Primera División

Real Mallorca: Galarreta, un retorno doloroso

Íñigo Ruiz de Galarreta vuelve a Mallorca y a Son Moix este domingo defendiendo los colores del Athletic Club tras tres temporadas enamorando como bermellón

Cubrir su hueco en el centro del campo, una de las obsesiones para el director deportivo Pablo Ortells

Íñigo Ruiz de Galarreta se mide este domingo con el Athletic, su actual club, al Mallorca, su exequipo.

Íñigo Ruiz de Galarreta se mide este domingo con el Athletic, su actual club, al Mallorca, su exequipo. / DM

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

Tarde o temprano tenía que regresar a la isla para enfrentarse al Real Mallorca. Íñigo Ruiz de Galarreta vuelve este domingo (16:15 horas), enfundado en los colores del club de su vida, el Athletic Club, para medirse a la que ha sido su casa durante tres temporadas. Un partido especial y diferente tanto para el jugador como los aficionados bermellones, que vivirán en su propia piel tener como adversario a uno de sus ídolos de los últimos años. 

«Es un partido especial porque será volver a la isla donde he vivido tres años espectaculares, ver a compañeros que son amigos y con los que mantengo contacto. Va a ser especial y un partido bonito porque Mallorca ha sido donde más regularidad he tenido, donde mejor me he sentido y donde más he disfrutado del fútbol y de la vida», dijo ayer en rueda de prensa

Desde el momento en que se supo que Galarreta, que acababa contrato con el Mallorca el pasado junio, tenía una oferta del Athletic para unirse a sus filas, ya se empezó a digerir su adiós. Dieron igual las ofertas de renovación planteadas por la dirección deportiva. El mediocentro tenía claro cuál era su destino y no se movió de ahí. 

Lógico, ya que a cualquier jugador criado en Lezama le seduce la idea de volver a jugar en San Mamés ante su afición. Cada partido desde que Aguirre confirmó en rueda de prensa que el ‘4’ abandonaba la isla en verano supo a despedida. Ni un tachón a su actitud o esfuerzo desde entonces, algo que siempre le ha caracterizado en los tres años que ha jugado en el Mallorca. 

Fichado desde Las Palmas por 500.000 euros, su primera temporada de bermellón, la 2020/21, fue con Luis García en el banquillo y el equipo en Segunda División tras haber descendido el curso pasado. Junto a Salva Sevilla, formó un centro del campo imparable que llevó tranquilamente a los bermellones por la vía rápida a Primera División. 

De regreso a la máxima categoría, era un intocable hasta que el 20 de febrero, una entrada criminal del bético Víctor Ruiz le mandó al quirófano con una rotura de la plastia del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, una lesión que le mantuvo seis meses apartado de los terrenos de juego y que puso en serios apuros la permanencia del equipo. Una vez lograda, con Javier Aguirre en el banquillo, se recuperó en un tiempo récord y solo 188 días después ya volvía a vestirse de corto. 

Tan solo se perdió las dos primeras jornadas de Liga y, tras dos partidos en los que tuvo un papel testimonial en cuanto a minutos, volvió a lo grande al once. Igual que lo fue para García Plaza, Galarreta se volvió indispensable en el centro del campo. Sin él el equipo no carburaba y el balón pasaba a ser un desconocido para el resto de sus compañeros. 

Fueron 88 partidos entre las tres temporadas contando Liga y Copa del Rey en los que Galarreta se fraguó un nombre en los corazones de los mallorquinistas, a los que tan solo les quedó asumir su marcha y desearle la mejor de las suertes. «Jugar en Son Moix ha sido impresionante, increíble», reconoció en su carta de despedida. 

El reto de volver a casa era enorme, pero el mediocentro está cumpliendo más que de sobra con las expectativas. Titular indiscutible para Ernesto Valverde, lo ha jugado todo hasta la fecha en Liga y este domingo también lo hará de inicio ante el Mallorca y su afición, que a buen seguro le dedicará una ovación especial. «Ellos tienen un punto y la necesidad de puntuar, pero tienen un equipo muy completo, han fichado y se han reforzado muy bien», apuntó Galarreta. 

Ha sido un jugador diferente y sustituirle ha sido una de las grandes obsesiones del director deportivo Pablo Ortells. Para paliar su hueco en el centro del campo, ha traído a Omar Mascarell, Samú Costa y Sergi Darder, jugadores diferentes al vasco pero llamados a hacerle olvidar. Una tarea nada sencilla. 

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