«Colocar el animómetro». Eso es lo primero que, aseguró, haría Javier Aguirre nada más aterrizar en el vestuario del Real Mallorca. «Quiero ver cómo respiran, conocer sus ánimos y saber cómo se encuentran», reconoció el mexicano en la rueda de prensa de su presentación. Acompañado por el director de fútbol, Pablo Ortells, y el CEO de Negocios, Alfonso Díaz, Aguirre compareció a las 14:30 en la sala de prensa de Son Moix, una hora después del horario previsto, y lo primero que hizo el entrenador de 63 años fue pedir disculpas. «Ya sabéis cómo es el papeleo», bromeó.

El de ayer fue un día, sin duda, frenético para ‘El Vasco’. Aguirre aterrizaba en la isla a primera hora de la mañana y, tras un breve paso por el hotel donde asentará su base durante los próximos días, era citado en las oficinas del club para firmar su contrato. Toni Amor, su mano derecha, le acompañaba en dicha gestión. Después tocaba rueda de prensa y por fin, lo importante, conocer a sus jugadores, ponerles el termómetro y dirigir el primer entrenamiento de la era post-García Plaza.

«Estoy feliz por volver a la mejor Liga del mundo», aseguraba. «Siempre que he venido a Mallorca ha sido para enfrentarme al equipo, pero lo que he conocido hasta el momento me ilusiona. Aquí hay potencial y si algo me ha llevado a dar el sí es la calidad de este plantel», reconocía en su puesta de largo. 

Aguirre, que ha firmado hasta final de temporada con opción de un año más en caso de permanencia, aseguró que tardó «exactamente 4 minutos y 33 segundos» en aceptar la propuesta del conjunto bermellón. «Al final se juntaban el hambre con las ganas de comer. Yo estaba en paro y ellos buscando un entrenador. Mi representante es el que negocia todo, yo le digo lo que quiero y él intenta cerrarlo», admitía.

El mexicano, que con el paso de los minutos se fue soltando, reconoció sentirse «especialmente cómodo» en los momentos difíciles. «De todas formas, esto no es lo que se dice una situación desesperada. Estamos a un solo punto de distancia de la permanencia, nos hemos visto en peores», confirmó. «Lo que no es negociable, eso lo tengo claro, es que el equipo no muestre espíritu de lucha y garra. Es lo mínimo que una afición espera de sus jugadores. Quiero un equipo del que su gente se pueda sentir orgullosa», resaltó. 

El nuevo técnico del Mallorca evitó valorar, por el momento, el calendario que resta de aquí a final de la temporada, ya que «hacer las cuentas de la lechera, como se dice en España, al final sale rana». «Primero el Getafe y luego me centraré en lo que sigue», explicó. 

«He visto al Mallorca desde afuera. No quiero hablar de lo que se hizo en el pasado por respeto a mi colega. Ahora mismo no me preguntéis qué sistema usaré o quién jugará porque es difícil hacer un diagnóstico. Influyen muchas circunstancias en el resultado final. Quiero ver cómo están los jugadores y entonces ya podré hablar con algo más de poso», admitía. «De todas formas, Toni (Amor) nos ayudará mucho por su condición de local. Él seguía muy de cerca al equipo desde México y se pegaba muchos berrinches», admitía sobre su ayudante.  

Una de las primeras decisiones que tomó Aguirre tras aceptar su rol en el equipo fue la de cambiar la agenda más inmediata del equipo: «¿Que tenían libre este fin de semana? Pues la verdad es que no tenía ni idea. Yo creo que necesitamos aprovechar el tiempo. Si les estoy quitando un día libre, lo lamento, pero estamos en una situación complicada y creo que no estamos para regalar nada porque no nos sobra», zanjaba.