Ni siquiera la victoria aliviaría la preocupación, pero al menos sí serviría para pasar la Navidad fuera del descenso. El Mallorca necesita ganar hoy en Los Pajaritos para cerrar 2016 con una sonrisa, aunque no tenga motivos para estar feliz. Los bermellones deben cortar la racha de tres derrotas consecutivas para cambiar una dinámica peligrosa y que le ha llevado a estar en los puestos de abajo de la Liga 1/2/3.

El técnico Javier Olaizola, después de perder en su estreno en el banquillo en Almería (2-1), también precisa de una alegría para que su discurso tenga más credibilidad. El problema es que el Numancia, un rival directo para escapar del fuego, es un equipo incómodo y que tiene a Julio Álvarez como su gran referente. Está por ver si el preparador vasco introduce muchos cambios en el once que cayó en los Juegos Mediterráneos, pero lo que es seguro es que se quedaron en la isla por problemas físicos Santamaría, Salomao, Moutinho, Damià y Campabadal.

Por delante del meta Cabrero, que volverá a tener una oportunidad, presumiblemente estarán Company y Oriol en los laterales, y Yuste y Raíllo en el centro de la defensa. En el centro del campo las variantes se multiplican, ya que puede regresar al once Juan Rodríguez, que formaría un doble pivote con Juan Domínguez, por lo que eso desplazaría a Culio a la izquierda. En la derecha se ubicaría Lago Junior, mientras que en la punta de ataque Brandon es un fijo y Lekic y Dalmau se disputan la otra plaza. El balcánico, que marcó en Almería, parte con más opciones, aunque Olaizola no quiso dar pistas en su comparecencia del viernes.

En este caso, Pol Roigé, que no aprovechó su oportunidad, y el propio Dalmau regresarían al banquillo respecto al duelo de hace siete días. Un aspecto que puede condicionar el partido es el metereológico, ya que está previsto que la temperatura no alcance los tres grados a la hora que se juegue el partido, aunque no parece que vaya a nevar, como ha sucedido en otras ocasiones en este mismo escenario. Sin embargo, las excusas deben quedar en el vestuario porque un empate o una derrota dejaría al Mallorca hasta enero en puestos de descenso a Segunda B.

En el palco de Los Pajaritos estará el propietario del Mallorca Robert Sarver, que aprovecha un viaje por asuntos personales a Londres para ver en directo a su equipo. Una responsabilidad más para el grupo de Olaizola, obligado a conseguir los tres puntos por encima de la imagen que pueda ofrecer. El calendario avanza a pasos agigantados y, como en las últimas temporadas, el Mallorca ya mira hacia abajo para evitar caer en el pozo.