabéu

Un gol de Rüdiger a los 77 minutos a la salida de un córner, en el que pudo haber falta sobre Raíllo, tumba al equipo de Aguirre, que firmó dos palos y consiguió empequeñecer al Real Madrid (1-0)

Ricard Cabot

Ricard Cabot

Rüdiger, un defensa, salió al rescate del Real Madrid ante un grandísimo Mallorca, que se fue de vacío del Bernabéu pero que, sin duda, ha crecido como equipo. Mereció mucho más el equipo de Javier Aguirre, que entró al partido con las ideas muy claras. Solo su falta de definición en ataque y el cansancio en los últimos minutos impidieron que los rojillos regresaran al menos con un punto. El gol del central alemán a quince minutos del final, precedido de una posible falta de Carvajal sobre Raíllo -el agarrón existe, pero difícilmente se pitan este tipo de acciones- fue la puntilla a un equipo que ya hacía muchos minutos que resistía las acometidas, desordenadas eso sí, del equipo de Ancelotti.

Y eso que el Mallorca cuajó una dignísima primera parte. Lo mejor que se puede decir del equipo de Javier Aguirre es que no fue inferior a su ilustre rival, que se tomó el partido como un día más en la oficina pero que a medida que pasaban los minutos y nada bueno les sucedía, empezaron a ponerse nerviosos. Vinicius, que reaparecía tras mes y medio de baja, dejó su parsimonia de los primeros minutos y empezó a mostrarse como el jugador que es, protestón, tramposo en las caídas, provocador, ventajista y, también, hay que reconocerlo, temible ante la portería rival, como el disparo que obligó a Rajkovic a realizar la parada de la tarde en un vuelo espectacular.   

Aguirre pedía en la víspera personalidad a sus jugadores. Y no se puede negar que no la tuvieran. Contra lo que no se puede luchar es con las limitaciones, que son muchas en los rojillos. El planteamiento parecía claro, no complicarse la vida con el balón y enviar pelotazos a Larin, demasiado solo. Únicamente Morlanes, que parece que se ha hecho con un hueco en el centro del campo en detrimento de Darder, ponía el toque de calidad, como un gran centro a Larin que el canadiense no aprovechó. Morlanes dio un recital en el Bernabéu. Se consagró como el buen futbolista que siempre se intuía pero que, por el motivo que sea, no acaba de explotar. 

La primera parte pudo acabar con sorpresa si el cabezazo de Antonio en el minuto 41 no hubiera impactado en el larguero, con Lunin batido. El balón botó sobre la línea de gol, pero no llegó a sobrepasarla. Larin también la tuvo en el tiempo extra de esta primera parte, pero su remate fue desviado. 

No había noticias del hombre de la Liga, un Bellingham desconocido y frenado por los mallorquinistas

La segunda empezó con el cambio de Lato por Van der Heyden en el lateral izquierdo. El belga, la gran novedad en la alineación de Aguirre, jugó condicionado por la amarilla que vio a los seis segundos por un codazo a Carvajal. Pudo haber visto la segunda en una falta sobre Rodrygo, y el mexicano ya no se la quiso jugar más y dio entrada a Lato.

Sin complejos

El Mallorca entró con la misma convicción a la segunda parte. Sin complejos. Y consiguiendo que las figuras del Madrid no aparecieran. No había noticias del hombre de la Liga, un Bellingham desconocido y anulado por Raíllo y Nastasic; de Rodrygo, de Valverde o Kross, incapaz de dar uno de sus medidos centros en condiciones. Ni por supuesto de Vinicius, sustituido por Brahim al cuarto de hora de la segunda parte. El partido era de los rojillos, que jugaba sus mejores minutos. En el 53 Samú remató al poste izquierdo de Lunin, en otra clara ocasión del Mallorca, que seguía imponiendo el ritmo del partido.

Solo el cansancio, una desgracia o alguna genialidad de la pléyade de figuras blancas podía desequilibrar un marcador igualado pero que no hacía justicia a los méritos del Mallorca. La tuvo el Madrid en el 69. Rajkovic se lució ante Rodrygo y el despeje cayó a la cabeza de Brahim que, con todo a favor, remató al poste.

El equipo necesitaba oxígeno, y Aguirre se lo dio en el 72 con un triple cambio. Darder, Mascarell y Abdón entraron por Morlanes, Dani y Larin. Hasta que cinco minutos después Rüdiger marcó la diferencia con un cabezazo imposible para Rajkovic. El Mallorca no suma, pero gana confianza para afrontar lo que viene, que no es poco.