Fútbol

Son Moix se harta del RCD Mallorca de Aguirre

Los bermellones se marchan abucheados del campo tras firmar ante el Alavés otro decepcionante empate en un partido en el que han cuajado una esperpéntica primera parte y en el que Larin ha fallado dos claras ocasiones en la segunda (0-0)

Larin protege el balón durante el partido.

Larin protege el balón durante el partido. / rcdmallorca

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

Esto es insoportable. No está en descenso, pero es que no le hace falta para darse cuenta de que las alarmas están encendidas. La afición ha abucheado por primera vez al Mallorca de Javier Aguirre, que empieza a tener difícil defensa. Su equipo ha sido incapaz de vencer al Alavés y agrava su crisis de resultados, con una sola victoria en quince encuentros que le mantienen en puestos de salvación de puro milagro (0-0).

Es cierto que Larin, que no ha sido titular, ha dispuesto de dos claras ocasiones para marcar las diferencias en la segunda parte, pero el problema no viene de lo que haya sucedido en este encuentro ante un rival directo. Llueve sobre mojado y nada apunta a que la dinámica vaya a cambiar, sobre todo después de también empatar el miércoles en casa frente a un pobre Cádiz (1-1). Por eso se oyeron silbidos en el estadio, había motivos para ello. Un gol en los últimos seis encuentros evidencia que falta talento sobre el terreno de juego, pero también ideas en el banquillo. La pelota está sobre el tejado del director deportivo, Pablo Ortells, que es el siguiente que va a ser objeto de todas las miradas si la dinámica sigue así.

Lo mejor que le ha podido pasar al Mallorca es que al descanso no se haya ido perdiendo. Porque la primera parte ha sido un esperpento de principio a fin, con un equipo muy plano, impreciso con el balón y sin mostrar la más mínima idea de lo que había que hacer. La lentitud con la que movía el balón ha desesperado a los hinchas, que a la media hora ya han empezado a silbar. Y tenía motivos para ello.

Con este escenario el Alavés lo ha tenido muy fácil para sentirse cómodo y, sin hacer nada del otro mundo, crear cierto peligro. Un centro-chut de Gorosabel ha rozado en el larguero y en el rechace Luis Rioja ha disparado desde la frontal y ha obligado a Rajkovic a sacar la manopla. Y poco después Abqar no ha encontrado rematador en otra acción muy peligrosa. Del ataque de los locales no había ni rastro, mostrándose muy previsibles y sin buscar desmarques que pudieran sorprender. Era muy fácil para el rival. Gorosabel, otra vez, ha puesto a prueba al meta serbio, que ha blocado. Eso sí, llama la atención que hasta Rajkovic se ha contagiado de la inseguridad del resto del equipo.

Solo al final, y con una llegada de Antonio por banda y que no ha encontrado rematador, y un chut de Amath que ha rebotado en un defensa y se ha ido a córner, el Mallorca ha dado señales de vida. Pero cuando el árbitro ha pitado el final el público no ha dudado en manifestar su queja con abucheos. Había que espabilar de una vez.

Sale Larin al campo

Aguirre ha sentado a Antonio para introducir a Larin. Y Darder ha tenido la primera con un tiro seco que Sivera ha blocado, Ha sido el primer chut a puerta real y ha llegado en el minuto 49. Con el canadiense sobre el césped, ha dado la impresión que los baleares han tenido más intención de hacer daño. De hecho, el ariete ha probado fortuna con un disparo que se ha ido fuera y en el que se ha quejado de que el central le agarraba. Pero Figueroa Vázquez, con el que el Mallorca jamás ha ganado, no ha señalado penalti. Y después, tras un gran pase de Abdón, se ha plantado ante Sivera tras ganarle la espalda al zaguero, pero el meta le ha adivinado la intención. Ha sido la mejor oportunidad de todo el encuentro. Los silbidos se han convertido en aplausos en ese momento, algo había cambiado.

Morlanes, junto a Lato, ha entrado para dar más aire al centro del campo ante un Alavés que ya apenas pasaba el centro del campo. El punto ya le empezaba a parecer bueno a los vascos. Y a once minutos del final, Valjent le ha enviado un buen pase a Larin, que ha elevado la pelota ante la salida de Sivera, que ha atrapado la pelota. Otra oportunidad al traste. La pena es que en el tramo final el equipo no ha ido a más, ni siquiera con la entrada de Javi Llabrés. La ansiedad y los nervios han podido más que las ganas de poner el 1-0 en el marcador. Qué frustración. La vida sigue igual.