El Real Mallorca disputará hoy en el Nou Camp de Tarragona un partido psicológico. La situación del Nàstic, colista, mermado por las bajas y en serio peligro de quedar descolgado, invita a jugar con sus miedos y emociones. Sobre el papel, el grupo de Fernando Vázquez tiene una inmejorable oportunidad para cosechar la primera victoria a domicilio de la temporada y enlazar dos triunfos consecutivos que le afiance en la zona templada de la clasificación.

Esa es la teoría, pero ya se sabe que la sorpresa es marca de la casa en una categoría que no entiende de lógica. El Mallorca, un equipo desdibujado cuando juega lejos de Son Moix, va a tener que disputar un partido muy completo para rescatar los tres puntos de un campo en el que solo ha ganado un visitante.

La principal incógnita del once bermellón se focaliza en la portería. Roberto Santamaría regresó ayer a la convocatoria después de más de un mes de baja por lesión, por lo que amenaza la titularidad de Jesús Cabrero. Ambos porteros se han mostrado resolutivos cuando han tenido la ocasión de jugar, pero Vázquez no ha querido dar pistas sobre sus preferencias.

Hay menos dudas sobre cómo el técnico gallego resolverá la importante baja de Culio. Previsiblemente echará mano de Damià, que se asociará en el centro del campo con Juan Domínguez y Juan Rodríguez. La alternativa es jugar con un doble pivote sin el mallorquín y una defensa con tres centrales más dos carrileros de largo recorrido.

Una plaga de bajas

Aguarda el Nàstic, una sombra de aquel equipo que la pasada temporada culminó un brillante curso disputando la promoción de ascenso. El bloque de Vicente Moreno no conoce la victoria después de once jornadas, y para colmo se presenta al partido con una decena de bajas entre futbolistas sancionados y lesionados.

El conjunto ´grana´ vive una situación de emergencia deportiva, considera el partido una final y apela a su afición para conquistar una victoria que les dé oxígeno. Los catalanes suman seis puntos, están a cinco de la salvación y no pueden permitirse ampliar la brecha todavía más.

Vázquez sueña con que su equipo se adelante en el marcador y siembre el pánico en las filas del Nàstic. La idea es jugar con la presión y la angustia de un adversario que no da con la tecla y empieza a perder la fe.

La victoria supondría un punto de inflexión para el Mallorca. Escalaría varias posiciones en la clasificación y aguardaría con la moral reforzada la visita del Zaragoza, otro equipo en crisis, el próximo sábado en Son Moix.

Pero lo primero es asaltar esta tarde el Nou Camp de Tarragona y dar así el primer golpe de autoridad de la temporada. Lo contrario conduciría a la enésima decepción.