El Real Mallorca se somete hoy al juicio de un mallorquinismo exasperado por una crisis deportiva que hace tiempo rebasó el límite de lo tolerable. Las dos últimas goleadas (4-0 ante el Levante en Liga y 0-5 frente al Sevilla en Copa) han echado por tierra la imagen de unos futbolistas y un cuerpo técnico impotente para detener la hemorragia de puntos y que pone la guinda a cada derrota con falsas promesas de mejoría.

El rival a batir esta vez es un Athletic de Bilbao que ha recibido unas cuantas bofetadas esta temporada, la última el miércoles al ser apeado de la Copa del Rey a manos del Eibar, un Segunda B. Es un duelo de dos equipos en estado crítico. Deprimidos, faltos de confianza y aguijoneados por conflictos de despacho.

El conjunto vasco es un pálido reflejo de lo que fue la pasada temporada. Sin Javi Martínez, con un Fernando Llorente marginado y deseoso de cambiar de aires, y un Marcelo Bielsa que ha perdido parte de su hechizo entre sus futbolistas y la afición.

En ambos clubes se oye mucho ruido institucional, pero los bilbaínos pueden presumir al menos de una temporada un poco más digna en la Liga gracias sobre todo a un Aritz Aduriz que ha evitado con sus goles unos cuantos naufragios. En su regreso a San Mamés, el exmallorquinista vive una segunda juventud, una de las pocas noticias positivas para el Athletic esta temporada.

El delantero dejó un grato recuerdo en las dos temporadas que jugó con la camiseta bermellona. Se reencontrará con un Caparrós que le declaró transferible y que está en sus horas más bajas como entrenador; del Mallorca y de Primera División.

La continuidad del utrerano está asegurada pase lo que pase en el partido de hoy. Le apuntala un Llorenç Serra Ferrer que sigue considerando que es el entrenador más indicado para revertir la situación. No le tiene tanta confianza un vestuario del que se ha distanciado y una grada que el miércoles sacó los pañuelos por primera vez.

El club regalará una entrada a cada socio, por lo que el número de espectadores que acudan a Son Moix superará ampliamente los 4.000 que fueron testigos de la humillación ante el Sevilla.

Tanto el cuerpo técnico como los futbolistas han pedido el apoyo de la afición durante el partido. Pero saben que han agotado casi todo el crédito y que una nueva derrota se traduciría en una sonora protesta y un divorcio muy parecido al que se vivió en los últimos meses de la gestión de Vicenç Grande.

Con casi toda probabilidad Caparrós ubicará a Nsue en el lateral diestro en perjuicio de un Ximo errático dentro y fuera del terreno de juego. Un cambio que abrirá a Arizmendi las puertas de la titularidad.

Mallorca y Athletic medirán la profundidad de sus respectivas crisis, y el uno tratará de aprovechar la depresión del otro para ganar y recibir un balón de oxígeno.